Estaba en prisión domiciliaria

Murió uno de los acusados por el asesinato de monseñor Angelelli

Se trata del ex jefe de inteligencia de la Policía riojana Juan Carlos Romero, alias “Bruja”, acusado por sus víctimas de ser uno de los peores torturadores que actuaron en esa provincia.

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El crimen de Angelelli fue el 4 de agosto de 1976, cuando el religioso conducía una camioneta de regreso de una misa en homenaje a dos sacerdotes asesinados. Foto: Archivo

 

DyN

El ex jefe de inteligencia de la Policía riojana Juan Carlos Romero, uno de los principales imputados por el crimen de monseñor Enrique Angelelli, murió hoy en su casa, donde cumplía arresto domiciliario. Romero, alias ‘Bruja’, se suma así a otros imputados que no llegaron a los estrados judiciales por el asesinato del ex obispo de La Rioja, como los ex dictadores Jorge Rafael Videla y Albano Harguindeguy.

Según pudo saber DyN, el imputado falleció en su casa de ciudad de La Rioja, aunque se trataban de esclarecer las causas de su muerte.

El crimen de Angelelli fue el 4 de agosto de 1976 cuando el religioso conducía una camioneta junto al padre Arturo Pinto, de regreso de una misa celebrada en la ciudad riojana de Chamical en homenaje a dos sacerdotes asesinados, Carlos de Dios Murias y Gabriel Longueville, con tres carpetas con notas sobre los dos casos.

Romero iba a estar en el banquillo de los acusados durante el juicio por el homicidio de Angelelli que comenzará en noviembre próximo, ya que cuando ocurrió aquel crimen era el titular del Departamento de Inteligencia D-2, de la Policía de La Rioja.

Fue denunciado en el informe de la Comisión Provincial de Derechos Humanos de 1984, como uno de los principales “interrogadores” de los presos políticos que eran alojados en el ex Instituto de Rehabilitación Social, actual la cárcel local. Sobrevivientes de la represión han acusado a Romero de ser uno de los peores torturadores que actuaron en La Rioja. Además, fue investigado por los homicidios de los sacerdotes Murias y Longueville, pero se lo benefició con la falta de mérito en ambos casos.

Vuelco provocado

El padre Pinto declaró ante la Justicia que el vuelco del automóvil que conducía Angelelli en 1976 fue provocado por un Peugeot 404 que los persiguió, alcanzó y encerró deliberadamente. El sacerdote relató además que, después del vuelco, tras haber permanecido inconsciente en el lugar, vio el cuerpo de Angelelli a poca distancia con signos de lesiones graves en la nuca.

La autopsia confirmó que Angelelli murió como consecuencia de un golpe de elemento contundente en el hueso occipital, además de haber sufrido otras heridas y lesiones, incluida la fractura de varias costillas. Durante la instrucción de la causa, se estableció que Angelelli fue asesinado porque, desde julio de 1976, investigó por cuenta propia los homicidios de Murias y Longueville.

Cuando fue asesinado, el obispo llevaba una carpeta con importante información sobre el asesinato de los dos sacerdotes, que responsabilizaba por el crimen a represores de la dictadura, en especial militares de la base de la Fuerza Aérea en Chamical.