Sobre “Las Varonesas”

El 3 de marzo ppdo. en la sección literaria de La Prensa, y bajo el título de “La joya perdida” apareció una nota firmada por Guillermo Belcore que en términos justamente exaltados elogia la novela “Las Varonesas”, del santafesino Carlos Catania.

Belcore comienza su nota preguntándose: “¿Cómo funcionan en la Argentina los mecanismos de consagración literaria? ¿Por qué tantas obras excelentes se hundieron en el olvido? ¿Por qué la crítica periodística y académica festeja fruslerías brevísimas, piezas de época intrascendentes, como si de un Borges se tratase? ¿Son hoy el amiguismo, el esnobismo y las teorías descabelladas provenientes de Francia los únicos parámetros de legitimación? Las preguntas brotan naturalmente desde la lectura maravillada de Las Varonesas (Seix Barral, quinientas catorce páginas), publicada por única vez hace treinta cinco años en Barcelona. Su autor es el santafesino Carlos Catania. Es muy posible que la novelística argentina nunca haya abordado con tanta lucidez y con semejante panoplia de recursos narrativos los tremendos temas del incesto y la guerra sucia latinoamericana como lo hizo Catania. Refutó el dictum de que la Argentina no ha engendrado, con un puñadito de excepciones, magníficas novelas oceánicas. He aquí una de ellas. Sin embargo, la Gran Novela de los Setenta nunca fue reimpresa”.

Belcore sigue recordando el entusiasmo que sobre el libro de Catania manifestó nada menos que Roberto Bolaño en 1998 (en Entre paréntesis) y engarza a la novela “en el hilo atormentado Celine- Faulker- Onetti- Benet. Gira en torno a una familia santafesina, signada por la demencia y la desmesura. Cuatro hermanos: Alfredo el escritor homicida; Adela, la estudiante de filosofía; Lucía, la chupacirios enamorada; la pequeña y trágica Patricia, que tiene el don de hablar con los animales (¿o no?, ¿es la única concesión del autor al decrépito realismo mágico?). La relación perversa entre Alfredo y Adela es uno de los dos núcleos incandescentes del libro. El otro es el amor-odio en Guatemala entre El Castor y El Flaco Mendieta, líderes de la guerrilla y de la feroz contrarrevolución uniformada respectivamente. La tragedia griega es, sin duda, otra de las palpables influencias de Catania. El nexo entre ambas líneas narrativas es Julián Brocca, un argentino que intentó hacer la Revolución en Centroamérica”.

Finalmente señala la riqueza estilística y “la inteligente mixtura entre literatura y filosofía” de Las Varonesas, recordando que el propio Catania explica con respecto al título: “Cerca de Santa Fe tenemos el arroyo Leyes. Me gustaba recorrerlo a remo cuando era joven y en una islita deshabitada encontré una vez unas estatuas de mujeres semidestruidas, con una leyenda: ‘Las V.’ Las Varonesas. Así nació la novela’, explica el artista”.

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Carlos Catania. Foto: Mauricio Garín.