A mover el esqueleto pero ¡con cuidado!

Tanto el ámbito profesional como en el amateur existen medidas simples y eficaces para prevenir lesiones deportivas. El autor cuenta cuáles son los cuidados que hay que tener al realizar ejercicio físico para así evitar esas lesiones que, de no ser atendidas a tiempo, pueden devenir en enfermedades.

TEXTOS. DR. CHRISTIAN PERROTTO, MÉDICO TRAUMATÓLOGO, MIEMBRO DE LA CLÍNICA PARA EL DIAGNÓSTICO Y TRATAMIENTO DE PATOLOGÍA DE HOMBRO, CODO Y MANO DE BUENOS AIRES. foto. mauricio garín.

A mover el esqueleto pero ¡con cuidado!
 

Según un informe de la Internacional Health, Racquet & Sportsclub Association (ILRRSA), el 5,7% de la población argentina (unos 2,3 millones de personas) asiste a algún gimnasio o centro de fitness, lo que representa el índice más alto de América latina.

Esto -sumado a la pasión local por el fútbol amateur y la más reciente moda del running o maratonismo- hace que cada día más personas comiencen alguna rutina de actividad física. Una buena noticia para la salud de la persona, siempre que se tomen precauciones para evitar daños y malestares.

Las lesiones deportivas se ocasionan en la práctica de un deporte o ejercicio físico, ya sea de manera accidental o como resultado de malas posturas, falta de entrenamiento o utilización inapropiada de equipamiento como pesas, aparatos de musculación, entre otros. Ocurren tanto a los deportistas profesionales como en el ámbito amateur, especialmente a quienes no están en buena condición física general.

Las lesiones deportivas más comunes son golpes, fracturas, dislocaciones, esguinces, torceduras y desgarros de músculos o tendones. Si bien existen distintas clasificaciones, se puede decir que existen dos tipos de lesiones deportivas: agudas y crónicas.

Las lesiones agudas ocurren repentinamente mientras se está jugando o haciendo ejercicio por lo que se manifiestan con un dolor grave repentino, hinchazón, imposibilidad de mover la articulación. En tanto, las lesiones crónicas se ocasionan en la práctica permanente de un deporte por un largo tiempo y, por ende, la persona siente dolor mientras realiza la actividad física e incluso el malestar permanece aun al estar en reposo.

LO MEJOR ES PREVENIR

La ciencia y la técnica han avanzado notablemente en el tratamiento de las lesiones deportivas lo que permite una mejor recuperación y retomar la actividad prontamente. Sin embargo, el mejor consejo es siempre la prevención.

Para evitar una lesión es preciso considerar el tipo de actividad, la duración e intensidad, la experiencia previa, entre otras. En líneas generales, las recomendaciones son:

- Concurrir a un médico para realizar un chequeo general antes de empezar a practicar deportes o actividad física en general.

- Realizar ejercicios de calentamiento y elongación antes de iniciar cualquier actividad física. El cuerpo necesita prepararse para realizar movimientos más intensos y comprometidos.

- Escuchar a su cuerpo y no sobreexigirlo especialmente si retoma la actividad física luego de un período prolongado de inactividad. Debe ser progresiva y gradual para que cada parte (músculo, articulación, aparato respiratorio, etc.) pueda ir aumentando su resistencia y desempeño.

- No concentre todo el ejercicio en un solo día y prefiera distintos momentos de actividad física a lo largo de la semana como por ejemplo caminatas diarias de media hora.

- Utilizar indumentaria, calzado y accesorios (equipo protector, guantes, etc.) adecuados para el deporte o actividad física elegida para evitar impactos o esfuerzos desmedidos.

- Hacer una rutina para todo el cuerpo incluyendo ejercicios cardiovasculares, de fortalecimiento y de flexibilidad.

- Al finalizar, realizar la rutina de elongación y respiración indicada para recuperar el estado general (pulsaciones, ritmo cardíaco, tonicidad muscular, etc.).

- Elegir actividades y compañeros acordes a su edad, contextura física y performance o experiencia previa.

- Tener en cuenta el espacio físico y buscar un entorno seguro para la práctica deportiva. Asimismo, controle la temperatura ambiental para evitar momentos de máximo frío o calor.

- Frente a una lesión aguda, el primer consejo es dejar de realizar la actividad de manera inmediata y aplicar como primera medida hielo (en el área lesionada por 20 minutos, de cuatro a ocho veces al día), elevar el área lesionada para reducir la hinchazón, permanecer en reposo y reducir las actividades habituales en las que interviene la zona afectada. Si luego de 48 horas, el dolor u otros síntomas empeoran, se debe recurrir de inmediato a un médico especialista quien, según la severidad y tipo de lesión, recomendará el tratamiento más adecuado (farmacológico, traumatológico, quirúrgico, etc.).

- Complete la rehabilitación posterior al tratamiento por la lesión antes de retomar la actividad para evitar nuevas lesiones.

- Con estas medidas y teniendo hábitos saludables (alimentación balanceada, buen descanso, etc.) estará cuidando el bienestar general de su cuerpo y evitará lesiones que pueden afectar a mediano y largo plazo, generando incluso discapacidades de diverso grado.