Entre maquetas y rascacielos

El futuro Complejo Calchines perteneciente a la Empresa Provincial de la Energía (EPE) es una de las maquetas para admirar.

Entre maquetas y rascacielos

Vivió su niñez entre rastis y mecanos, lo que influyó en su vocación creativa. Ahora, como avanzado estudiante de Arquitectura, Romeo Alaluf se destaca por sus diseños, renders y maquetas a escala de proyectos arquitectónicos, inmobiliarios y obras de ingeniería.

TEXTOS CÉSAR BENÍTEZ. FOTOS. GENTILEZA MIGUEL A. SONZOGNI.

 

Su mamá siempre le decía que tenía una mano privilegiada y con el paso de los años, Romeo Alaluf demostró que tenía una capacidad innata, aunque reconoce que hubo un incentivo con los profesores en clases de dibujo, arte y cerámica.

“Desde chico guardaba cajas de cartón y cuando miraba los dibujos animados en la televisión, observaba los personajes- y los hacía yo mismo; me gustaba mucho copiar, no pedirlos”, relata entusiasmado a Nosotros.

Esa vocación creadora la plasmaba en sus propios juguetes a los que transformaba con nuevas formas y colores que su imaginación le dictaba. A veces se ligaba un reto: “¡Ya los rompiste!”, le decían.

Romeo, quien cursa el quinto año de Arquitectura, recuerda que cuando su madre lo llevó al jardín de infantes ubicado a dos cuadras de su casa, la maestra notó que ese pequeño se encerraba en su mundo y hasta que no terminaba no salía de él. Era distinto, dibujaba y siempre predominaban tres tipos de animales: pescados, caballos y caracoles.

“Les llamaba mucho la atención que un niño, a los 2 años, dibujara un caracol con todas las proporciones (cola, cabecita y antena) y apoyado siempre en una línea recta, en este caso el suelo. A partir de ese momento siempre tuve el incentivo para comenzar y mi habitación era un desorden de piezas, cajas y juguetes; al margen de mi habilidad lo que sorprendía era mi creatividad”, confiesa Romeo.

Sin embargo, cuando fue creciendo esas creaciones dieron lugar “a cosas más precisas. Me encantaba la serie de dibujos animados Transformers y notaba que era complicado hacerlos pero para mí era todo un desafío; incluso llegué a construir varios robots que los chicos del colegio La Salle Jobson me querían comprar”, recuerda entre sonrisas.

El valor artístico tiene un referente en la familia y es el ebanista, tallador y carpintero Ricardo Porrero que, según el joven, “está tocado por Dios” por las obras que hace. También está la influencia de su prima, que es pintora. Este tío, que en 2003 sufrió la inundación y la pérdida total de sus muebles y herramientas, le regaló una mesa de madera donde ahora da rienda suelta a su creatividad.

Romeo vive con su mamá Santina y tiene un hermano músico, José, quien además es profesor de bajo eléctrico.

MIRANDO HACIA ARRIBA

El punto de inflexión, que marcó su decisión de estudiar arquitectura en la FADU-UNL fue cuando descubrió en la revista Billiken una nota sobre rascacielos que atrapó su interés. “Me llamaba la atención la altura y desde ese momento empecé a diseñar todo lo referido a la construcción. Además, como hito urbano es fuertísimo, es lo que hace que una ciudad se conozca mundialmente. Un ejemplo es Malasia con las Torres Petronas y su creador, el arquitecto César Pelli que es argentino”, reconoce.

“Me gustó siempre coleccionar y así realicé uno que está por ahí -y señala un mueble con varios ‘edificios de papel’- pero me di cuenta de que hay otro más alto y así seguí; en esto no se puede parar. Hoy ya existen otros tres y el de mayor altura es el de Dubai. Pensé que tal vez la escala que va de 1:1000 me daba, pero el de Dubai son 80 cm.; incluso un profesor me sugirió que cuando tenga más edificios los exponga en el Museo Rosa Galisteo de Rodríguez o en la Facultad”, cuenta.

El comienzo de la carrera de Arquitectura mostró, a su entender, a “un estudiante común y corriente; pero en la facu comencé a darme cuenta de mi facilidad para dibujar, virtud que ya tenía en la secundaria porque hacía caricaturas de todos, incluso de mi profesor de Química, hasta que llegó a sus manos”, recuerda con picardía.

Ese momento de ingreso a la universidad coincidió con un medio más rápido que ya se estaba poniendo de moda y eran las maquetas digitales. “Así, hice un curso solito y empecé a ayudar a amigos con algunos trabajos, nos juntábamos acá en la cochera donde había colchones desparramados por todos lados hasta que un amigo me dijo: ‘ayudame con esto que yo te pago’, y desde ahí no paré más”.

Ese paso fue fundamental porque comenzó a trabajar asiduamente y se empleó en el estudio de un profesor de la FADU durante un año. “Después transcurría el año 2004 y me dijeron: ‘pegá papelitos para que la gente te conozca’; recorrí las imprentas donde hacían ploteos láser y después no paraba de sonar el teléfono y de recibir mails”, cuenta satisfecho.

La primera maqueta que hizo fue un auditorio para una estudiante que debía presentar en la Universidad Católica y que recibió comentarios de admiración. Hasta que llegó la maqueta oficial que hizo para Colón y muchas cosas cambiaron. “Nadie me vino a llamar, yo fui al club; todo comenzó cuando salieron notas que hablaban de la remodelación del estadio porque era probable que en el año 2011 se juegue la Copa América. Vi imágenes que eran de medio pelo y pensé: con semejante acontecimiento, cómo no tenían una maqueta, así que llevé a la entrevista una pequeña que realicé, y me fue bárbaro”.

“ ‘La maqueta va a venir después’, me dijeron, porque ahora el estudio de arquitectura necesita ayuda; tuvieron un inconveniente y en dos meses estamos haciendo el lanzamiento del proyecto. En realidad lo que ocurrió es que le entraron a robar y esas eran las imágenes que estaban dando vueltas por la web. Ese trabajo que les sustrajeron les llevó seis meses y a mí sólo tres semanas; son los fotomontajes de palcos y bandejas que se conocieron después. Fui a la presentación que se hizo en diciembre de 2010 y luego me encargaron la maqueta que me llevó entre 5 y 6 meses terminar”, cuenta con indisimulable orgullo.

Una maqueta más pequeña le fue entregada al máximo ídolo rojinegro Esteban Oscar “Bichi” Fuertes en ocasión de ser reconocido como Ciudadano Ilustre, a través de la Agrupación Cultura Sabalera de la que Romeo es integrante. “Bichi le comentó al presidente del club que había sido el mejor regalo que le hicieron, pero lo más lindo fue que el presidente de la agrupación le dijo en ese acto del Senado: ‘a Palermo le regalaron un arco pero a vos te regalamos un estadio entero’ “, comentó jocosamente.

LA REDONDA

Otro trabajo que le trajo mucha satisfacción es la maqueta del edificio de La Redonda que hizo cuando trabajaba en la Dirección Provincial de Arquitectura e Ingeniería con un grupo de diseño que, incluso, mereció una mención por los trabajos de reacondicionamiento de ese espacio cultural. “Fue más fácil que otras maquetas porque su diseño era sencillo. ‘Sí fue más laborioso que el cartón para trabajarla porque utilicé madera balsa que es más transparente y con luces resalta aún más”, explicó a Nosotros.

Pero Romeo es incansable y siempre ofrece sorpresas. Es que su dinamismo y energía necesitan modelar a través de sus manos nuevos capítulos de creatividad. Aunque no da muchas pistas, admite que “hay un trabajo terminado para un club de Rosario con similares imágenes digitales que las realizadas a Colón. Hacer la maqueta de ese estadio sería lo más porque, cuando se inaugure, estaría al lado de una máxima estrella mundial. Más no puedo decir porque no me dejan”, disparó.

A futuro tiene en mente hacer una maqueta topográfica de toda la ciudad de Santa Fe -en escala 1:3000- que sería del tamaño de tres mesas adosadas, para exhibir en el hall de la Municipalidad.

Romeo tiene una gran colaboradora que es su novia Josefina -maestra jardinera- y reconoce que “hay ocasiones que superan mi paciencia y ella trabaja mejor que yo en detalles; es mi apoyo junto a mi amigo Diego”.

Cuando se le pregunta que es un maquetista, su respuesta es precisa: “Es un eslabón entre el que entiende y el que no sabe. Hay que integrarse a la obra, yo no soy una maqueta”, advierte con una sonrisa. “Soy una persona a la que le interesa mucho la parte social y los problemas de la sociedad. Por ejemplo me pone muy mal hablar del tránsito; tengo a mi mamá grande que es todo para nosotros como hijos -su papá falleció siendo muy chico- y lo más importante es el respeto entre todos”.

“De mi papá me llevo su bondad, de mi mamá el amor y su responsabilidad; además del ímpetu y la tenacidad que me marca mi propio signo. Me gusta mucho ayudar y no hacer la vista gorda; esas son las cosas que me marcan”, dispara con énfasis. Por eso es claro al definir cuáles serían los ejes que coronarían su tesis final: “La maqueta, la arquitectura y el tema social estarían englobados para mostrarme tal como soy”.

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Una creación que marcó la trayectoria de Romeo Alaluf: el proyecto oficial de remodelación del estadio Brigadier López del Club Atlético Colón para la Copa América 2011, con un tamaño de 1,60 m x 1,10 m.
 

Utiliza todos los materiales cotidianos que uno pueda imaginarse, desde los palitos de plástico de un escobillón hasta un cablecito. Al contrario de lo que piensa la mayoría, el cartón gris, la madera balsa y el telgopor sólo son complementos.

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La Redonda, Arte y Vida Cotidiana, articula el ferrocarril y la historia de los santafesinos con una propuesta innovadora que fue plasmada por el maquetista Romeo Alaluf junto a Leonardo Batie, y se expone en ese espacio ubicado en el parque federal.

UNA METÁFORA QUE NACE EN LA SERVILLETA

“Había una incertidumbre acerca de qué se podía colocar en la tribuna visitante de Colón porque no tenía sentido construir una bandeja para ese sector. En ese lugar querían instalar la pantalla que está en el codo pero no podía estar sola, tenía que tener algo que cierre con el anillo. Entonces, uno de los dirigentes me dijo: ‘fíjate Romeo, vos que estás con la maqueta, si podés diseñar algo’.

“Recuerdo que ese día tomé un café con un amigo en un bar y se me vino a la cabeza la historia del club y cómo se lo conoce: el Cementerio de los Elefantes. Empecé a volar con la imaginación y lo primero que se me ocurrió fue un elefante muerto, un costillar. Si bien de aquella idea original sólo quedan los colmillos y las salientes, guarda todavía un lenguaje lejano.

“Hoy por hoy no ves un elefante representado en la estructura, pero en su inicio sí lo eran las verticales, la curva hacia arriba y los colmillos salientes en la pantalla. Es un elefante que nace desde el barrio que vio nacer al club, iluminado de noche con un rojo fuego. En ese momento muchos decían: ‘pero, quién va a entender eso’. Pero hoy, tres años después, cuando la televisión muestra ese sector de la cancha, el comentario generalizado es: ‘ese es el estadio de Colón’. El objetivo se consiguió”, señaló Alaluf complacido.

Es más: destaca con orgullo que cuando se disputó la Copa América y jugó Leo Messi, “se notaba la cancha repleta con banderas celestes y blancas y la estructura iluminada a full. Y esto, sabiendo que vino de mí, en una servilleta en un bar, es muy loco. Y todavía no me recibí”, confiesa.

PRESERVAR LA IDENTIDAD

Para Romeo Alaluf es inconcebible que una ciudad no preserve sus valores históricos y cita el ejemplo “una plaza ubicada a 20 metros de un lugar emblemático como un ferrocarril que no tenga una impronta férrea. Así es con todo. Los grandes rascacielos conmemoran mucho la historia del país y la región”.

En ese sentido describe cómo las pagodas chinas están implantadas dentro de las torres de cristal , “ahí tenés la paradoja”, confiesa, aunque no deja de preocuparle lo que está pasando en la ciudad de Santa Fe, donde si bien reconoce el crecimiento del sector inmobiliario considera “inaudito” que haya edificios de ladrillos con ventanas de aluminio blancas a 200 metros del Puente Colgante. “Es la entrada a la ciudad”, se lamenta.

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Para la inauguración del Country Golf Club de Villa Libertador San Martín (Crespo, Entre Ríos) Romeo realizó una maqueta escala 1:600, con Diego Dell y Josefina Escarlon.

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Mercado inmobiliario. Creó cuatro maquetas, una de ellas pertenece a Puerto Amarras Suites & Tower en el puerto santafesino.

Croquis a mano alzada de la cabecera sur del Cementerio de los Elefantes (idea original).

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