Estreno de Teatro Taller

Julio Beltzer y su “Hombre quieto”

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El afamado hombre de teatro santafesino presentará su nueva obra en una temporada que se iniciará el sábado 8, en la Sala Marechal del Teatro Municipal. Foto: Luis Cetraro

 

Roberto Schneider

Contundente, de entrada nomás, uno de los nombres grandes del teatro santafesino, Julio Beltzer, nos cuenta que su nueva obra -que se estrenará el sábado 8, a las 22, en la Sala Marechal-, “Hombre quieto” es la historia de un intelectual oriundo de una capital de provincia, lugar de donde nunca se ha movido. Este hombre quieto, atravesado, entre otras cuestiones, por su formación académica y familiar, junto con la carga cultural de su tiempo, decide un día moverse para viajar a Santiago de Compostela con un claro objetivo, pero un desperfecto en el avión demorará el viaje en un aeropuerto equivocado.

Durante algunas horas que se parecen a la eternidad, Álvaro Núñez alucinará en ese “no lugar”, con personajes de su vida y su novela familiar y con otros de la literatura universal, como Santa Teresa de Jesús; el joven Tadzio, de “Muerte en Venecia”; una azafata (inspirada en las mujeres del cine de Fellini); un grupo de discípulas que lo acompañan en su afiebrado periplo para expresarle su admiración y rendirle un homenaje y un comisario de a bordo que se cruza con el Demian de Hesse. Finalmente, Alvarito Núñez tomará otro avión pero... ¿adónde?

La creación

Sobre esta línea argumental trabajó y fue escribiendo Beltzer su “Hombre quieto” durante casi una década -entre el 2001 y la actualidad, naturalmente con varias interrupciones- probando escenas y variantes con los actores que pasaron por Teatro Taller en las diferentes etapas de construcción del texto.

“No es una postura -puntualiza a El Litoral- mencionar esta cuestión porque definitivamente mis procesos en dramaturgia son muy prolongados. La escritura es para mí un proceso largo y trabajoso. Muchas veces parto de la imagen de una persona que jugó un rol decisivo en mi vida, a la que involucro en diferentes situaciones, a veces sugeridas por el cine o la literatura, o le agrego matices de mis propias obsesiones, hasta que, poco a poco, se va forjando un personaje y un relato genuinamente de ficción. Lograr conferir consistencia dramática a un texto me resulta sumamente arduo. Algunas veces la línea de acción se orienta hacia un punto muerto, y es necesario volver atrás para volver a encontrar al personaje y su situación.

“Otra instancia tiene que ver con encontrar el registro lingüístico de los distintos personajes, que sus palabras puedan representarlos en sus diferencias y al mismo tiempo que puedan fluir naturalmente de la situación en la que están inmersos. De cualquier manera, por obsesivo, corrijo y corrijo antes de presentar al elenco un material escrito que, de todos modos, sé que volverá a modificarse en el proceso de la puesta en escena, en la interacción con los actores, escenógrafos, vestuaristas... y está bueno que así sea”.

“La Rosa”, obra estrenada en 1990, fue una experiencia de características similares a esta. Era un relato que rondaba a Beltzer desde la infancia con varias escrituras previas, de años, hasta llegar a la versión definitiva. Otro caso fue “El secreto de la luna” (1998), que tenía su andamiaje textual en recuerdos de su adolescencia. “En esa oportunidad se cruzaron el mito y la novela familiar. Este ‘Hombre quieto’, este nuevo y viejo material, ha sido macerado durante casi una década y es una nueva experiencia del mismo tipo. Aquí conviven una historia recreada de un querido maestro en las letras y en el teatro que tuve allá por los setenta con elementos de mi propia novela como siempre digo y situaciones totalmente de invención, de pura ficción, sin asideros en lo propio o lo conocido. Lógicamente, estas imágenes dramáticas, de algún lado, surgen. Quizás, desde los desechos de los textos literarios que he leído, de las películas vistas o que me contaron. De relatos... O de lo fantaseado. Y para mí este hecho es un triunfo. Ha sido siempre una dura lucha desprenderme del referente concreto que no me aprisione poniéndome un techo a la imaginación. En esta oportunidad creo que he logrado un punto de avance, lo que me da una verdadera satisfacción”.

Los hacedores

En la puesta de “Hombre quieto” participan como actores Oscar Kurtz, Eduardo Borgonovo, Danilo Monge, Sandra Fernández, Claudia Paz Hernández Melville, Natalia Di Pascuale, Patricia Leguizamón y María Eugenia Ludueña. A Beltzer le interesa mencionar especialmente a todos los que de una u otra manera han participado en la realización de esta propuesta: Luis Borgonovo y el personal del Teatro Municipal tuvieron a su cargo la realización del dispositivo lumínico. El vestuario y la propuesta de maquillaje llevan la firma de Osvaldo Pettinari. La escenografía fue ideada por Oscar Kurtz y J. Beltzer y su realización pertenece a Oscar Peiteado y el personal del Teatro. La banda sonora original fue creada por Memo Beltzer. El rol de asistente de dirección fue cubierto por Diego López, quien además realizó el diseño de programas y afiches, la compaginación de la banda sonora, y diseñaron juntos el espacio escénico y la planta lumínica. La fotografía es de Mauro Cappadoro.

El equipo de trabajo de “Hombre quieto” se completa con los operadores técnicos Diego Tomás y Damián Bojorque en luces y sonido. Producción Eduardo Borgonovo y Sandra Fernández. La dirección general del espectáculo estuvo a cargo del mismo Beltzer y el estreno está programado para el sábado 8 de junio, a las 22, en la Sala Marechal del Teatro Municipal y las funciones continuarán todos los sábados de junio, siempre en el mismo lugar y horario.