Miedo al cambio

Miedo al cambio

Enfrentar nuevas situaciones genera ciertos niveles de ansiedad que son normales, pero cuando éstos se ven sobrepasados aparecen una serie de síntomas que nos señalan un problema que puede ser patológico.

TEXTOS. LIC. PATRICIA GUBBAY DE HANONO.

 

Nicolás tiene 28 años de edad, está casado con Paula de 25, y ambos esperan un hijo que nacerá en cuatro meses. Él se ha quedado sin trabajo y está a punto de comenzar uno nuevo, lo que le genera mucha ansiedad por la cantidad de exigencias que debe enfrentar. Lo primero que piensa es que no está preparado para asumir semejantes responsabilidades, como la de coordinar un grupo del área de sistemas, algo que técnicamente maneja, pero que no se cree capaz de liderar, manejando un grupo y creando un buen clima de trabajo. Al mismo tiempo, la paternidad lo sume en un mar de dudas e incertidumbres. Se pregunta si podrá ser un buen padre.

Este hombre llega a la consulta con un grado de angustia muy grande y enumera una cantidad de síntomas entre los que se encuentran: sensación de falta de aire, taquicardia, mareos, dolor de cabeza, imposibilidad de conciliar el sueño, micción frecuente y una considerable cantidad de pensamientos catastróficos referidos a su salud. Él está pendiente de esos síntomas, los asocia con varias enfermedades, todas ellas mortales. No puede dejar de buscar en internet información que no solo no lo ayudan a calmarse sino que intensifican su sintomatología.

Relata que su pareja le reclama mayor atención, le pide que esté con ella y que necesita cuidados y mimos. Él entiende la situación pero dice que no puede satisfacerla ya que todo él esta pendiente de sus síntomas. Al mismo tiempo que se acerca la fecha en que debe ingresar al nuevo trabajo. Ya se ha hecho los exámenes médicos y le restan dos días para ingresar. Tiene miedo de no poder afrontar la situación, tampoco puede rehusarse a entrar al nuevo trabajo ni confesar lo que le pasa ya que sería rechazado. Nadie quiere tomar alguien con problemas. Nicolás está entre la espada y la pared.

ANSIEDADES

Este tipo de consultas es muy frecuente y, aunque los detalles de la situación particular de cada uno sea diferente, el común denominador es que las personas temen enfrentar un cambio que se les avecina.

El miedo al cambio es una respuesta normal en todos los individuos. Todos sabemos que el enfrentarnos a una nueva situación nos genera un cierto nivel de ansiedad, que si es normal nos ayuda a tomar todos los recaudos necesarios para llevar a cabo la tarea satisfactoriamente e incluso puede convertirse en un factor de mayor motivación. Ahora, si el nivel de ansiedad es muy alto y aparece la sintomatología antes descripta, estamos frente a un caso de ansiedad patológica.

El miedo al cambio entonces puede ser enfrentado de distintas maneras. Si Nicolás no aceptara su nuevo empleo, su nivel de ansiedad bajaría instantáneamente pero se perdería la oportunidad de entrar a un trabajo que está al nivel de su capacidad y que lo ayudaría a tener una calidad de vida mejor.

No enfrentar los cambios significa un retroceso en la vida, que siempre nos presenta nuevos desafíos. ¿Cuántas personas se han quedado en relaciones poco nutritivas y placenteras por no separarse y enfrentar un proceso de readaptación a una nueva vida? Hay quienes se quedan durante años en el mismo trabajo porque no se animan a enfrentar un cambio que significa mucho esfuerzo y una gran cuota de voluntad. Esas situaciones no les permiten crecer y aventurarse en nuevos desafíos que los harían cambiar irremediablemente. Eso significa, como dice la canción de Eladia Vázquez, “honrar la vida”.

SUPERAR LAS CRISIS

Hay momentos en la vida en que es normal que aparezcan síntomas como los anteriormente descriptos porque se atraviesan lo que denominamos crisis. Estas se identifican con distintas etapas, como la que va de la infancia a la pubertad, de esta a la adolescencia, y de esta a la adultez para se transitar hacia la tercera edad.

La vida es cambio y crecimiento, aceptarlos es vivir más sanamente. Cuanta más resiliencia tiene una persona (entendiéndose por resiliencia a la capacidad de sobreponerse a la adversidad) y más flexibilidad psicológica se tenga, tanto más sencillamente se darán los procesos de cambio y la adaptación a las nuevas situaciones.

No hay que quedarse en el problema. Se pueden superar las dificultades ante los cambios que debemos transitar indefectiblemente. Cuando hay síntomas que nos invaden y afectan la calidad de vida es aconsejable buscar asesoramiento profesional que nos ayude en el proceso de cambio que no estamos logrando enfrentar.