llegan cartas

Que no gane la miseria

Señores directores:

Se acercan las elecciones legislativas de octubre y algunos candidatos inician una carrera cuyo objetivo principal puede ser la presidencia de la Nación en el 2015.

Muchos hablan de que si son electos, propiciarían el diálogo y la cooperación entre todos los sectores para solucionar los problemas que aquejan a toda la sociedad; pero eso, seguramente queda sólo en la promesa.

El poder casi siempre lleva a las personas a creerse omnipotentes y brillantes, desechando consejos y conocimiento de personas capaces y especialistas en diversas áreas que debe regular un gobierno: economía, finanzas, salud pública, educación, industria.

Prefieren rodearse de amigos y personas obsecuentes, a veces con muy poca capacidad para el nivel que la posición exige, como es el caso de un ministro.

Olvidan que la democracia es el gobierno del pueblo, por el pueblo y para el pueblo y eso se logra convocando a personas capaces, independientemente del signo político, porque el pueblo no está representado sólo por los políticos electos sino por cientos de hombres de buena voluntad, dispuestos a brindar su colaboración al gobierno de turno, que no es nada más que un débil eslabón de una cadena que se debe armar sumando continuamente talento, concordia y trabajo: la democracia.

Dijo el Papa Francisco, nuestro único y auténtico referente moral y espiritual, que el verdadero poder es el servicio al prójimo y los que dirigen el destino de la Argentina podrían hacer eso realidad, si se despojan de la ambición, el orgullo y el egoísmo y suman capacidades de los distintos ámbitos, para planificar soluciones a largo plazo, de los principales problemas socioeconómicos que nos aquejan, como por ejemplo el déficit energético, la inseguridad, el narcotráfico, por citar algunos. De lo contrario, si no nos ponemos nunca de acuerdo, seguiremos siendo el país del absurdo, con un enorme potencial desperdiciado al extremo de tener un ex presidente condenado y procesado y su sucesor obligado a escapar en helicóptero de la Casa Rosada, mientras el país se sumergía en una de las peores crisis política y económica de su historia.

Tratemos de ponernos de acuerdo todos los argentinos y estaremos unidos, para que no nos vuelva a ganar la miseria y la decadencia.

Alberto Alcides Marelli.

L.E. 6.206.152.