llegan cartas

Adiós José Manuel Echagüe

Jorge Berli

DNI 35.650.655.

Señores directores: Nuestro querido José Manuel Echagüe imprimió su huella en nuestros corazones por última vez.

De joven fue un atleta, dedicándose finalmente al estudio e interpretación de la música. Se destacó como docente en el Colegio Sara Faisal y el Colegio Nacional, siendo un emblema para el Colegio de la Inmaculada Concepción, del que fue alumno, profesor de música y director.

Desde que asumió como director del Colegio Inmaculada, recibió a los estudiantes en la puerta de entrada con su imponente presencia, su engominado cabello gris peinado hacia atrás, vestido de traje, con los zapatos negros lustrados y con la corbata con el escudo de la institución sobre su enorme pecho. Parece ayer ese momento en el que saludaba a los que ingresábamos y nos llamaba la atención cuando nuestros cabellos estaban demasiado largos o faltábamos al uniforme.

Su trabajo como estricto director marcó su reputación, pero lo que realmente escribió su historia fue su amor al colegio y a los estudiantes. Detrás de su rigurosidad se escondía un cálido amigo. Detrás de cada corrección existía su firme convicción en educar con valores.

Tenía un trato cercano a los estudiantes, al punto de conocernos a todos y de llamarnos por nuestros nombres. Compartí el campamento con los chicos de 5º año, en el que mostraba sus habilidades con la guitarra, su destreza para mentir en “el truco” y su talento para cocinar.

En los meses siguientes a su jubilación, sorpresivamente le fue diagnosticado cáncer de colon.

En la graduación de 2012, ya retirado, recibió una distinción por su trabajo como director. Todos los alumnos irrumpieron de pie en un sentido aplauso. Estrepitosas ovaciones y espontáneos cánticos lograron quitarle un par de lágrimas a una persona muy seria.

Las anécdotas son interminables. Para cada alumno, él fue el director que necesitaba cada adolescencia, sin jamás dejar de ser él mismo. Quienes en ese momento aseguraban sufrirlo, hoy cariñosamente expresan su “pésame”; otros nunca dejamos de reconocerlo como un gran director. Su funeral fue muestra clara del amor de todos sus alumnos. Desfilaron promociones enteras a despedir a su querido ex director. Muchos jóvenes, como yo, que llevábamos el pelo largo, tal vez después de tantos años en el colegio, en los que él no nos lo hubiera permitido, fuimos a decirle que él fue parte de nuestras vidas.

Hoy la antigua guitarra “Ramírez” de José Manuel Echagüe nunca volverá a cantar igual. Hoy el Colegio de la Inmaculada y Santa Fe están de luto, pero hoy también, al igual que con la muerte de los santos, celebran toda la vida de este gran hombre. Hoy termina un ciclo pero comienza otro, el fallecimiento de José Manuel inaugura su inmortalidad en nuestra memoria, quedan sus recuerdos en nuestros corazones y su cierta intercesión por todos nosotros desde allá arriba. Ahora él es parte de los 400 años de vida de este “colegio de un amor que nunca muere”, su persona no pasará jamás.

Quisiera saludar por última vez a nuestro querido José, imaginarte llegando al cielo, ovacionado como acá, glorioso... con tu elegante uniforme y caminando a paso lento, casi balanceándote a ambos lados, con una gran sonrisa sobre tu rostro radiante porque has logrado en tu vida dejar una gran huella en todos los que te conocimos. Los frutos de esas marcas de tu paso por la tierra permanecerán por siempre con nosotros...