Simplemente, el Cordobés

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Miguel Ángel Sánchez

Los 95 años que celebró El Litoral el 7 de agosto pasado fueron la excusa perfecta para charlar con este vecino de El Pozo, un referente de aquel barrio, quien permanentemente colabora con nuestro diario. Se considera “medio periodista” ya que aprendió mucho de este oficio al avisar sobre ciertos hechos que merecían ser noticia, como cuando fue testigo de la caída del Puente Colgante.

TEXTOS. REVISTA NOSOTROS. FOTO. FLAVIO RAINA.

 

CUARENTA AÑOS. “Qué alegría siento por esta nota. Hace varios años me hizo una ‘el Turco’ Alaniz. Conozco a todos en el diario, con todos tengo mucha confianza por todos estos años de contacto. Empecé a entregar El Litoral en el mismo Litoral, cuando estaba Gutiérrez y Abate. Era canillita en la zona de la costa, desde la Fuente de la Cordialidad hasta pasando un poquito UPCN. Entregaba el diario ahí y hasta ataba los paquetes. Después le dejaba la plata a Luis Castro, hijo, que era quien trabajaba con El Litoral y muchos otros diarios. Castro después cerró pero yo seguí haciendo el trabajo: cobrarle a varios canillitas. Hacía de todo; sabía sobre todo el trabajo. En el año 73, Enzo Víttori y el Sapo (Riobó Caputto) me preguntaron si me gustaría traer notas para El Litoral y me dijeron ‘Mientras no pifiés, todo está bien visto’. Y así empecé”.

CREDENCIAL PROPIA. “Yo tengo muchas cosas tan lindas vividas en estos años que trabajo para El Litoral y otras tan tristes y jodidas. Tengo muchos recuerdos lindos y otros no tanto, como las crecientes del río. Cuarenta años son muchos.... trabajando con El Litoral. Cuando falta algo, la gente me llama y yo aviso para que vengan a hacer una nota. También trabajé junto con LT 9. Pedía un periodista y siempre venían. El Sapo Caputto me decía que tenían que hacer un diario más grande porque yo los llenaba de notas”.

MEDIO PERIODISTA. “A veces tengo cortado el teléfono por alguna razón pero, si no, siempre estoy en contacto. Soy periodista, aunque no estudié, soy de oficio; aprendí con ustedes, con LT 9 y con Canal 13. A veces nos juntábamos con Manuel Víttori y el hijo, cuando venían al Wal Mart, y les pasaba temas para notas. Estoy muy contento por los 95 años del diario y por haber sido parte de él. Nunca les pedí nada a cambio y estoy contento por eso. Siempre me apoyaron y aprendí mucho del periodismo. Casi, casi que me pongo un cartel ‘Medio Periodista’, tanto con el diario como con la radio y el canal”.

UNA NOTICIA LAMENTABLE. “Le dije a Rómulo (Crespo, secretario de redacción) que venía de hablar con la gente que estaba inundada por la creciente grande, del ‘83. Le anuncié que el Puente Colgante no tenía salvación, que se iba a caer. Nueve días faltaban para que se cayera. El Coronel González estaba a cargo del operativo y me decía que no podía ser. Otra persona que había venido de Buenos Aires también me cuestionaba qué sabía yo del tema. Yo le dije que sabía mucho del tema de construcción porque mi viejo era constructor, en Córdoba. Les avisé que el trabajo que le estaban haciendo al Puente Colgante era malo y lo estaban debilitando. Le estaban echando piedras (gaviones) y con eso lo iban a tumbar. Discutía porque sabía. Les dije que a los gaviones los tendrían que haber echado más cerca de los pilotes del puente viejo. Entonces, cuando el agua llegaba al Puente Colgante lo hacía ya casi sin fuerza. Les decía que el puente tenía muy poca vida. El mismo día que se cayó yo venía subiendo por el otro puente, o sea que fui uno de los pocos que lo vio caer. Me fui corriendo con la bicicleta al lado a Canal 13 y le avisé a un hombre. Le dije que avisara que se estaba cayendo el Puente Colgante; el hombre me miró y habrá pensado que era un tarado. Después salió, vio que se estaba cayendo y entró corriendo para avisar. También entré corriendo al Baviera y, como lloraba, el dueño me preguntó qué me pasaba, si me había golpeado, y cuando les dije que se estaba cayendo el Puente Colgante los pocos que estaban en el bar salieron a ver. El primer periodista que llegó era de LT9”.

SATISFACCIONES. “Conseguí muchas cosas para El Pozo, como la ambulancia. Un día me llamaron porque estaba muy grave un hombre y un policía -fallecido, a quien llamábamos la mula- me dijo que me habían mandado a llamar porque no estaba la ambulancia para trasladarlo. No se sabe hasta el día de hoy quién la había sacado y la persona falleció. Fui a El Litoral, hice un quilombo... Estaba Teresita (Pandolfo), el Sapo (Riobó Caputto), estaban todos. Había también dos doctoras mandadas por el ministro (de Salud). Les decían que tomaban noticias de cualquier persona, sin ninguna responsabilidad, que era una falsedad, que no había muerto nadie. Yo le decía que sí, y me decían que era jetón. Me las aguantaba tranquilo. Cuando llegó el Sapo les dijo que yo trabajaba para el diario desde hacía tiempo y que conocía mucho; que no iba con falsedades sino con verdades. Después llegó don Enzo Víttori y también les dijo que confiaba mucho en mí y que el señor que había muerto era el padre del entonces jefe de Personal del diario. No lo podían creer y me tuvieron que dar la razón. Peleé mucho por toda la zona. Les avisaba si había cortes de luz, accidentes, si faltaba la iluminación; hice hacer las garitas de los colectivos... Cuando se necesitaban bolsas de arena ni los responsables ni los políticos conseguían pero yo sí. Tengo muchos recuerdos, algunos un poco tristes también. Y llegó un tiempo en que ya no confían mucho en uno (lamentó)”.

PIONERO Y VOCERO. “Fui de los primeros que vinimos a El Pozo, que se inauguró en octubre de 1988 (estamos por cumplir 25 años). Parecía un cementerio, con todos los palitos de separación de los terrenos. Apenas vinimos a las casas puse mi ‘boliche’ (un quiosco); hoy tengo pocas cosas, falta esto (y gesticula con sus dedos, refiriéndose al dinero); muchos remedios y mucha enfermedad (explica), pero al principio se trabajó muy bien. Desde que comenzó el barrio yo todos los días llamaba a la radio, al diario y a la televisión cuando había problemas. La seguridad está en el barrio pero le falta personal policial que pertenezca a la zona. Vienen policías pero trabajan con la ayuda de otras comisarías o de la policía de rutas. Además, nos sacaron dos veces la atención en el dispensario de noche y los sábados y domingos y después nunca volvió a funcionar así. Es un problema grave que esté cerrado desde el sábado a la tarde porque no tenemos adónde ir. Somos en el barrio unos 15.000 habitantes, más o menos, y también viene mucha gente del lado de la costa. Los médicos andan”.

SU APODO

“Nací en Jesús María, a seis cuadras del anfiteatro. Ahí tenía mi casa paterna, pero la vendieron. Después anduve en un circo, adonde era bailarían y payaso. Decían que -como payaso- el mejor número que hacía era el de borracho y nunca en mi vida probé nada de alcohol. Me buscaban a veces para grandes eventos, como cumpleaños de 15 y otros, para hacer de payaso. Salí de Jesús María con el circo, cuando tenía 20 ó 21 años, anduve por más de medio país y después, como me gustó, me quedé acá. Ahora tengo 69 años (cumplo los 70 en marzo de 2014). Después trabajé de zapatero y canillita”.

LA FAMILIA

“Tengo a Rosa, mi señora, y 6 hijos. Hubieran sido 9 pero tres me los llevó Dios, además de 13 nietos (14, porque me ‘nombraron’ abuelo de un chico que es el nieto de un señor que falleció, un vecino), y una bisnieta, que tiene 4 meses. Tengo un hijo y un nieto que se llaman igual a mí. Cuando ganó el Papa yo lloraba. Casi me tienen que llevar al médico porque me levantó mucho la presión la alegría que había ganado el Papa argentino. A la noche nació la bisnieta, el mismo día”.

SU SALUD

“Hace un año y siete meses me dio un ACV y estuve mal, mal; me sacaron del cajón. Acá a la vuelta hay otros cuatro que estuvieron igual y están en la cama, se orinan y tienen que ayudarlo. Me dejó bastantes secuelas, como problemas en un brazo o molestias en las piernas (apenas puedo caminar), y ya no ando mucho por el barrio. A veces puteo a los santos pero ésa es una forma mala que tengo de proceder. Tengo bien bautizados a los chicos. Mi señora estuvo un tiempo largo muy delicada de salud y no asomaba ni la nariz afuera. Quedó un palo vestido, muy flaca, pobre. Llevamos ya 45 años de casados (46 cumplimos el 2 de noviembre). Son 46 años de aguante para ella... (bromeó)”.

así soy yo