VIOLENCIA DE GÉNERO

Advierten sobre dificultades para atender casos urgentes

 

Salomé Crespo

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Cuando una mujer víctima de violencia de género necesita ser refugiada es porque su vida y, en muchos casos, la de sus hijos están en serio peligro. En ese marco, el desarraigo del propio barrio, la separación del núcleo familiar cercano o que los niños dejen de concurrir a su escuela son factores que vuelven aún más compleja la situación.

En esos momentos de crisis, son las organizaciones no gubernamentales dedicadas a trabajar en el problema de la violencia contra las mujeres las que atienden las necesidades cuando el Estado está ausente. Estas instituciones advierten sobre la desconexión que existe entre los organismos de asistencia del Estado ante la detección de un caso grave.

Desde la ONG Generar Santa Fe, que trabaja en la problemática de la violencia sexista, aseguraron que conseguir un lugar en la ciudad donde alojar una mujer amenazada “es imposible o un misterio ubicarlos”.

La presidenta de la institución, Liliana Loyola, contó que el último caso que asistieron se resolvió cuando consiguieron dinero para alquilarle una casa para la mujer y sus hijos. “Estaba amenazada de muerte por su marido. Había una medida de distancia que el hombre violó reiteradas veces hasta atacar a la mujer con un arma. Un remisero conocido la trajo a Generar. Hablamos con la Defensoría del Pueblo, la derivaron a un hogar pero no había lugar”, recordó Loyola. Posteriormente el dinero para la renta de la vivienda apareció a través del contacto con un funcionario provincial, pero sólo alcanzó para dos meses.

El equipo del Centro de Asistencia a la Víctima (CAV), dependiente de la Defensoría del Pueblo de la provincia, deriva los casos de mujeres que necesitan refugio a la Dirección Provincial de Políticas de Género. “Van a un refugio, pero no es el lugar apropiado -explicaron desde el CAV- porque no es exclusivo para víctimas de violencia”.

La necesidad de albergues a nivel local se trasladó, el año pasado, a la red social Facebook mediante el grupo “Queremos refugios para mujeres víctimas de violencia en Santa Fe”. Su creadora, María Claudia Albornoz, una referente barrial de Chalet, también tuvo que socorrer a una mujer en riesgo.

“El año pasado llegó al Centro de Salud una mujer cuyo marido le había asegurado que la iba a quemar. En el centro no teníamos cómo ayudarla, fuimos al Centro de desarrollo zonal del Centenario y tampoco encontramos ayuda. Recurrimos a la Dirección de Políticas de Género, pero tampoco surgió un lugar para protegerla”, remarcó Albornoz y concluyó: “La alojé en mi casa por unos días hasta que la Provincia le dio plata para un mes de alquiler”.

El grupo en la red social está constituido por 571 miembros y sirve para divulgar casos, compartir noticias sobre violencia sexista y reclamar la creación de los refugios.

En la trinchera

La presidenta y vice de Generar Santa Fe, Liliana Loyola y María del Carmen Carranza respectivamente, aseveraron que mantener en secreto las acciones de la Dirección de Políticas en materia de violencia “es una decisión delicada”. Tanto es así que a pesar de trabajar con la problemática, desconocen cuáles son las organizaciones con las que se firmaron convenios para atender a las mujeres amenazadas o agredidas.

—¿Cuál es la postura de la organización respecto de la creación de albergues para mujeres?

—No es lo ideal, es el agresor el que debe irse. Pero lamentablemente es lo que las víctimas necesitan en esos momentos complejos. Sin embargo, en la ciudad de Santa Fe no se hizo nada. Otra cuestión importante es la prevención de la violencia mediante acciones concretas y visibles. Todo eso se tiene que hacer bajo la supervisión de la Dirección de Políticas de Género, que es el órgano específico que tiene a su cargo la implementación de la ley.

—¿Actualmente encuentran plazas para alojar a una mujer en la ciudad?

—No disponemos. En la urgencia se activan las redes solidarias y siempre presente de las organizaciones y no las del Estado, que son las que deben estar por ley.

—Como organización que trabaja en la temática de violencia, ¿cómo es la comunicación con la Dirección de Políticas de Género?

—Ante el caso lo ideal sería recurrir de inmediato al Equipo Interdisciplinario de Violencia Familiar, que depende de la Dirección de Género, pero ahí se entra en un “agujero negro”. Trabajan hasta las 13, así que si una mujer necesita ayuda a las 18 no hay quién atienda un teléfono y no hay una guardia. El Estado provincial no se compromete a fondo con un programa y el presupuesto necesario para abordar la problemática. Otro punto débil son las comisarías, cuyo personal no recibe capacitación. En la ciudad hay una sola comisaría de la mujer.

—Pero la creación del refugio está anunciada y hay una casa que se destinaría para eso en la ciudad.

—Generan expectativas con anuncios. En Santa Fe alojan a las mujeres en un lugar que no es específico. Es el mismo adonde van indigentes, gente con problemas de adicción. Además debería crearse un equipo de acompañamiento, que es lo que intentamos hacer como organización y con escasos recursos. Porque si no, ante el apremio, vuelven con las parejas que las maltratan.

  • “Los agentes del Estado tienen la obligación de denunciar cuando asisten un caso de violencia. Cuando atendieron por primera vez a María del Carmen Rodríguez no deberían haberla dejado volver a su casa”.
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Liliana Loyola Presidenta de Generar Santa Fe

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mujeres

víctimas de violencia fueron atendidas durante 2012 en el Centro de Asistencia a la Víctima de la Defensoría del Pueblo. La cifra corresponde a las delegaciones de Santa Fe, Rafaela y Reconquista.

Víctimas fatales

Melina Monzón (25)

Falleció ayer tras pasar tres meses en estado crítico en el hospital Cullen. En un confuso episodio, en el habría estado involucrada su pareja, terminó con el 70 % del cuerpo quemado y le habían amputado una pierna. La Justicia dictó la falta de mérito para su pareja, pero su padre sostiene otra versión. Vivía en Las Flores.

Ma. del Carmen Rodríguez (27)

Falleció el 8 de abril de 2013, luego de agonizar ocho días en el hospital Cullen. Tenía cinco hijos. Su pareja le había advertido que le iba a prender fuego. Días antes de quemarla, el hombre la golpeó y terminó internada en el mismo hospital, pero ella prefirió volver a su domicilio por sus hijos. Vivía en Barranquitas. El hombre está procesado por el hecho.