Crisis en España

Una semana negra para Mariano Rajoy

El escándalo desatado por la contabilidad paralela del Partido Popular y el detalle sobre cómo percibió sobresueldos el jefe de gobierno Mariano Rajoy han provocado una de las mayores crisis en el Ejecutivo español en los últimos años.

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Efectivos de la policía permanecen en las inmediaciones de la sede nacional del Partido Popular en Madrid el pasado jueves. La manifestación fue para exigir la dimisión en bloque del gobierno que preside Mariano Rajoy por el caso Bárcenas. Foto: Agencia EFE

 

Sara Barderas

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DPA

Luis Bárcenas no quiso permitir que su encarcelamiento le privara del aire de “dandy” que siempre se le ha visto y, al llegar el lunes a la Audiencia Nacional española desde la cárcel madrileña en la que está en prisión preventiva incondicional, pidió una corbata para declarar ante el juez.

Con esa prenda, que el protocolo penitenciario antisuicidios tiene prohibida, el ex tesorero del Partido Popular (PP) de Mariano Rajoy dio inicio a una semana de vértigo para su antiguo partido y para el presidente del gobierno español, en un caso de consecuencias aún impredecibles.

Su declaración de cinco horas ante el juez Pablo Ruz, que investiga la presunta financiación ilegal del PP, ha puesto en jaque al jefe del Ejecutivo conservador español.

En ella ratificó en sede judicial lo que antes había dicho ya al diario ‘El Mundo‘: que el PP contó durante al menos dos décadas con una contabilidad paralela, que se financió ilegalmente en ese tiempo y que pagó sobresueldos en negro a los miembros de su cúpula, entre ellos el propio Rajoy, que los habría cobrado además siendo ministro en el gabinete de José María Aznar, algo vetado por la ley.

Rajoy se enfrentó esta semana a la petición de dimisión de parte de la oposición, al cuestionamiento de su credibilidad por parte de los ciudadanos, que el jueves protestaron junto a las sedes del PP, y a una imagen dañada en la prensa internacional.

Rebote informativo

“El venenoso escándalo de financiación irregular en España”, titulaba el prestigioso “Financial Times”, que consideraba “imperativo” que Rajoy comparezca en el Parlamento para “decir la verdad sobre lo que sabe”.

El ex tesorero de los trajes impecables de corte clásico y gomina en el pelo lo ha colocado en el centro de la diana de sus ataques y ha puesto en duda la ‘honorabilidad‘ que su partido se aferra en defender.

Rajoy, entretanto, se atrincheró en La Moncloa, blindado por su partido en el Parlamento, y se ha negado -de momento- a dar explicaciones sobre las denuncias del hombre que controló las finanzas de la formación durante 20 años y al que él mismo ascendió en 2008 de gerente a tesorero del partido.

El jefe del Ejecutivo español puede protagonizar la tercera moción de censura en el periodo democrático que arrancó en España en 1977. Si el PP vuelve a vetar el miércoles, por novena vez, la petición de la oposición de que comparezca en sede parlamentaria para dar explicaciones sobre el ‘caso Bárcenas‘, el líder socialista, Alfredo Pérez Rubalcaba, la presentará.

No puede prosperar por la mayoría absoluta del PP en el Congreso de los Diputados, pero serviría para centrar el foco parlamentario, mediático y social en un debate sobre la supuesta corrupción en el PP.

Un antecedente: Bárcenas

La vicepresidenta del gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría, dejó el viernes en manos de la Diputación Permanente del Congreso de los Diputados, que se reúne el miércoles, la decisión de si Rajoy comparece o no. “Como presidente del gobierno rinde cuentas a los ciudadanos de la manera y en el momento que considere oportuno y no al servicio de la estrategia procesal de nadie”, dijo.

Con un sueldo tres veces superior al de un ministro en su última etapa en el PP, Bárcenas trabajó durante años en la “cocina” del partido, dedicado a la contabilidad, lejos de los focos y sabedor de los asuntos más internos de la formación en esta cuestión. El ascenso que Rajoy le dio en 2008 le dio más visibilidad.

Pero fue un año después cuando se hizo ya conocido entre los españoles: su nombre saltó a los titulares cuando el juez Baltasar Garzón comenzó a investigar el “caso Gürtel”, una de las mayores tramas de corrupción en la historia de España, en la que una red de empresas se enriqueció presuntamente con contratos amañados que adjudicaban dirigentes regionales y municipales del PP.

Durante meses pareció intocable, pero Bárcenas tuvo que acabar dimitiendo de su cargo. En aquellos tiempos, sin embargo, su partido hacía aún una defensa cerrada de él. En 2010 dejó la política ‘para siempre‘, él que sin embargo y pese a haber sido senador, carecía de perfil político.

Se hablaba entonces del posible cobro de 1,3 millones de euros en sobornos. Una fortuna que se queda muy corta frente a los más de 48 millones de euros que llegó a acumular en cuentas en Suiza sin declarar al fisco español y que la Justicia ha descubierto en los últimos meses en la investigación del “caso Gürtel”.

Ahora, Bárcenas se ha revelado contra el partido que fue el suyo durante décadas y que al final lo dejó caer. Y sin nada que perder ya aparentemente, ha colocado a Rajoy en el ojo de una tormenta que no tiene visos de aflojar.