Cinco años de Rubén Rossi en el semillero

Riegan la semilla esperando la planta

Lo que Colón bautizó como Ciudad Fútbol tiene dinámica propia todos los días en el imponente predio al lado de la Autopista. “Menotti no regala elogios y dijo que esto es primer mundo, parece Europa”, afirma Rossi.

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Darío Pignata

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Fotos: Luis Cetraro

La oficina de Rubén Rossi se asemeja a las calles de La Habana en el mejor tiempo de Fidel. El mensaje, lejos de ser subliminal, está bien claro. Los carteles del Comandante están por todos lados: la foto de su padre, el cuadro de Menotti —su otro padre— con el infaltable cigarrillo, la Biblia del ‘75 con la leyenda “El sueño existe”, un recuerdo de su época cuando jugaba en Colón y una imagen del Che para completar la postal revolucionaria.

Lo primero que hizo, cuando llegó, fue un relevamiento. “La peor propaganda nuestra era donde vivían los jugadores del interior porque estaban debajo de una tribuna de la cancha, sin tener ni siquiera una sola ventana. Un año después, se inauguraba Casa Fútbol en febrero del 2010”, afirma con orgullo. De todos modos, lo dice a la pasada, como la gente quiere “ya mismo” resultados piensa que está al frente del “proyecto de inferiores más criticado de la historia”.

Las críticas lo pueden doblar pero jamás quebrar. “No soy de lo más sociable, a algunos les gustaré más; a otros menos. A los técnicos siempre les digo que hay tres formas de hacer las cosas en Colón: bien, mal y como digo yo. Bajar lineamientos no quiere decir meterme en cosas que no me corresponden. Les pido línea de cuatro, no hacer persecuciones, jugar bien —no hay muchas formas de jugar bien, aclara— y respetar los jugadores que elegimos”.

Se ríe cuando cuenta que “a jugadores como Castillo o Curuchet los terminé echando de la pensión. Estacionaban el auto acá gracias a los contratos profesionales y seguían comiendo y durmiendo. Eso marca que acá están contentos, contenidos, hay nutricionistas, asistentes sociales educativas para el colegio de los jugadores y una psicóloga para casos puntuales como el desarraigo. No es fácil venir a una pensión donde tenés 59 hermanos sin mamá ni papá”.

Repite a cada rato que quiere que los jugadores lleguen a Primera y no al “partidito” del fin de semana. “El proyecto demandará mucho tiempo porque ésto llevará años” afirma. Es más, puede que le toquen las espinas antes de ver salir las rosas.

Cuenta que Menotti jamás le regala un elogio a nadie y dijo “Esto es Europa” cuando pisó el predio. “Está cerca, de fácil acceso, un hotel al lado, lugares de entrenamiento. Antes, cuando yo jugaba, los jugadores no venían a Colón. Este un mérito de Lerche y su directiva”.

Le queda picando la pelotita de los pesimistas. “El viejo Curti (detectó los mejores jugadores de River en los últimos 25 años), con quien pude trabajar, me decía: hace 30 años que veo bajar los aviones pero no soy piloto. Es lo mismo cuando te dicen “yo veo fútbol hace 30 años”. Ver no es conocer y no lo digo por el fútbol profesional. La formación de un futbolista y el estadío evolutivo del hombre con lo que significa la adolescencia es mucho más complejo y problemático de lo que se imaginan”.

“Yo creo en un solo fútbol”, es su canto de guerra. El sueño que existe en la almohada de Rossi es volver al Colón de “Cococho”, del “Bambi”, de Carlitos López. Dice que el mismo “Cococho”, a modo de broma, le dijo “por dos o tres años no salgo a buscar más jugadores, con todo lo que trajimos estamos hechos”.

Entonces, la charla llega al punto culminante y la respuesta es firme: “El entrenador de la Primera determinará cuándo es el momento de poner a los juveniles”, dice Rossi. Pero avisa que no se mete. Y recuerda que hace cinco años cuando llegó firmó un contrato donde le avisó claramente —a modo de bozal técnico— a Lerche que nunca dirigirá a Colón en Primera. Es Rossi. Amado u odiado. Pero, al fin de cuentas, sin papel carbónico de nadie.

MARTÍN LUQUE:

Integró una selección sub 20 de argentina en un mundial juvenil luego de treinta (30) años. El último había sido quién esta subscribe en 1979 en Japón.

JULIÁN CHICCO:

Integró como titular la Selección Argentina que obtuvo este año la “Copa México Selecciones sub 15”.

“El potencial futbolístico que tiene Colón en sus inferiores es muy grande, hace 20 años que hago este trabajo y algo conozco; no mucho, pero algo. Y el respeto no se consigue en base a resultados solamente”.

“Vayan a ver un partido de inferiores y verán que el resultadismo en el fútbol juivenil es nefasto. Grita el coordinador, gritan los técnicos, gritan los padres. Todos con los celulares averiguando como salieron las otras divisiones”