Ciénagas

Ecosistemas que no se parecen en nada a los de las películas

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Sitio Ramsar Jaaukanigas. Conocer mejor estos ambientes permite desmitificar la idea de que son peligrosos. Foto: Archivo El Litoral

 

(C) Cecoal/Conicet/Unne - Conicet Bs. As. - Conicet Santa Fe - El Litoral

Quienes, como yo, tienen más de 60 años de juventud acumulada recordarán esas películas en las que se generaba suspenso cuando alguno de los protagonistas caía en una ciénaga y se hundía, hasta que el protagonista principal -con una rama- rescataba al desesperado/a personaje -cuando ya estaba hasta el cuello- y lo llevaba a tierra firme.

Como investigo en humedales, siempre sentí curiosidad de conocer aquellos lugares que mostraban los filmes. Tales sitios no son raros en Latinoamérica, al punto que existen municipios denominados “Ciénaga” o “La Ciénaga” (uno de ellos en Jujuy), y se trata de ecosistemas inundables o anegables -en forma permanente o temporaria- que, en general, tienen piso firme, agua salina, salobre o dulce (según la fuente de alimentación). También los caracterizan la belleza paisajística y su gran variedad de fauna y flora.

Todo ello les valió, en algunos casos, la designación de Sitios Ramsar (por ejemplo, en Argentina, tenemos Jaaukanigás -en Santa Fe-, entre muchos más), una denominación que valoriza las ciénagas porque representan un gran recurso para la pesca de subsistencia, para la cría de animales, la provisión de agua, moluscos, camarones y sobre todo por su valor para el turismo natural, del que viven comunidades enteras.

Revisar y actualizar

Entonces, ¿de dónde sacaron aquellos cineastas que las ciénagas se tragaban a la gente? Según el Drae (*), una ciénaga es un “lugar o paraje lleno de cieno, o pantanoso”. En tanto, Wikipedia la define como equivalente de pantano, si bien con alguna otra acepción que se refiere a ella como “humedal; zona de tierras, generalmente planas, cuya superficie se inunda de manera permanente o intermitente”. Y podríamos ejemplificar más y así evidenciar que el saber nos llega por medios muy diversos, que los conceptos mal aprendidos se trasladan de generación en generación, que las fuentes “socialmente válidas” o “confiables” de conocimiento (diccionarios, enciclopedias) pueden no serlo, ya que depende del saber y la experiencia que hayan nutrido a quienes colocan los términos y los definen.

Como ocurre en muchas disciplinas, la validez de un concepto depende de la aplicación que de él pueda hacerse y de la cantidad de excepciones que debamos hacer. En general, la sociedad reconoce al científico como “el descubridor” o porque es “el que genera nuevos conocimientos”, lo cual es correcto. Pero otra de las funciones importantes de los científicos es revisar, ordenar, actualizar el conocimiento existente. Coherentes con esa tarea, junto con la Dra. Sylvina L. Casco, investigadora del Conicet, y una treintena de científicos latinoamericanos estamos produciendo el Glosario Ilustrado de Humedales de Sudamérica (**), para que la gente no piense que éstos son lugares malditos que se tragan a quien los visita.

Por el Dr. Juan José Neiff, biólogo, investigador del Conicet y director del Centro de Ecología Aplicada del Litoral (Cecoal-Conicet-Unne, Corrientes). Nota completa: www.conicet.gov.ar/cienagas-ecosistemas-que-no-se-parecen-en-nada-a-los-de-las-peliculas/

(*) Diccionario de la Real Academia Española.

(**) El Glosario ya tiene más de 1.500 términos, la mayoría de los cuales está traducido al inglés, francés, alemán, portugués, y también su equivalencia en cuatro lenguas nativas de Sudamérica. Adaptó: Lic. Enrique A. Rabe (ÁCS/Conicet Santa Fe).