editorial

Rajoy en la cuerda floja

  • El PSOE -partido opositor al actual gobierno español- solicitó la renuncia del presidente Mariano Rajoy debido a la crisis desatada por el manejo discrecional de las finanzas del partido oficial.

El Partido Socialista Español (PSOE) pidió, a través de su máximo líder político, Alfredo Pérez Rubalcaba, la renuncia de Mariano Rajoy, actual presidente de España y líder del Partido Popular (PP). Las revelaciones de mensajes de texto intercambiados por el ex tesorero del PP, Luis Bárcenas, y Rajoy, así como la información acerca de la existencia de una doble contabilidad, son el detonante de esta crisis que coloca al presidente español en una situación muy incómoda.

Como se recordará, el escándalo se inició cuando adquirieron estado público las cuentas millonarias de Bárcenas, el hombre que durante veinte años manejó discrecionalmente las finanzas del PP. Allí, se supo de las donaciones de empresarios y banqueros destinadas al financiamiento partidario, donaciones que, como dijera un conocido columnista madrileño, no eran un regalo sino una inversión en política apuntada a la obtención de futuros beneficios a través de la concesión de obras públicas o la consecución de normas legales habilitantes de negocios.

Rajoy y la secretaria general del PP, María Dolores de Cospedal, son los principales involucrados. Lo de Bárcenas era, de alguna manera, un secreto a voces, pero la revelación pública y la intervención de la Justicia -Bárcenas en este momento está detenido- detonaron el escándalo que pone en juego la estabilidad del gobierno conservador. Aunque si bien se mira, compromete a todo el sistema político, ya que los socialistas, hoy transformados en fiscales de la patria, tampoco están exentos de culpa en materia de corrupción, como lo demuestran los recientes escándalos en Andalucía, baluarte político del PSOE.

En reciente conferencia de prensa, Rajoy ha anunciado que no piensa renunciar y que las investigaciones contra Bárcenas se harán hasta las últimas consecuencias. Su estrategia intenta probar que él ignoraba las maniobras de su tesorero, un argumento poco creíble por parte de un funcionario político que se ha distinguido por su celo en los asuntos del Estado.

A la hora de la verdad, es importante destacar que en España se sospecha desde hace mucho que el financiamiento de los partidos políticos -desde los inicios de la transición a la democracia- ha recorrido caminos atravesados por la ilicitud. Banqueros y grandes empresas presentaban como donaciones aportes que en rigor eran menos inocentes y caritativos que lo que el vocablo sugiere. Sobre este tema ni el PSOE ni el PP están en condiciones de soportar una cruda exposición a la luz pública.

En definitiva, lo que este reciente escándalo pone en evidencia es que la corrupción política no es un tema menor o la actividad solitaria de un funcionario aislado, sino una práctica sistémica que salpica a todo el mundo político. Lo que hoy sucede en España no es muy diferente de lo que en su momento estalló en Italia con el llamado mani pulite, escándalo que puso al desnudo el sistema político nacido luego de la Segunda Guerra Mundial. Habrá que preguntarse si lo que está aconteciendo en España será el punto final del sistema iniciado luego de la muerte de Franco. El interrogante queda abierto.

Lo que este reciente escándalo pone en evidencia es que la corrupción política no es un tema menor o la actividad solitaria de un funcionario aislado.