“El último testigo”

Murió el custodio de adolf Hitler

Agencia DPA

Era el único testigo aún vivo de las últimas horas de Adolf Hitler en el búnker de Berlín. Rochus Misch, quien sirvió al dictador durante cinco años de telefonista y guardaespaldas, murió ayer en Berlín a los 96 años.

El “jefe” no era un monstruo, supo defender a Hitler. “No era un superhombre, sino un ser muy normal”.

Misch contó su historia en una autobiografía para que la gente joven no perdiese la oportunidad “de hacer las preguntas adecuadas en el momento oportuno”. Quería explicar “por qué yo y muchos otros no conseguimos hacerlo entonces”.

Misch nació en un pueblo alemán en 1917. Dijo que nunca había tenido interés por la política ni sido miembro del Partido Nacionalsocialista.

Pero el júbilo de los espectadores por Hitler y su personal de seguridad en los Juegos Olímpicos de 1936 le causaron honda impresión, relató en un video colgado en su página de Internet.

Atraído por la perspectiva de un futuro seguro como funcionario, se sumó a una tropa que posteriormente se convertiría en la Waffen-SS, el cuerpo de combate de élite.

Misch se incorporó a la guardia personal de Hitler para la que trabajó desde 1940 hasta el fin de la guerra en 1945 en calidad de guardaespaldas y telefonista del dictador.

‘Estábamos a un metro de distancia. Sentí un frío intenso y después un calor impresionante‘, relata su primer contacto con Hitler.

En las postrimerías de la guerra, Hitler lo llevó al refugio antiaéreo, donde reinaba un ambiente sombrío y todos presentían que llegaba el fin. “Todos esperábamos este tiro”, dijo sobre el suicidio de Hitler y su mujer Eva Braun.

Misch permaneció en el búnker varios días después de la muerte de Hitler hasta que el ministro de Propaganda, Josef Goebbels, lo despidió con las palabras: “Hemos sabido vivir y ahora sabremos morir”. Goebbels y su mujer Magda dieron muerte a sus seis hijos para después quitarse ambos la vida.

Misch, de 27 años, desconectó su central telefónica y huyó del búnker el 2 de mayo de 1945 en dirección a la Friedrichstrasse. Fue capturado por las tropas soviéticas y enviado nueve años a prisión en la Unión Soviética.

El antiguo guardaespaldas de Hitler desató controversias. Muchos dudaron que ignorase las atrocidades cometidas por el régimen nazi estando tan cerca del dictador. Otros lo criticaron por haberse quedado en el búnker después de la muerte de Hitler.

Misch regresó a Berlín, donde murió por las secuelas de un derrame cerebral.