En el Museo de Arte Contemporáneo de la UNL


“Los duendes del campo decoraron el patrimonio durante la noche”

  • El viernes 13, a las 20, se inaugura en el MAC la exposición del artista plástico Marcelo Pombo, con obras del patrimonio y mazorcas de maíz intervenidas.
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Marcelo Pombo enuncia sus propios fantasmas sacando del letargo algunas obras olvidadas, es un regreso orientado a convivencias temporales imposibles si él no hubiese elegido “esas” obras para interactuar. Fotos: Gentileza producción

 

De la redacción de El Litoral

Se consignan a continuación algunas respuestas a interrogantes sobre la muestra “Los duendes del campo decoraron el patrimonio durante la noche”.

—El pasado visual de nuestro país cobró importancia en tu obra en esta última etapa. ¿Tu planteo es dialogar con él?

—Dialogar con el pasado del arte argentino como desde un sueño, aportándole caos, confusión y misterio a ese pasado, para de esa manera volverlo más contemporáneo y vivo. Todo lo contrario a lo que hace el investigador o historiador de arte, que busca clarificar y ordenar el pasado.

En ese sentido, lo que hago es una mirada desde el arte, algo así como un híbrido entre obra, instalación y curación.

El otro aspecto importante es mi interés por las tradiciones menos transitadas o marginales de la historia del arte argentino, o sea, eludir el relato canónico del modernismo y la aparición de las vanguardias en sintonía con los centros mundiales del arte moderno y rescatar por ejemplo, el arte costumbrista.

—¿Cómo comenzó tu interés en las obras que tiene el Museo de Arte Contemporáneo de Santa Fe?

—En el MAC, encontré una interesantísima colección de grabados, especialmente de xilografías. La obra central de esta muestra e inspiradora de la instalación con choclos secos y pintados, es una xilografía de Mele Bruniard, perteneciente a la colección del MAC, que representa a un espantapájaros en un maizal. La obra de Mele Bruniard es una de las cimas durante los años 60 de la integración del pop con el costumbrismo litoraleño representado por imágenes de flores, pájaros y peces y la técnica primitiva y ancestral de la xilografía.

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Pero el otro aspecto fundamental de esta muestra es el descubrimiento de la obra de Vilma Turconi, de quien voy a exhibir 4 óleos abstractos. La obra de Vilma Turconi se encontraba entre los trastos viejos de la casa que había sido de su propiedad y que fuera donada como sede para el MAC. La directora del mismo, Stella Arber, decide no tirarlos y conservarlos. Gracias a su generosidad y amplitud de criterio, Stella Arber, me permite exhibir estos cuadros sin ser restaurados y en el estado en el que se encontraron por primera vez. Vilma Turconi no tiene ni siquiera una sola mención en Internet. Siento que hago visible un fantasma, que le devuelvo una interesantísima y misteriosa artista olvidada a la ciudad de Santa Fe y por qué no, un homenaje a quien vivió en esa bella casa que es hoy es la sede del MAC.

—¿Cuál es el proceso de intervención que realizás en las obras elegidas?

—La muestra consiste en los siguientes procedimientos: la xilografía de Mele Bruniard va a ser proyectada sobre la pared en un tamaño mucho mayor que el original, va haber una reproducción en papel del sexy y elegante autorretrato de César Fernández Navarro que forma parte de la colección de Museo Municipal, un grabado original de Carlos Fossatti perteneciente a la colección del MAC y las 4 pinturas antes mencionadas de Vilma Turconi. Todas las paredes en donde van a estar exhibidas estas obras van a estar intervenidas con choclos pintados y decorados con stickers infantiles, moñitos y piedras preciosas de plástico, que van a estar como flotando en las paredes y en algunos casos dichos choclos se van a arracimar en torno a los marcos de algunas obras.

Duplicar los restos

Lic. Stella Arber

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El artista ronda las obras, las piensa, creando en él una inusual expectativa, cumpliendo su promesa de establecer un nuevo presente para ellas.

Directora MAC-UNL

  • Acostumbrados desde hace tiempo a ver en Pombo obras cargadas, intervenidas con una retórica irónica desde el kitsch y a veces con una cantidad de referencias decorativas y hasta una desmesura devenida de las tiendas de cotillón, hoy lo podemos encontrar en una calmada síntesis, en una manifestación sin opulencia, casi ritual, a la hora de tratar con las obras pertenecientes al patrimonio del MAC. Así se lo puede ver ligado fuertemente a la poética que trae el propio objeto seleccionado, donde Pombo realza sus connotaciones, proyecta imágenes sin artificios y acentúa todo el tiempo quiénes fueron los autores y sus creaciones.

“El espantapájaros”, de Mele Bruniard, lo atrajo para convertirlo en motivo y tema de sus mazorcas agrupadas, doradas e intervenidas con una sobredosis vital y tupida de la carga gota a gota, para dar con la justa acumulación vítrea que queda luego de las varias capas chorreantes que él les asigna a la superficie de cada pieza, ampliando su naturaleza efectiva para ser y devenir en nuevo objeto construido, en una contingencia abarcadora y única.

Marcelo Pombo enuncia sus propios fantasmas sacando del letargo algunas obras olvidadas, es un regreso orientado a convivencias temporales imposibles si él, no hubiese elegido “esas” obras para interactuar. El artista parte de evocaciones impuestas en nuestra comunidad, de artistas muertos y recordados, saca a la luz sus tesoros y produce e invita a una actualidad constante. Ésta es una manera de crear añoranza, de contemplar el pasado, de volver a su esplendor a una pieza guardada y de generar una mirada casi romántica sobre lo gastado y agredido por el paso del tiempo.

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Tal es el caso de las obras de Vilma Turconi, encontradas en esta casa, que fuera la suya. Ella vivió aquí donde hoy es el MAC cuando realizó estas obras abstractas. A Pombo lo conmovió sobre todo que no estuvieran restauradas y que pudiera verlas así; un sentimiento interno profundo nació de lo gastado y desmejorado, le disparó deseos de decorarlas artesanalmente, de insuflarles energías, y de contrarrestar su geometría de referencia con una exuberancia barroca. Usó abalorios tan brillantes como baratos, ilusionándose con darles una dignidad intencionada, una pulcritud vitalizante, una curación para las heridas, que sólo dependió de su obsesión por el pasado y sus riquezas. Produjo cambios desde la ornamentación sin prescindir de sus contenidos y dando entonces una apariencia impensada, múltiple y polivalente.

En algún momento, esto hizo con cajas de jugos Cepita o de jabón Skip, es la lógica de posproducir sobre lo hecho, de encajar montajes sucesivos, de hacer resonar actos del pasado o manifestarse expresivamente sobre lo elegido.

Reconocer otras posibilidades en obras patrimoniales ha sido la clave para esta muestra en el MAC; y desde que tomamos contacto, el artista ronda las obras, las piensa, creando en él una inusual expectativa cumpliendo su promesa de establecer un nuevo presente para ellas. Es así como las sometió a varios procesos y tratamientos hasta fundirse con ellas, duplicando sus restos, convocando a sus fantasmas y convirtiéndolas en objetivo de su propia obra.

Pombo nos deja una escena nueva poblada de viejas obras y nos indica posibilidades al liberar sus resonancias, modula intensiones, crea nuevas entonaciones y despeja lo banal para predicar reconocimientos con ellas.


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Las bellezas de Marcelo Pombo

Marcelo E. Pacheco

  • ... Sus múltiples estéticas de la fiesta, la decoración, las manualidades, la historia del arte y el embellecimiento siguen ahí. Pombo abandona sus andanzas de lo real. Liviano de equipaje y en compañía de la belleza nos cuenta sus visiones.

Sería un error pensar que el artista se concentra en la pintura y el cuadro como posiciones estables. Su uso del esmalte es inquietante. Elige una técnica industrial pero evita el pincel, y trabaja derramando y acumulando gotas. El esmalte despojado de sus propiedades útiles, rebota entre pintura y orfebrería, entre el esmalte sintético del Pop y esmaltado de pasta de vidrio sobre metal. Sus superficies graneadas recuerdan las incrustaciones y destellos del cloisonné; son detalles enjoyados que cocinan a fuego lento sus maquillajes anteriores. Además, sus cuadros no son pantallas donde se proyectan imágenes, sino ejercicios concretos, puntos de condensación, manifestaciones sensibles de un ritual reiterado. El pintor no evoca el cuadro/ventana y sus transparencias; por el contrario, acentúa la presencia física y material de un cuerpo opaco. El cuadro no es un formato, sino una forma para ver. Son los cuadros de un artista contemporáneo ligado a la estética del objeto...

Desempolvar

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Pepe Volpogni

  • ... Se puede aludir al patrimonio desde la sacralización y eso que estaba ahí sigue estando. Igual. Incólume. Impasible. Sin que el tiempo transcurrido genere otra apropiación que no sea la que funcionó en su momento como instituyente.

La intervención de Marcelo sobre el patrimonio se dirime y se cifra en la rutilante estridencia de la superficie modificada y en la condición de artificio de los objetos construidos.

Discontinuidad, interrupción y acontecimiento son elementos necesarios para esta producción conceptual sobre el patrimonio.

Los duendes que intervienen en esta operación de rescate son claros en sus convicciones y decididos en su estrategia: decoran para desocultar, ornamentan para destacar, y aerosolean con dorado y plateado para que el presente sea más refulgente.

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