Dramático informe de la OIT

La desocupación empezó a ser un problema alarmante

“El desempleo de largo plazo está aumentando y las personas que buscan empleo están cada vez más desanimadas”, dice la Organización Internacional del Trabajo en un documento presentado hoy en Ginebra. Actualmente hay unos 200 millones de desempleados en el mundo, una cifra que aumentará en ocho millones dentro de dos años.

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Miles de personas se movilizan contra el desempleo en Londres, algo impensable hace unos años en una de las economías más dinámicas del mundo. La OIT se lamenta de que la clase media sea la más afectada por su condición de respaldo de la democracia. Foto: Archivo El Litoral

 

Isabel Saco

Agencia EFE

El desempleo de larga duración se está convirtiendo en un problema alarmante, sobre todo en Europa, según los últimos datos recogidos por la Organización Internacional del Trabajo (OIT) sobre la situación del empleo en el mundo, que sigue marcada por la crisis financiera y económica que cumple cinco años.

“El desempleo de largo plazo está aumentando y las personas que buscan empleo están cada vez más desanimadas”, advierte el Informe Mundial sobre el Trabajo 2013, presentado hoy en Ginebra por el equipo de la OIT especializado en el análisis de los mercados laborales.

En el último trimestre de 2012 -período al que se refieren los datos completos más recientes sobre esta cuestión- había 11,7 millones de desempleados de largo plazo (más de un año) en la Unión Europea (UE), cerca del doble que en 2008 (5,7 millones).

En la mayoría de países comunitarios más del 40 % de los desempleados ha estado sin trabajo más de doce meses, lo que ha llevado a muchos a dejar de buscar empleo.

“En el último lustro, la incidencia del desempleo de largo plazo ha aumentado en un 60 % en las economías avanzadas y en desarrollo para las que existen datos”, recalca el análisis anual de la OIT.

A nivel mundial, sólo en el 30 % de los países analizados el nivel de empleo es algo superior al que se registraba cinco años atrás y aunque en más de un tercio de países (37 %) los niveles de empleo van mejorando en los últimos años, todavía no es suficiente para hablar de una recuperación total.

La mejoría es patente en los países en desarrollo y emergentes, pero limitada en los países de economías consideradas avanzadas y prácticamente nula en buena parte de la Unión Europea.

En función de las tendencias observadas hasta ahora, la tasa de empleo en el primer grupo de países volverá a los niveles previos a la crisis en 2015, mientras que en los países desarrollados, en general, se prevé que ocurrirá en 2017.

En Europa, concretamente, la UE tenía una tasa de empleo media del 57,2 % en los últimos meses del año pasado, 1,4 % por debajo del que había antes de la crisis.

Sólo siete de los veintisiete países -Austria, Alemania, Hungría, Luxemburgo, Malta, Polonia y Rumania- han mejorado su nivel de empleo en ese período.

Del otro lado están Chipre, Grecia, España y Portugal, donde la tasa ha bajado más de tres puntos en los últimos dos años.

Actualmente, la OIT estima que hay unos 200 millones de desempleados en el mundo, una cifra que aumentará en ocho millones dentro de dos años.

La OIT, uno de los principales brazos técnicos de la ONU, dedicó parte de sus esfuerzos de elaboración de este informe a evaluar las tendencias en la distribución de los ingresos.

El resultado indica que las desigualdades de ingresos se han reducido en algo en la mayoría de los países en desarrollo y emergentes, aunque quedan importantes brechas en determinadas naciones de Latinoamérica y África, consideradas las regiones más desiguales del mundo.

Sin embargo, las mejoras son consideradas “frágiles” si no están acompañadas de medidas para alentar la transición de cada vez más sectores a la economía formal, la extensión de los salarios mínimos y el establecimiento de sistemas de protección social sostenibles.

En cambio, ese tipo de desigualdad se ha instalado y reforzado en los últimos dos años en Europa, lo que ha aumentado el riesgo de disturbios sociales, según la OIT.

Los países donde esta amenaza es más grave son Chipre, República Checa, Grecia, Italia, Portugal, Eslovenia y España.

Otra consecuencia evidente es que “la talla de la clase media (europea) ha disminuido, lo que es un problema económico porque muchas empresas están localizadas en Europa porque sus clases medias eran dinámicas, estables y con poder adquisitivo”, explicó el director del Instituto de Estudios Sociales de la OIT y autor principal del informe, Raymond Torres.

“Otro aspecto importante a tener en cuenta es que las clases medias son el respaldo de la democracia”, enfatizó.

Latinoamérica, en la buena senda

  • Latinoamérica emerge fortalecida de la crisis gracias a que el desempleo ha podido mantenerse estable a nivel regional y ha disminuido en varios países, así como por la consolidación de su clase media, precisa el informe de la OIT.

“En Latinoamérica ha crecido la clase media y eso ofrece posibilidades de un desarrollo mucho más autónomo, que no dependa tanto del comercio internacional, sino de los recursos internos y del propio crecimiento económico”, dijo a EFE el director del Instituto de Estudios Sociales de la OIT, Raymond Torres.

Según el Informe Mundial sobre el Trabajo 2013, la tasa de empleo en la región es del 57,1 %, un punto porcentual por encima de los niveles previos a la crisis.

Según Torres, uno de los avances más significativos que han dado los países latinoamericanos es “haber conseguido aplicar una estrategia (económica) adaptada a su propia realidad” y “haber roto con la tendencia a importar modelos del exterior”.

Esto explica que el informe destaque que esta región es una de las tres, entre ocho, donde se ha constatado una disminución del riesgo de tensión social.

La tasa de desempleo regional se sitúa, según los datos más recientes, en torno al 7 %, aunque en el caso de los jóvenes prácticamente se duplica.

A este respecto, el analista consideró que “el desempleo juvenil es uno de los mayores retos que tiene hoy América Latina, pues cada vez hay más jóvenes que acceden a la educación superior y muchos de ellos no consiguen empleos adaptados a su situación”.

Por otra parte, Torres destacó que Latinoamérica ha realizado esfuerzos serios en favor de un “crecimiento inclusivo”, lo que reconoció que es particularmente difícil en países donde la expansión de la economía se basa en la extracción de recursos naturales.

Este tipo de crecimiento económico genera ingresos que son difíciles de redistribuir en la sociedad, explicó el experto, quien dijo que Brasil es un caso de estos.

El informe de la OIT enfatiza también que en América Latina se observa una alentadora disminución de las desigualdades de ingresos, con un aumento de los salarios que alcanzó el 4 % el año pasado en Brasil y Paraguay, y el 1 % en México y Colombia.

Torres mencionó los casos de Argentina, Uruguay y Perú como los más simbólicos en el esfuerzo por reducir la brecha de ingresos.

En cambio, en El Salvador, Costa Rica, Chile y Honduras se ha observado “un ligero aumento” de esas desigualdades. Sobre Brasil comentó que “hay una pequeña, pero alentadora, disminución de las desigualdades de ingresos”, un objetivo que es “extremadamente difícil de alcanzar”.

Un factor esencial para ello ha sido la extensión de la protección social en ciertos países, a través de programas de subsidios a la población como Bolsa Familia en Brasil o Jefes de Hogar en Argentina.

Sin embargo, la amplitud del trabajo informal es una cuestión “sobre la que hay mucho por hacer”, dice el informe de la OIT. La incidencia del empleo informal no agrícola es de cerca del 50 % en Latinoamérica, con tasas todavía más elevadas en países como Bolivia, Honduras y Perú.