Mandalas: cultivar la armonía a través del arte

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Puede que no conozcamos su nombre o su significado, pero seguramente alguna vez, en cuadros o artesanías, observamos estos dibujos geométricos que suelen tener una composición hermosa. Pero no son sólo objetos de decoración, pueden ser una alternativa para reencontrarse con uno mismo, para buscar respuestas o para relajarnos y meditar. Existen distintos métodos para emplearlos, libros y talleres que nos enseñan mucho más sobre mandalas.

TEXTOS. LUCÍA FENOGLIO.

Los mandalas tienen su origen en la India y se propagaron en las culturas orientales, en las indígenas de América y en los aborígenes de Australia. Mandala significa círculo en sánscrito (lengua clásica de la India), y desde el punto de vista espiritual es un centro energético de equilibrio y purificación que ayuda a transformar el entorno y la mente.

Su diseño nos transmite estabilidad y equilibrio. Consiste en una serie de formas geométricas concéntricas organizadas en diversos niveles visuales que se deben dibujar y luego pintar. Las formas básicas más utilizadas son: círculos, triángulos, cuadrados y rectángulos.

USOS DENTRO DE LA PSICOLOGÍA

Carl Gustav Jung (1875-1961) fue un pionero de la Psicología profunda e incorporó en su metodología nociones procedentes de la Antropología, la alquimia, los sueños, el arte, la mitología, la religión y la Filosofía. Jung utilizó los mandalas en terapias con el objetivo de alcanzar la búsqueda de individualidad en los seres humanos.

Según el psicólogo, los mandalas representan la totalidad de la mente, abarcando tanto el consciente como el inconsciente. Afirmó que el arquetipo de estos dibujos se encuentra firmemente anclado en el subconsciente colectivo.

Para la Psicología, el mandala representa al ser humano. Interactuar con ellos puede ayudar a curar la fragmentación psíquica y espiritual, a manifestar la creatividad y a reconectarse con el ser esencial.

CREACIÓN Y COMPOSICIÓN

No existe una forma correcta o incorrecta de pintar un mandala, simplemente hay que dejarse llevar, escuchar nuestro interior y pintar sin prejuicios. Todo lo que se necesita es papel, lápiz, regla, goma de borrar; también podés utilizar un compás y lápices de colores, acuarelas, ceras o cualquier otro tipo de material de arte para colorear.

Dibujar y colorear puede ser una experiencia personal muy enriquecedora en la que se mira dentro de uno mismo. Al crear nuestro propio mandala se tiene la libertad de elegir las formas y los colores que deseás expresar de tu yo interior o de tu visión de la realidad.

Existen talleres y cursos para la creación de mandalas donde se explican los conceptos básicos para luego experimentar. Se aprenden los aspectos a tener en cuenta a la hora de formar el mandala y al momento de pintarlo.

En las librerías de nuestra ciudad se consiguen libros para colorear mandalas; vienen grandes y pequeños, también divididos por temas como Agua, Fuego o Tierra, entre otros. También en Internet existen sitios en donde se puede elegir e imprimir mandalas para luego pintar. Los hay desde los más fáciles a los más difíciles.

TÉCNICA DE MEDITACIÓN

Existen dos formas de meditación con mandalas: una es por medio del dibujo o la pintura de mandalas y, la otra, a través de la observación.

En el primer caso, se pueden dibujar mandalas o colorearlos. Para esto, se elige un modelo, se seleccionan los elementos (colores, marcadores o acuarelas, por ejemplo) y luego se busca un lugar tranquilo. También se puede escuchar música mientras se trabaja con el mandala. Hay técnicas variadas, todo dependerá del estado de ánimo de cada uno y de lo que el mandala transmita. Éste es un trabajo que puede hacer cualquier persona, sin importar su edad o religión. El pintar mandalas es una forma de meditación activa en la cual podemos exteriorizar sentimientos y estados de ánimo; es un trabajo de autocuración y sanación física y mental.

En el segundo caso, sólo hay que sentarse en un lugar cómodo en silencio o con música de relajación, lograr una respiración rítmica y profunda y disponerse a observar algún mandala a elección. Se fija la mirada en su centro pero a la vez se observa el todo. Al igual que en toda relajación, se debe tratar de aquietar o silenciar la mente. El tiempo para meditar con un mandala es relativo, aunque se podría realizar unos 15 minutos diarios.

CEREMONIA BUDISTA

Una vez por año, se realiza la Kalachakra, uno de los rituales más sagrados del budismo tibetano, motivo por el cual llegan a la India budistas de todos lados. Esta celebración dura una semana, en la cual los monjes budistas trabajan en la creación del Mandala del Kalachakra.

Es una especie de mapa que guía a los creyentes en el camino hacia la iluminación. Para su realización se utilizan granos de arena coloreados, por lo cual se requiere un cuidado meticuloso para lograr la perfección de estos dibujos.

El primero en comenzar a armarlo es el Dalai Lama. Todos los años, el mandala se realiza con un nuevo diseño y con colores diferentes, ya que al terminar la ceremonia (luego de observar por unos instantes el mandala terminado) los mismos monjes que lo crearon lo desarman. Esta destrucción básicamente simboliza el desapego a las cosas materiales, uno de los fundamentos del Budismo.

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grupo de mujeres trabajando en un taller de mandalas.

foto. gentileza carolina vanni.

Los beneficios

A continuación mencionamos cuáles son los beneficios de dibujar o pintar mandalas:

• Comienzo de un trabajo de meditación activa.

• Te expresarás mejor.

• Ayuda a expandir tu conciencia.

• Desarrollo de la paciencia.

• Despertar de los sentidos. Es probable que comiences a ver lo que está a tu alrededor con otros ojos.

• Empezás a escuchar la voz de tu intuición.

• Te aceptarás y te querrás más.

• Te curarás física y psíquicamente.

+ info

www.mandalasparatodos.com.ar.

Significado de formas y colores

Detallamos brevemente el significado que se le otorga a cada forma y color en la creación de un mandala.

Formas:

- Círculo: movimiento. Lo absoluto. El verdadero yo.

- Corazón: sol. Amor. Felicidad. Alegría. Sentimiento de unión.

- Cruz: unión del cielo y la tierra. Vida y muerte. Lo consciente y lo inconsciente.

- Cuadrado: procesos de la naturaleza. Estabilidad. Equilibrio.

- Estrella: símbolo de lo espiritual. Libertad. Elevación.

- Espiral: vitalidad. Energías curativas. Búsqueda constante de la totalidad.

- Hexágono: unión de los contrarios.

- Laberinto: implica la búsqueda del propio centro.

- Mariposa: autorenovación del alma. Transformación y muerte.

- Pentágono: silueta del cuerpo humano. Tierra, agua, fuego.

- Rectángulo: estabilidad. Rendimiento del intelecto. La vida terrenal.

- Triángulo: agua, inconsciente (hacia abajo); vitalidad, transformación (hacia arriba); agresión hacia uno mismo (hacia el centro).

Colores:

- Blanco: nada, pureza, iluminación, perfección.

- Negro: muerte, limitación personal, misterio, renacimiento, ignorancia.

- Gris: neutralidad, sabiduría, renovación.

- Rojo: masculino, sensualidad, amor, arraigamiento, pasión.

- Azul: tranquilidad, paz, felicidad, satisfacción, alegría.

- Amarillo: sol, luz, jovialidad, simpatía, receptividad.

- Naranja: energía, dinamismo, ambición, ternura, valor.

- Rosa: aspectos femeninos e infantiles, dulzura, altruismo.

- Morado: amor al prójimo, idealismo y sabiduría.

- Verde: naturaleza, equilibrio, crecimiento, esperanza.

- Violeta: música, magia, espiritualidad, transformación, inspiración.

- Oro: sabiduría, claridad, lucidez, vitalidad.

- Plata: capacidades extrasensoriales, emociones fluctuantes, bienestar.

CUANDO LA CREATIVIDAD COMIENZA A FLUIR

En nuestra ciudad y en el país se realizan talleres para aprender, crear y poner en práctica esta actividad creativa. Algunas de las personas que se dedican a esto compartieron con Nosotros sus experiencias.

Cecilia (en Internet: http://ceciliarodriguezarte.blogspot.com.ar): “Trabajar con mandalas brinda la oportunidad de iniciar un camino, un recorrido, un aprendizaje que va más allá de las técnicas plásticas. Es iniciar un proceso de autoconocimiento, de descubrimiento, de conexión interna que nos permite situarnos en el ‘aquí y ahora’ y valorar el momento presente como instante único con el cual contamos para ‘ser, hacer, crear y crecer’. En mi taller y en mis seminarios tiene importancia el proceso que cada uno inicia más que el producto logrado, es decir que el objetivo no es obtener un producto estético sino que nuestro trabajo, el producto obtenido (dibujo, pintura, mandala, etc.) cobra importancia a partir del recorrido que se hizo para llegar, el proceso de conexión interna y despliegue creativo. Trabajar con mandalas nos brinda la posibilidad de funcionar en ‘UNIDAD’ y eso es lo sanador, lo que permite recobrar la armonía interna, lo que nos serena, nos aquieta y nos conecta con nuestra esencia”.

Liliana (e-mail: [email protected]): “Yo soy artista plástica y pinto desde los 8 años. Cuando tuve que hacer mi tesis estaba desorientada y, en ese momento, estaba pintando obras abstractas que a mi marido -por alguna razón- le recordaron a los mandalas. Yo no tenía mucha noción de lo que eran pero comencé a investigar y realicé mi tesis sobre esa temática. El mandala es una forma de meditación activa. Personalmente, el hacer mandalas me produce un bienestar emocional y durante el tiempo que estás haciéndolo sentís una calma, diferente a cuando pintás otro tipo de obras. Con el mandala es una entrega al hacer, disfrutar el hacer!”.

Carolina (en Facebook: Cuarto Creciente talleres plástico-creativos): “Yo comencé a explorar el mundo de los mandalas de forma intuitiva y es cómo lo recomiendo hacer, para no bloquear con reglas nuestra creatividad. De a poco fui indagando en los colores y las formas que surgían de mí y fui descubriendo que todo cambiaba según el ánimo, el lugar y el tiempo que le dedicaba a esta actividad. Desde mi formación plástica sumé todo lo que tiene que ver con la psicología del color y los estudios de Kandinsky sobre ellos. Siempre animo a mis alumnos a no usar el color del pomo sino intervenirlo. Desde mi labor enseñando ésta técnica puedo decir que la gente, primero, se siente confundida y cree que jamás podrá realizar un mandala como los que ve pero luego, desde un acercamiento cuidadoso, guiado, pero sobre todo libre, se da cuenta de que la creatividad comienza a fluir cuando más nos entregamos a disfrutar el momento de la creación, cuando estamos disfrutando del pintar, dibujar, rayar, del mezclar e inventar colores y formas. Entonces surgen los mejores mandalas”.

Sofía (e-mail: [email protected]): “Trabajo con niños y adultos. Con ambos es un placer pero con los niños es más lindo, tal vez desde el punto de vista que sólo crean y pintan sin preguntarse el ‘por qué’ de todo, como los adultos. Las alumnas más grandes (en mi caso, todas mujeres) se vuelven adictas a los trazos, como digo yo; adictas en el buen sentido, obviamente. Personalmente creo que quien llega a los mandalas está transitando un camino espiritual y, por alguna razón, una vez que empiezan no dejan más de trazar. Mis experiencias han sido enriquecedoras y siento que soy bendecida al recibir tanto”.

Melina Fedelich (en Facebook: Arte y sanación. Desde mi corazón): “Los mandalas son figuras geométricas usadas desde los tiempos remotos como amuletos protectores o mágicos; permiten centrarnos y equilibrar nuestras energías. Como técnica antiestrés tiene grandes resultados. En mi caso, trabajo desde el arte para ingresar en estados de meditación y reflexión, logrando mejorar los estados emocionales y físicos”.

Agó (en Internet: www.agopaezvilaro.com): “El trabajo con los mandalas nació en mí a través de mi búsqueda espiritual, sentí que mi arte se tenía que transformar en círculos. Allí me conecté con los mandalas sin conocerlos. Hoy el mandala ‘está de moda’. Cuando comencé a trabajar con ellos me dejé guiar por mi corazón pues no existía información sobre ellos. Luego me conecté con el sonido, el color y la forma, pudiendo -a través de ellos- conectarme con mi espiritualidad. Me di cuenta de que no era yo quien lo hacía, que algo lo hacía por mí, sintiendo que podía transmitir con ellos algo más profundo. Al sentirlo en mí y ver mi cambio decidí comenzar a enseñar su técnica. Hoy mi escuela en Uruguay ya tiene 20 años y en Argentina, 10. Enseñamos a trabajar con ellos como camino interno y también preparamos a las personas para que lo puedan transmitir. El círculo nos centra y nos renueva la creatividad que vive en nosotros; es el arte de volver a nuestra casa interior”.

Pamela (en Facebook: Talleres Creativos Arteterapia): “La actividad plástica que aquí se lleva a cabo tiene un enfoque arte-terapéutico, esto quiere decir que la propuesta de dibujar tiene un sentido, que es descubrir aquello que no es dicho en palabras con facilidad, y esto no excluye a la palabra de este procedimiento. La elaboración del trabajo artístico abre el camino a la libre expresión, la intuición, la imaginación y al lenguaje verbal y no verbal, y, al mismo tiempo, se aprenden y descubren las técnicas, materiales y herramientas del quehacer artístico. En este espacio de talleres para adultos nos enfocamos en crearlos desde cero. Trabajamos en un ambiente cálido, cómodo y relajado, que permite desarrollar la ‘inteligencia intrapersonal’. Algo fundamental: no buscamos convertirnos en artistas, buscamos alguno de todos los beneficios del trabajo artístico, y con mandalas en particular, que mejor cubra nuestras necesidades y expectativas”.

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