Comidas y encuentros que combaten el frío

“Actitud Solidaria” es un grupo de voluntarios que todas las noches recorren la ciudad para acercar a personas en situación de calle comida, abrigo y una cálida conversación. Hace cuatro inviernos que repiten esta cruzada. Quiénes son y cómo ayudarlos.

TEXTOS. AGUSTINA MAI ([email protected]). FOTOS. gentileza actitud solidaria.

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todas las tardes una parte del grupo se ocupa de cocinar y preparar las viandas, que son repartidas durante la noche.

 

Un sábado lluvioso de junio de 2010, seis amigos le hacían frente al frío con una mateada en la casa de Belén Goux. En un momento, uno de ellos comparó el clima desapacible de esa tarde con el de la inundación de 2003. “A todos nos había tocado formar parte de esa inundación: algunos trabajando con la recepción y clasificación de donaciones en los depósitos, otros asistiendo en los centros de evacuados. En mi caso particular, autoevacuándome, estando mojado y con frío, pasando hambre, durmiendo sentado o en el piso sobre diarios...”, recordó Martín Mónaco, uno de los jóvenes que dio origen al grupo de voluntarios.

Entre anécdotas, alguien comentó que lo que ellos vivieron fue pasajero, pero que hay otros que “todos los días duermen en el piso, pasan hambre, sienten frío y, muchas veces, son invisibles a los ojos de la sociedad, quizás por los ritmos acelerados, las exigencias o estar encerrados en sus propios problemas; para otros simplemente son una parte más del paisaje”.

Ese pensamiento lejos de desanimar a los jóvenes, los movilizó a hacer algo. “Fue una inyección de adrenalina, a tal punto que cada uno empezó a hacer llamados pidiendo ropa y alimentos a sus familiares, y buscamos en nuestros roperos”, contó Martín sobre los orígenes de este voluntariado, que vienen sosteniendo hace cuatro años.

A la noche siguiente, este grupo de amigos salió a la calle con lo que juntaron de ropa, varios termos de café y chocolate caliente, facturas y galletitas. “Recorrimos todas las plazas de la ciudad y también hicimos una visita a Santo Tomé, en busca de personas en situación de calle. Durante tres semanas lo hicimos noche a noche, con dinero propio y ayuda directa de nuestros familiares y amigos”, rememoró Mónaco.

Justo en el momento en que las cosas se empezaban a complicar, por falta de recursos, se contactaron del diario para hacerles una nota. “Nos bautizaron como ‘jóvenes solidarios’ y fuimos tapa del diario. En seguida se sumó mucha gente”. De esta manera, los seis amigos recibieron ayuda para no bajar los brazos. “Ese 2010 fue muy hermoso. Lo habíamos iniciado seis personas y terminamos siendo 16”, recordó Martín.

Finalmente, decidieron cambiar el nombre de “jóvenes solidarios” por el de “actitud solidaria” porque no querían limitarse a un grupo etario, ya que cualquier persona puede ayudar, sin importar su edad.

El número de voluntarios fue creciendo año a año y también se modificó la composición del equipo: “Por lo general, quienes dejan de participar activamente lo hacen porque se recibieron y empezaron a trabajar, volvieron a su pueblo o ciudad de origen, o conformaron una familia”, señaló Mónaco.

Cuando empezaron, en 2010, pasaron de ser seis a 16 voluntarios. Al año siguiente, ya eran 35 los que participaban del grupo. En 2012, se triplicaron a 107 y este año 142 personas hacen su aporte. El 90% está conformado por estudiantes de afuera (Romang, Margarita, San Justo, Santa Rosa, Esperanza, San Javier, Tostado, Rosario y otras localidades). “Esto dificulta el armado de los grupos los fines de semana, en épocas de exámenes, feriados largos y vacaciones”, reconoció Martín.

LA RUTINA

Si bien las salidas son la cara visible de “Actitud solidaria”, para que esto funcione hay todo un complejo sistema de división de tareas y de coordinación, encabezado por el joven Martín, que además es enfermero y padre de familia. “Se trabaja todo el tiempo con retiro de donaciones, preparación de material, planificaciones de actividades, convocatorias, atención de llamados, limpieza, etc.”, detalló.

Todos los días, a las cinco de la tarde empieza la tarea de cocinar, a cargo de Carmen, Lala o Mary (la mamá de Martín). A partir de las 18:30, van llegando los primeros voluntarios que se dedican a separar el material para entregar y a preparar los descartables (cubiertos, bandejas, vasos); otros embolsan el alimento para perros o buscan ropa de acuerdo a los pedidos.

Más tarde arriban los conductores, que se reparten las tres rutas a seguir, con los puntos marcados donde está la gente esperando la llegada de “Actitud solidaria”.

A las 20, se empiezan a preparar las viandas en bandejas, se anuncia a las personas en qué grupo y auto les toca ir y, a las 20:30, inician el recorrido. El tiempo estimado es de dos horas, de acuerdo al trayecto y “más que nada de las ganas de charlar que tengan las personas en situación de calle”. El regreso es cerca de las 23 y, ahí, quien cocinó realiza la limpieza de todo lo utilizado y los termos.

RECONFORTAR EL ALMA

¿Qué es lo más gratificante de esta tarea? “Absolutamente todo”, responde Martín, sin dudarlo. “Todos somos voluntarios: para hacer esto dejamos de lado tiempo con la familia, horas de descanso, compromisos con los amigos... incluso hinchas fanáticos sacrifican ir a ver un partido por repartir. Muchas veces los gastos que asumimos son importantes y es plata que sale de nuestros bolsillos. Teniendo en cuenta que muchos son estudiantes y están con la plata justa, todo eso me llena de orgullo. Es un lindo compromiso”, dijo.

Pero lo más gratificante de todo es la devolución del que recibe un plato de comida, un abrigo y palabras de aliento. “Ni hablar cuando la gente nos espera con alegría, y sin dudas lo mejor: los cumpleaños que les festejamos, llevamos torta, globos, velitas y un regalo. Lloran de felicidad y nos agradecen con un nudo en la garganta y, a nosotros, esas lágrimas nos llegan a tocar la delicada fibra de la que se compone el alma y nos reaviva la energía”.

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Con qué ayudar

“Actitud solidaria” necesita: bandejas aptas para comida caliente, tenedores y cucharas de plástico, vasos térmicos, papel film para envolver, galletitas (dulces o de agua), alimento balanceado para perro, queso rallado, frazadas, medias, calzado de hombre del número 40 al 45 y ropa de invierno de hombre.

Para donaciones, comunicarse a los teléfonos 155-218263 (Martín), 155-343469 (Luis) ó 458-4914 (Lala). Los dos últimos, después de las 18 hs. También por e-mail: [email protected], o en el Facebook: Actitud Solidaria Santa Fe.

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PARA UNA MAMÁ SOLA

Somos un pequeño grupo de personas, entre vecinos y amigos, que decidimos movilizarnos al ser testigos de las carencias de una mamá con sus 5 hijos, quien no tiene familiares que puedan ayudarla. Habitan una precaria vivienda, con múltiples fallas edilicias: se inundan cuando llueve ya que está asentada en un terreno muy bajo, casi no tienen muebles, las paredes están cubiertas de humedad, carecen de piso, y el baño está seriamente deteriorado.

Todo ello hace que la vivienda prácticamente no sea apta para albergar a los niños, cuyas edades oscilan entre los 3 y 16 años. Si bien juntamos nuestro esfuerzo, manos y ganas, en pos de brindarle ayuda a esa madre, llamada Carina, buscamos la cooperación de todo aquel que desee contribuir a mejorar la situación de esta familia. Para ello, pedimos el aporte, donación y ayuda para llevar a cabo el proyecto de edificarles un lugar digno para habitar. Hacen falta, básicamente, materiales de construcción: aberturas, chapas, tirantes, ladrillos, etc., nuevos o usados.

Sabemos del corazón solidario de tanta gente linda, conocida o anónima, pero que materializan su amor tendiendo su mano generosa, para poder auxiliar, paliar, realidades tan apremiantes, máxime cuando hay niños de por medio, que pasan necesidades, frío, con riesgos de enfermedades.

Esta mamá no está de brazos cruzados: trabaja muchas horas, pero por un magro sueldo. Durante ese tiempo, está ausente de su hogar (que está en Santo Tomé y ella trabaja en Santa Fe), y debe afrontar los inevitables gastos por servicios de luz, gas, transporte para trasladarse a su trabajo, además de pagar a alguien para que cuide a los chicos en sus horas laborables, por lo que no alcanza a cubrir las necesidades básicas de sus hijos ni para arreglar su malograda casita, lo que además sería prácticamente inútil, justamente por el avanzado estado de deterioro de la misma.

Nuestra firme idea es que la pobreza se vence con acciones, por eso nos ponemos manos a la obra. Para colaborar, comunicarse a los teléfonos 451-0350, 451-1336, 451-0702 ó 156-117293.

“Todos somos voluntarios: para hacer esto dejamos de lado tiempo con la familia, horas de descanso, compromisos con los amigos”.

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