Plantas hasta por los techos

¿Se puede compensar en la altura el verde que se le quita a la ciudad con el avance de la urbanización? Las terrazas ecológicas, contempladas como tema de debate en la normativa local, tienen aquí un desarrollo incipiente, pero es mucho más importante en otras ciudades del país y el mundo. La Municipalidad de Rafaela ya adoptó este sistema y está en los planes del gobierno capitalino para los próximos meses. Junto con los muros vegetales, constituye una opción estética y beneficiosa para morigerar los efectos del clima. En esta nota, algunas experiencias, opiniones y algo de historia.

TEXTOS. NANCY BALZA. FOTOS. GUILLERMO DI SALVATORE Y ARCHIVO EL LITORAL.

Plantas hasta por los techos

Las terrazas ecológicas o cubiertas vegetadas permiten contrarrestar el efecto de isla de calor que se produce por la mayor urbanización.

 

A mediados de junio, el Concejo Municipal de Santa Fe aprobó una resolución de Noelia Chiementín ( (FPCyS-CC-ARI) que dispone que el Ejecutivo municipal promueva y fomente la construcción de “terrazas verdes o ecológicas” o “cubiertas naturadas” en techos o azoteas de edificios públicos y privados. Para ello se insta a mantener reuniones con universidades y organismos técnicos especializados. El objetivo es llegar a diciembre con un proyecto de ordenanza que regule este sistema, incipiente en nuestra ciudad, pero que ya se aplica con éxito en otras ciudades del país y del mundo.

“La idea es que todo lo que le quitamos al suelo al momento de construir lo devolvamos arriba para que cumpla la misma función”, sintetizó la autora de la iniciativa, quien no oculta que su meta es lograr que antes de que termine el actual período en la concejalía local esta modalidad se vuelva obligatoria, previas consultas con profesionales, a través de una ordenanza.

“En Japón el tema está regulado desde 2001 y es obligatorio para el 20 % de la superficie de los edificios que se construyen”, explicó la autora de la norma, a la vez que destacó la importancia de que se prioricen especies autóctonas y se tome conciencia de que los efectos del cambio climático se pueden morigerar con estas técnicas. En la misma línea -señala- está la propuesta de pintar los techos de blanco para refractar el calor de las edificaciones.

RAZONES Y EJEMPLOS

Absorber parte del agua de lluvia -actuando como retardador natural-, mejorar la calidad del aire y del agua, y captar parte del dióxido de carbono, ayudando a disminuir el calentamiento global y el efecto invernadero, son algunos de los argumentos favorables que expone la autora de la resolución.

Pero, además, aporta que esta propuesta ya constituye una tendencia urbanística mundial. A modo de ejemplo, expone que “en Nueva York convirtieron a la High Line, una vía férrea elevada en desuso, en un paseo verde. Y la Trump Tower ostenta un sector escalonado donde florece vegetación. En Chicago, las columnas clásicas del ayuntamiento sostienen una azotea con jardines. Desde 2001, en Tokio la ley obliga a cubrir el 20% de las terrazas de los edificios nuevos o reconstruidos con plantas. Mientras, la Agencia de Medio Ambiente europea estudia fomentar la construcción de edificios con huertas donde crezcan vegetales comestibles para impedir las emisiones de dióxido de carbono”. A estos datos, suma que ”en Alemania hay 15 millones de m2 verdes, en Gran Bretaña se suman 300.000 m2 al año y en Estados Unidos más de 230.000 m2 en el mismo lapso”.

EN PLENO DESARROLLO

Mucho más cerca que los ejemplos mencionados está Rosario: allí, los arquitectos Sonia Carmena, Gabriela Okon y Lionel Bonfante reconocen que en la actualidad, debido al gran aumento del parque automotor y a la saturación de las calles, la tendencia en la construcción de edificios es a ubicar los estacionamientos in situ. Entonces “lo que en origen fue un suelo permeable que permitía conservar el drenaje natural hacia las napas y el ciclo de retorno de humedad a la atmósfera por evaporación, resulta impermeabilizada prácticamente toda la superficie empeorando las inundaciones por lluvia”.

Los tres integran Proyecto Janus, con desarrollos en la ciudad del sur y en otras urbes de esta provincia y de Buenos Aires, y evalúan que las terrazas ecológicas -uno de los temas en que se han especializado- resultan una solución a problemas edilicios de extrema magnitud hoy: climatización; aislación hidráulica, térmica y acústica; ahorro del consumo de agua potable; ahorro energético; esparcimiento, recreación, y refuncionalización de espacios ambientalmente degradados.

En lo que definen como una “búsqueda arquitectónica y paisajística a la vez”, concluyen en que “en alguna medida una intervención de estas características es testimonio de que el desarrollo de la humanidad y la calidad del medio ambiente también pueden estar en comunión”.

A la hora de enumerar ventajas de este sistema, consideran que las superficies verdes generan efectos absorbentes -casi de esponjas- retardando el drenaje del agua de lluvia y mitigando así las inundaciones. Contribuyen al ecosistema, favorecen el aislamiento térmico permitiendo bajar la temperatura interior, actúan como absorbente del ruido en las ciudades y aportan un componente estético a las terrazas, convirtiéndolas en áreas de uso.

UNA EXPERIENCIA TRASANDINA

La arquitecta Vicky Rojas Díaz es presidenta de la Asociación Chilena de Infraestructura Vegetada, miembro fundador del directorio y representante de Chile ante la Asociación Latinoamericana de Infraestructura Vegetada, y fuente de consulta permanente sobre este tema. A requerimiento de Nosotros, aportó su opinión sobre las cubiertas y muros vegetales a los que definió como “una solución sustentable para las construcciones ya que por ser aislantes, ahorran energía en aire acondicionado o en calefacción, y disminuyen la absorción de ruido, por lo que mejoran la aislación acústica. Además, aprovechan las aguas lluvia -en el caso de las cubiertas- almacenándolas en pequeñas celdillas de los drenajes de los techos, propios del sistema- reduciendo el caudal de escorrentía urbana y ayudando a evitar inundaciones. Por otro lado disminuyen el efecto de isla de calor urbana, que se produce porque hemos reemplazado la vegetación natural por pavimentos y construcciones”.

Para la arquitecta, estos elementos mejoran la imagen de la construcción donde se instalan y la apreciación de quienes trabajan, viven o acuden a ese lugar. “Las cubiertas y muros verdes son una buena alternativa para disminuir la presencia gris del cemento cuando ya no es posible aumentar la cantidad de áreas verdes tradicionales, como jardines, plazas y parques”. Y, a modo de definición, señala que la cubierta vegetal es un sistema de capas tecnológicas que incorpora el uso de vegetación sobre cubiertas de techos, proporcionando beneficios sociales, económicos y medio ambientales, especialmente en áreas urbanas. Puede además incorporar nuevas tendencias, tales como de agricultura urbana o producción de alimentos (este último muy usado en países asiáticos), sistemas de reciclaje de aguas y la instalación de paneles solares.

“En Chile y en otras países estamos preparados para comenzar a innovar con este tema; lo fundamental es crear conciencia y que las inmobiliarias, mandantes y /o usuarios se interesen por los beneficios que otorgan estos sistemas, tanto al edificio en sí como a la ciudad. Se puede comenzar por recuperar con áreas verdes los espacios de cubiertas que quedan como residuales, ya que con ello se beneficia el proyecto y también el medioambiente”, sintetiza la profesional.

Con respecto a esta tendencia, aclaró que “más que un boom o una moda, las cubiertas y muros vegetales traen consigo beneficios estéticos, aportan al entorno y mejoran la calidad de vida de las personas, y esto los ciudadanos lo están valorando cada día más. Incluso sin saber aún todos los beneficios anexos”.

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Proyecto desarrollado en el Hotel Athenaeum, de Londres, por Patrick Blanc, un precursor en el tema.

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El francés Patrick Blanc es reconocido en el mundo como un pionero en el sistema de jardines verticales en forma de muro vegetal. Entre los proyectos desarrollados figuran el primer muro vegetal en la Ciudad de las Ciencias y de la Industria de París; muros vegetales de la Fundación Cartier de París, del Acuario de Génova, del hotel Pershing Hall de París y de la Embajada de Francia en Nueva Delhi. También desarrolló propuestas para el Museo del muelle Branly de París, el CaixaForum Madrid, el arco del Grand Théâtre de Provence en Aix-en-Provence, las Galerías Lafayette de Berlín y los pabellones de la Plaza de España en Santa Cruz de Tenerife.

BENEFICIOS A TODO NIVEL*

• Clima. El asfalto y el hormigón son los materiales que absorben e irradian más calor, y por lo tanto su uso en techos y azoteas contribuye enormemente al efecto isla de calor. Las cubiertas verdes, por otro lado, no sólo son más reflectantes que los techos oscuros, sino que además enfrían el aire. Las plantas en una cubierta verde lo hacen al absorber humedad de la tierra y evaporarla a través de sus hojas, enfriando la superficie de la hoja y el aire que la rodea (...) Existen dos formas de mitigar el efecto isla de calor: aumentando la vegetación y mejorando la reflectividad de las superficies urbanas. Las cubiertas verdes proporcionan ambas y reducen considerablemente el uso individual de energía en un edificio. Mientras que un techo de asfalto promedio puede alcanzar los 70 ºC en un día de verano, una superficie cubierta de vegetación no suele exceder los 26 ºC.

• Hidrología. Diversas investigaciones han demostrado que las cubiertas verdes tienen la habilidad de retener el 50% del agua de precipitaciones de 30 mm. También se ha demostrado que las cubiertas verdes pueden retrasar el tiempo de escurrimiento del agua de 30 minutos a cuatro horas y media, así como disminuir su velocidad. Las cubiertas verdes actúan además como filtros, reduciendo la carga de contaminantes que llega a las alcantarillas. Las plantas y la tierra capturan contaminantes atmosféricos y las partículas de metales pesados se unen a las moléculas de tierra.

• Ecología Urbana. Los techos verdes representan un hábitat saludable en el paisaje urbano. Se ha verificado una mayor presencia de aves, y de especies más diversas, así como también la instalación de flora autóctona dispersada por éstas.

• Calidad de Vida. El verde en las ciudades mejora la calidad de vida de los residentes urbanos, reduciendo los niveles de estrés y creando un espacio de recreación y relajación. Además, varios estudios han relacionado los efectos calmantes de las plantas a tiempos más cortos de recuperación de pacientes enfermos.

• Mejoras económicas: La popularidad de los espacios verdes también se refleja en los valores inmobiliarios. Muchos desarrollos en Tokio han comenzado a instalar cubiertas verdes que incrementan significativamente el valor del metro cuadrado en los edificios. Además, mientras las membranas de techo normales duran entre 10 y 15 años, la instalación de un jardín puede duplicar o triplicar la vida útil de la membrana al eliminar la contracción y expansión de la misma por la exposición al sol y los cambios de temperatura. Además, la aislación que proporciona un techo verde reduce el uso de energía de un edificio.

* “Del gris al verde. Promoción de cubiertas verdes en la Ciudad de Buenos Aires”. http://estatico.buenosaires.gov.ar/areas/med_ambiente/apra/des_sust/archivos/construccion/cubiertas_verdes.pdf

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en 2011 se inauguró la terraza verde en la azotea del edificio municipal de rafaela.

foto. agencia rafaela

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con la tecnología adecuada y una evalución del espacio , es posible contar con una terraza verde.

UNA PRÁCTICA MILENARIA

“Los Jardines Colgantes de Babilonia son una muestra de que el concepto de cubiertas vegetales y la práctica que implica su desarrollo ya existían en la edad antigua”, afirma la arquitecta chilena Vicky Rojas Diaz.

Por otra parte, “durante muchos siglos las culturas del norte de Europa utilizaron las cubiertas vegetales como una forma práctica de protección contra los factores climáticos. Es una solución que existe desde hace miles de años”, precisa.

En tanto, el concepto de cubierta vegetal que se conoce actualmente fue desarrollado en Alemania en los años ‘60 y desde esa fecha se ha hecho conocido y utilizado a nivel mundial en las últimas décadas. Con él, se han incorporado nuevas tendencias, como la agricultura urbana o producción de alimentos, sistema de reciclaje de aguas y la instalación de paneles solares.

TERRAZA VERDE PARA “ENFRIAR” LA MUNICIPALIDAD

POR JUAN CARLOS SCALZO (Agencia Rafaela).

En el marco del programa ambiental Rafaela + Sustentable, el Gobierno local montó, hace poco más de dos años, una cubierta vegetal de plantas autóctonas en la azotea del edificio municipal con el objetivo de mejorar la climatización en su interior, prolongar la vida del techo, proteger la biodiversidad y ahorrar en consumo energético.

Esta intervención arquitectónica surgió como una de las principales recomendaciones de la Auditoría Energética, realizada en la ciudad en noviembre de 2010, para atemperar en el edificio los efectos de “isla de calor” que produce en su conjunto la construcción.

Además de una cubierta vegetal de plantas autóctonas adaptadas al bajo consumo de agua, la terraza verde posee plataformas con decks de madera certificada por donde se podrá circular sin dañar la vegetación. Todas las maderas utilizadas para armar estos espacios de circulación llevan el sello FSC, es decir que han sido extraídas y elaboradas con criterios ecológicos y sustentables. La iluminación del perímetro se ha realizado con equipo LED de bajo consumo y alimentados por energía solar fotovoltaica.

En la terraza también se encuentra instalado un colector solar térmico, que provee agua caliente al edificio utilizando solamente la energía del sol. De esta manera, se evitará usar energías provenientes de fuentes no renovables (como el gas) para calentar el agua.

En relación a los efectos logrados por la cubierta verde, el responsable del programa Rafaela + Sustentable, Alejandro Jurado sostuvo que “para hacer una ciudad más sustentable es necesario que los ciudadanos empiecen a pensar la sustentabilidad como una cuestión cotidiana: pensar su ciudad como un espacio propio, que se puede -y se debe- cuidar. Además de campañas que fomenten las 3R, el ahorro energético o de agua, el Programa se planteó ir más allá, a través de la creación de unidades demostrativas que permitan a los ciudadanos conocer nuevas tecnologías que pueden aplicar en sus hogares y conseguir, así, un impacto aún mayor: estructural”.

“Una sola terraza puede que no tenga un impacto inmediato y significativo en el entorno -añadió-, pero por eso se hace una unidad demostrativa: para que otros habitantes de la ciudad valoren los impactos positivos que tendría una construcción así en su casa, tanto para ellos como para el ambiente. Ese es el objetivo de la terraza municipal: mejorar el edificio y el entorno, no sólo por esa intervención particular sino por el efecto multiplicador que puede causar en la ciudad”.

A la hora de enumerar las ventajas de este sistema, evaluó que “una terraza de este tipo ayuda a disminuir la contaminación atmosférica gracias a la absorción de las partículas y posibles metales pesados suspendidos en el aire. También mejora el microclima urbano al humidificar y enfriar la temperatura ambiente; reduce la contaminación acústica al absorber parte de la onda sonora; disminuye el coste energético, porque permite mejorar el aislamiento térmico; y permite prolongar la vida útil de la impermeabilización de la cubierta, ya que el sustrato y el ajardinamiento superior protegen las láminas de las radiaciones UV de los cambios bruscos de temperatura y del resto de los agentes atmosféricos que tienden a deteriorarla con el tiempo”.

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Techos verdes en edificios de China.