29 de junio, Día del Sumo Pontífice

El Papa Francisco, “uno de nosotros”

Consejo Arquidiocesano de Acción Católica Argentina

La celebración del Día del Papa en este Año del Señor 2013 cobra un significado extraordinario para nosotros; no sólo como miembros de la Iglesia de Jesús, sino como miembros de “esta” Iglesia concreta que peregrina en la Argentina y en Santa Fe de la Vera Cruz.

La elección del Papa Francisco nos ha tocado de cerca y nos ha transformado, o mejor dicho, nos está transformando. Por primera vez en nuestra historia joven y prometedora -apenas estamos celebrando 200 años de vida como Nación- tenemos un Papa argentino. Podríamos preguntarnos qué son 200 años en comparación con los 2.000 años de vida de la Iglesia católica. Es una pregunta necesaria que todos debemos hacernos precisamente porque nos habla de lo que somos y de lo que compartimos, pensar en ella seguramente arrojará mucha luz sobre nosotros mismos y sobre lo que estamos llamados a ser como Nación.

La elección del Papa Francisco nos está transformando, en este Año de la Fe nos está llevando a “entender” muchas de las verdades de nuestra fe, verdades que “sabemos” pero no “comprendemos”. Se nos ha concedido un “don”, un hermoso regalo que nos invita a renovar nuestra fe. Empecemos a “ver” y a “gustar”, lo que significa ser “discípulos y misioneros” de Cristo como nos enseñan los obispos de nuestro continente reunidos en Aparecida, Brasil.

A partir de ahora, celebrar el Día del Papa, para nosotros tiene y tendrá en adelante un significado especial. Para muchos cristianos argentinos y santafesinos el Papa ya no es el “jefe de la Iglesia que está en Roma” sino “uno de nosotros”, de repente el Papa ha pasado a formar parte de nuestra experiencia de fe. Nos conoce y lo conocemos, ya no es un extraño. En su mirada podemos sentir la mirada de Jesús, en sus palabras resuenan con nueva autoridad las palabras del Maestro, en sus gestos podemos experimentar al Pastor que da su vida por el rebaño.

El Día del Papa nos invita a redescubrir este gran signo, este gran sacramento que es el Papa como vicario de Cristo en la Tierra. Esto es lo que ha ocurrido, esto es lo que estamos celebrando: el Papa se ha vuelto un “gran signo” no sólo para la Iglesia sino también para el mundo. Es un signo que revela, es un signo que habla por sí mismo, con palabras y gestos, es un signo que dice mucho a muchos, pero especialmente se ha convertido en un signo de Dios a favor de los hombres, y esto es precisamente un sacramento.

El hombre pide signos, la humanidad busca signos, los judíos se lo exigieron a Jesús: ¿qué signos haces para que creamos en Tí? El Papa Francisco es hoy el signo que Cristo Jesús, Señor de la historia, le da a su Iglesia y al mundo para que crea, para que pueda tener fe y vida en abundancia.

El Papa Francisco nos llama a no tener miedo de “abandonarnos” a Dios. Tal como lo expresó en el mes de mayo en un Encuentro de Movimientos y Asociaciones Laicales, en el que participó uno de nuestros militantes: “La novedad nos da siempre un poco de miedo, porque nos sentimos más seguros si tenemos todo bajo control, si somos nosotros los que construimos, programamos, planificamos nuestra vida. Y esto nos sucede también con Dios. Nos resulta difícil abandonarnos a Él, dejando que el Espíritu Santo anime, guíe nuestra vida, tenemos miedo a que Dios nos lleve por caminos nuevos, nos saque de nuestros horizontes con frecuencia limitados... para abrirnos a los suyos”.

Como institución, la Acción Católica está al servicio de la evangelización en todos los ambientes. Por eso nos sentimos identificados con estas palabras, y nos resultan más que inspiradoras. Y te llamamos a vos, como cristiano, a dejarte “empapar” por ellas.

Francisco también nos llama a la sencillez, a la humildad. La elección del nombre Francisco lo refleja: recuerda la sencillez de corazón, la pobreza, el amor por las criaturas, el deseo de ser instrumento de la paz que testimonia San Francisco de Asís.

Como sus predecesores -los grandes Papas que el Señor nos ha regalado a lo largo de las últimas décadas-, desde esa sencillez nos interpela, a la Iglesia como institución y a cada una de las personas que formamos parte de ella. No se trata sólo de ser buena gente. Se trata de salir de nosotros mismos y compartir la Buena Nueva, sin temores. El lenguaje cristiano no busca ser “políticamente correcto”, como no lo fue el de Nuestro Señor Jesucristo. Se trata del amor a la Verdad, que debe estar sobre los consensos.

Que el Papa Francisco nos siga guiando durante muchos años más y que su mensaje llegue a todos los corazones, especialmente a los de los santafesinos.