Argentina jugó para que se deleite el Papa futbolero...

Todos quisieron ser como Farro, Pontoni y Martino

  • Francisco recordó el martes aquellos tiempos de fútbol en familia en el Gasómetro de avenida La Plata y a los jugadores les entró el mensaje: Argentina se esmeró, Italia hizo lo suyo y salió un lindo partido.
3.jpg

Definición perfecta. Ever Banega pisó el área rival llegando por sorpresa en un contragolpe y disparó con certeza a la red, anotando el segundo tanto nacional. Es una buena carta que tiene Sabella en el banco. Foto: EFE

 

Enrique Cruz (h)

(Enviado Especial a Roma, Italia)

[email protected]

No sé cómo jugaba el San Lorenzo de 1946 que el Papa, cuando era Jorge Mario y empezaba a descubrir su vocación católica, veía en los tablones de madera de aquel viejo y mítico Gasómetro que Tinelli y compañía se empeñan en volver a levantar en el mismo lugar de avenida La Plata. Me lo imagino un equipo ofensivo, buscador permanente del arco de enfrente, con coraje y entrega, sin escatimar esfuerzos para recuperar la pelota pero con mucho compromiso para no maltratarla y para tratar de llegar lo antes posible al arco de enfrente.

Si ese San Lorenzo que el Papa veía cada domingo con sus padres y hermanos jugaba así, seguramente Francisco se habrá quedado conforme con la actuación del equipo y con el espectáculo que ofrecieron. Cambiante, con un buen primer tiempo de Argentina y un segundo tiempo en el que Italia cambió su fisonomía, salió a atacar y le creó más de un problema al rival.

Esta selección sigue dando buenos indicios. Faltó Messi y es como si en una imaginaria partida de truco no se tenga la posibilidad de jugar con el as de espadas y 33 de mano. Sin embargo, existe una idea futbolística y rendimientos individuales que generan ilusión. Porque seguramente Sabella tendrá que lamentarse por algunos jugadores que no podrá llevar a Brasil, ya que a esta altura tiene gran parte de los 23 ya casi definidos. Y más todavía, uno tiene la impresión que no sólo están la mayoría de los 23 sino también gran parte de los 11 que se vienen ganando un lugar entre los titulares.

Sabella ha tenido la enorme virtud de decidirse por una dupla de marcadores centrales y darle toda la continuidad deseada. Fernández-Garay juegan juntos desde hace casi dos años. Y esto se nota. Ninguno es Passarella, pero entre los dos forman una dupla eficaz, tanto por arriba como por abajo y eso es muy bueno, sobre todo porque fue el antídoto para mejorar una producción defensiva que amenazaba con constituirse en una verdadera preocupación. Y si a eso se le suma que Campagnaro y Basanta (dos ilustres “desconocidos” para el futbolero común argentino) juegan y cumplen, y que además están Zabaleta y Rojo que le agregan salida y proyección, uno ya empieza a darse cuenta de que lo que antes era un problema ahora ya no lo es. Y en eso tiene que ver mucho el técnico.

2.jpg

Ganó el duelo. Federico Fernández anticipa al argentino nacionalizado italiano Daniel Osvaldo. El central de la selección demostró su consolidación en el puesto. Foto: EFE

Si Sabella no fuese un técnico trabajador, buscador de posibilidades en todo el mundo y no contase con dos ayudantes de esa misma filosofía como Gugnali y Camino, posiblemente no tendría a un Lucas Biglia siempre correcto, que hoy ocupa ese puesto que parecía asignado a Gago pero que ante la serie de lesiones del volante que hoy volvió a Boca, se transforma en una duda, al menos por el momento. Y si Sabella no fuese tan estudioso de todo y de todos, uno no sabe si Palacio tendría la cantidad de oportunidades que viene teniendo y que aprovecha en cada convocatoria para pelear un lugar que seguramente tendrá entre los 23.

Pero volviendo al partido de ayer, me parece que la idea más saludable es la del primer tiempo, la del compromiso con la pelota y el juego. En el segundo, con el 2-0, quedó parado para el contragolpe, pero quizás con un repliegue exagerado y sin la suficiente verticalidad y agresividad para aprovechar los amplios espacios que dejaban los italianos, que por ese entonces sumaban gente en ataque, cambiaban su imagen con los ingresos de Insigne y Diamanti, adelantaban a Antonelli (que arrancó de “3” y terminó de “11”) pero quedaban expuestos con sólo tres hombres para defender y algún que otro volante que daba una mano. Así, con superioridad numérica, Argentina convirtió de contragolpe el segundo gol y tuvo alguna chance más. Pero también habrá que decir que Italia dejó de lado ese histórico “catenaccio” del que tan lejos está y salió a vender cara su derrota. Y así como se puede decir que Argentina ganó bien, también habrá que convenir que Italia estuvo cerca de empatar. Y que eso le agregó dramatismo y emotividad al partido, que terminó a toda orquesta y entusiasmando a la multitud.

Estos partidos suman porque son de jerarquía y las conclusiones que se sacan resultan válidas. Sabella viene teniendo varios de estos ejemplos. Mandó a Gugnali a seguirlo a Basanta porque necesitaba gente adaptada a jugar en la altura para enfrentarse con Bolivia y Ecuador. Y resulta que Basanta sigue y en Roma no hay altura pero Basanta está. Y esto significa que es un jugador que hizo los deberes suficientemente bien para que Sabella lo sostenga no sólo ya con las convocatorias, sino también para jugar, por más que no haya sido lo de anoche de lo mejor que haya mostrado este jugador que, repito, muy pocos lo recordaban.

A diferencia de otros procesos, acá se tiene la sensación de que el grupo y el equipo se ha formado con suficiente tiempo de antelación. No hay dudas en cuanto a nombres y esquemas. Pero aparece un infortunio como es la ausencia de Messi, y a la vez también aparecen otras soluciones. Messi es el mejor por lejos y, como se dijo, es como jugar con el ancho de espadas y con 33 de mano al truco. Pero Higuaín se enciende cuando se pone la celeste y blanca, Palacio rinde siempre, aparece Biglia y es una rueda de auxilio estupenda para Mascherano, Banega no desaprovecha la ocasión y mete un gol en la primera o segunda pelota que toca y Di María es una amenaza permanente cada vez que recibe la pelota y empieza a encarar en velocidad. Pero uno observa también que hay una idea de juego muy clara, en lo táctico y en lo estratégico. Y que hay solidaridad y armonía, adentro y afuera de la cancha. Y esto también es muy bueno.

Si alcanzará o no dependerá de muchos factores. Pero de lo que nadie puede dudar es que esta selección, así, entusiasma por lo que juega y por lo que transmite. Y estoy plenamente convencido de que todos se “romperán el alma” no sólo por estar, sino por llegar lo mejor posible a esa cita dentro de un año en Brasil.

4.jpg

Lo llenó de elogios. Sabella destacó la inteligencia de Palacio para moverse en la cancha y leer al partido y el rival. El delantero ex Boca tuvo un gran rendimiento ayer. Foto: EFE

Síntesis

Italia 1

Argentina 2

Estadio: Olímpico de Roma.

Recaudación: 446.932 euros.

Espectadores: 41.369.

Italia: Buffon; Maggio, De Rossi, Chielini y Antonelli; Montolivo, Verratti y Marchisio; Candreva, Giaccherini y Osvaldo. D.T.: Cesare Prandelli.

Argentina: Andújar; Campagnaro, Federico Fernández, Garay y Basanta; Lamela, Mascherano, Biglia y Di María; Higuaín y Palacio. D.T.: Alejandro Sabella.

Goles: en el primer tiempo, a los 19 m Higuaín (A). En el segundo tiempo, a los 3 m Banega (A) y a los 31 m Insigne (I).

Cambios: todos en el segundo tiempo, al comenzar, Aquilani (I) por Montolivo; Insigne (I) por Marchisio; Florenzi (I) por Candreva; Banega (A) por Lamela; a los 8 m Diamanti (I) por Giaccherini; a los 9 m Marchetti (I) por Buffon; a los 15 m Lavezzi (A) por Higuaín; a los 23 m Coloccini (A) por Garay y Cerci (I) por Maggio; a los 29 m Maximiliano Rodríguez (A) por Mascherano; a los 36 m Ricky Alvarez (A) por Di María y a los 43 m Augusto Fernández (A) por Palacio.

Higuaín, un tanque

Todos quisieron ser como Farro, Pontoni y Martino

El heredero de Batistuta

Gonzalo Higuaín se ha convertido en el “9” de área implacable que la selección disfruta en cada partido. Pero además, colabora en el juego y en la recuperación de la pelota, exigiendo siempre a más de un defensor rival. El ahora jugador del Nápoli muestra un plus cuando se pone la celeste y blanca. Foto: Télam

Análisis

por Enrique Cruz (h)

Emocionante

  • Pudo haber faltado gente para llenar semejante estadio, pero no faltó pasión, calor popular y, sobre todo, mucho respeto. El tifosi italiano siente el fútbol igual que el hincha genuino argentino. Y cuando algunos desubicados quisieron cantar el típico “a estos p... les tenemos que ganar”, fueron muchos más los que se negaron y taparon con otro aliento el grito hiriente.

Anoche se encontraron dos rivales que, en lo futbolístico, pelearán siempre con todo para ganar, pero que tienen como pueblos estrechos e históricos lazos de hermandad que se hicieron sentir a partir de la convocatoria del Santo Padre.

Fue emotivo de qué manera se cantaron los himnos, cómo se aplaudieron y cómo se respetaron. Y después, cada cual en lo suyo, haciéndose sentir a pleno pero sin nada que desvíe el centro de atención y arruine la fiesta.

Sería muy bueno que este pedido hecho casi a manera de reto paternal de Francisco pueda calar muy hondo en todos, desde los dirigentes y pasando por técnicos, jugadores e hinchas (no nos eximimos tampoco los periodistas), para que el fútbol vuelva a ser el sitio de las alegrías y tristezas, de los triunfos y las derrotas, pero siempre en el marco del respeto y la consideración hacia quienes no defienden los mismos colores de camiseta.

El fútbol es otra cosa, está hecho para el goce y la diversión, matizado seguramente con tristezas temporarias que al domingo siguiente se transformarán en alegrías con la victoria. El fútbol no es la locura, el matar o morir y toda la parafernalia que lo rodea. El fútbol es esto: fiesta, pueblo y pasión. Aunque muchos no lo entiendan.

5.jpg

Gambeta y velocidad. Ángel Di María es fundamental en el cambio de ritmo para pasar al ataque. Ayer creó varias jugadas con su sello, aunque le faltó en algunas ser más solidario en la concreción. Foto: Télam

 

Bajo la lupa

ANDÚJAR (6)

En el gol no pudo hacer nada, porque Insigne le pegó muy bien y se le metió lejos de su alcance y esquinado. Respondió bien en el juego aéreo.

CAMPAGNARO (6)

No es el puesto ideal para él, pero no tuvo problemas y hasta se animó a ofrecerse como salida.

FEDERICO FERNÁNDEZ (6)

Mucha fuerza y presencia física. Es un jugador correcto, que hace siempre la simple, no arriesga y cumple.

GARAY (6)

Otro que rindió a la altura de lo esperado. Entre los dos centrales hicieron desaparecer de la cancha a Osvaldo, que no les ganó casi nunca. Más trabajo en el segundo tiempo que en el primero.

BASANTA (5)

Complicado con Candreva en el primer tiempo. No es una posición que lo beneficie porque tiene todas las características de un central, pero se fue afirmando con el paso de los minutos.

LAMELA (4)

El más flojo de todos, dio la impresión de no encontrar nunca la ubicación y el partido.

BIGLIA (7)

Buen partido. Correcto, recuperó bastante y la administró con claridad y precisión, sin equivocarse casi nunca en los pases.

MASCHERANO (6)

Es el motorcito del equipo, eje indiscutido en la circulación de la pelota y con el temperamento de siempre para imponerse.

DI MARÍA (6)

Fue de mayor a menor. Arrancó para comerse la cancha y de a poco se fue quedando sin piernas.

PALACIO (7)

Uno de los mejores de Argentina junto con Biglia e Higuaín. Rotó por todo el frente de ataque aunque luego se tiró preferentemente por derecha. Es otro que hace las cosas bien.

HIGUAÍN (7)

Había avisado en un par de jugadas previas y no perdonó en el gol. Es uno de los jugadores que se agranda cuando se pone la celeste y blanca.

BANEGA (6)

Entró bien, definió con precisión en el gol y luego le dio aire al mediocampo, aunque no quedó cómodo con el partido planteado de contra.

LAVEZZI (5)

Mucha voluntad pero sin tanta incidencia en el área italiana.

COLOCCINI, MAXI RODRÍGUEZ, AUGUSTO FERNÁNDEZ Y RICKY ALVAREZ.

Entraron pocos minutos.