óleo de maría luisa rey.
Donde se palpitan los versos del poeta
San Carlos Norte homenajea a José Pedroni en un museo donde expone su escritorio, su sillón y su biblioteca con libros, entre otras pertenencias. La autora destaca la figura del poeta que se radicó en la zona entre 1917 y 1919.
TEXTOS. MELISA FERRARIS. FOTOS. GENTILEZA ROBERTO LANCE.
En esta oportunidad, visité la ciudad de San Carlos Norte, informada sobre un Museo llamado Pedroniano. Era una tarde soleada de domingo cuando -junto a mi familia- arribamos a la localidad.
A tres cuadras de la ruta provincial Nº 6 del lado sur de la plaza principal, en el Salón de Usos Múltiples del Museo Pedroniano, me estaba esperando Roberto Lance. Él es historiador, escritor y actualmente representante local del grupo de turismo rural Inta denominado: “Entrelazando Culturas”. Además, integra el “Circuito Pedroniano”, impulsado y avalado por la Asociación de Museos de la provincia de Santa Fe, que une a las ciudades de Gálvez, San Carlos Norte y Esperanza.
Pedroni, se sabe, estuvo por estas tierras entre los años 1917 y 1919 donde compuso innumerables poemas. Estos lugares donde eligió vivir fueron los que le proporcionaron la inspiración para sembrar sus versos, reconocidos mundialmente gracias a su talento y una pluma inmejorable.
Su poesía era sencilla y tenía una visión amena y fraternal de la vida. Como dice la Profesora Cristina Montero: “Quizás resulte gigantesca tarea proponerse ser sencillo en tiempos complicados y lograrlo”. Pedroni lo hizo y esto se comprueba en la cantidad de reediciones que se han realizado sobre su obra poética.
Lance dispara información. Comienza por contarme que el lugar donde nos encontramos, hoy Museo Pedroniano, perteneció a una antigua casa de ramos generales correspondiente a la familia Favre.
El recorrido empieza por la izquierda de la puerta principal. Un amplio salón se abre ante mis ojos. Voy avanzando y una galería fotográfica con la figura de Pedroni me acompaña hasta llegar a su escritorio, su sillón, su biblioteca con libros pertenecientes al autor, de forma ordenada.
El escenario simula ser el lugar donde Pedroni se sentaba a leer y a escribir. Sobre el escritorio reposa abierto un álbum con fotos de don José, en blanco y negro; cuidado y tangible. También una máquina de escribir. Fue como retroceder en el tiempo y encontrarme con una parte del pasado donde sólo faltaba su presencia; la sala en penumbras del hermoso domingo ayudó a rememorar esta sensación.
MERECIDO HOMENAJE
Lance, como buen historiador, me contaba de su relación directa con la familia Pedroni, que el hecho de ser amigo de Juan Carlos -hijo de José-, con el que escribieron juntos varios libros de contenido histórico, le abrió puertas. También me dice que los objetos pertenecientes a Pedroni fueron donados por la familia.
Algunos se encuentran en este museo, otros están repartidos entre el museo de la ciudad de Gálvez y la ciudad de Esperanza, donde también vivió. La rica historia del poeta está condensada, en parte, en San Carlos Norte. Dicho museo pretende continuar con la tarea de propulsar la importancia de Pedroni por estos lugares. Querer mostrar, enseñar al turista ocasional o aquel que viene a conocer su historia, es la tarea que se propuso el grupo que encabeza Lance.
El paseo por la sala se completa con fotografías de la localidad tomadas por el profesional Exequiel Palacios, donde se intenta reflejar en imágenes un recorrido por San Carlos Norte. Además, encontramos fotografías del mismo autor sobre la inundación producida en 2007, hecho de importancia para los sancarlinos norteños.
HISTORIA LUGAREÑA
Nuestro recorrido personal con Roberto no termina allí. Sigue enfrente, donde está la plaza principal, con frondosos árboles y juegos para niños, donde la gente viene a descansar, a tomar unos mates.
Avanzamos mientras la figura de Fermín Laprade, cuyo nombre lleva la plaza, es tema de conversación. Me cuenta que don Fermín inauguró un molino harinero al llegar a esta zona, además de un taller de carpintería y herrería.
Llegamos hasta un árbol ciprés, caído a causa de una fuerte tormenta. Éste fue tallado por el artesano Juan Carlos Nausneriz, quien trabajó por pedido de la comuna de San Carlos Norte. El árbol fue dividido en dos: la parte que se encuentra tendida sobre el césped del lugar representa a familia de inmigrantes, con sus niños jugando; y en la fracción vertical se realizaron tres cortes bien marcados que significan la división de los tres San Carlos (Sud, Centro y Norte) mientras que, en su cúspide encontramos tallada a la flor de Saboya, que caracteriza el asentamiento de las primeras familias que arribaron en la zona, de origen francés.
Terminamos la caminata frente al templo, originado oficialmente en 1892. Es cálida la mirada de Roberto cuando habla sobre la historia lugareña. Un verso del poeta se me viene a la memoria en estos instantes: “La gloria no es más que un verso recordado”.
Lance realiza un breve silencio. Quiero rescatar esta pausa que se hilvana, mientras los niños ríen y juegan por la plaza; eso que tienen los sitios pequeños donde se perciben risas y el sonido de pájaros.
Fue una hermosa tarde de domingo, junto a mi familia y el mate y, este nuevo amigo que se suma con parte de la historia y ese querer mostrar de un pueblo vivo que tiene siempre una sonrisa y abraza al visitante. Me voy despidiendo hasta la próxima nota, el próximo lugar, la próxima historia.
