Después del dolor

“Candioti era un barrio tranquilo”

El 19 de junio, Sergio Carande fue asesinado por dos hombres que entraron a robar en su almacén de calle Calchines. Hoy, su viuda honra su memoria procurando que nadie sufra lo mismo.

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“Le dieron a papá”. Graciela no puede dejar de recordar esa frase sin que sus ojos se nublen de lágrimas. Fue en ese instante en el que su vida se derrumbó por completo y en el que los Carande, una familia común y corriente, pasaron a ser noticia en los medios locales.

Fue hace tres meses, un 19 de junio. Graciela recuerda cada detalle como si fuese hoy.

Eran las 7.30 de la noche. Hacía frío y lloviznaba, no había mucha gente en la calle. “Mi marido atendía el negocio junto con mi hija de 20 años. Yo, lamentablemente, estaba con angina y Sergio había insistido en que me quedara en mi casa, que está arriba del almacén. Él esa noche estaba armando una vinoteca en el local. Estaba tan contento reordenando todos los vinos, porque le gustaba ocuparse de esas cosas y tenía muy buen gusto para decorar... En ese momento, aparecieron dos personas en la puerta: un menor junto a un hombre de unos 35 años. Las rejas estaban cerradas. El primer reflejo de mi hija fue no abrir, pero Sergio no era una persona malpensada y estaba tan ensimismado en su tarea que le dijo ‘abriles, no pasa nada’. Ni bien mi hija abrió, uno de los hombres sacó un arma y le apuntó en la cabeza. Mi marido se acercó intentado disuadir a los delincuentes. Ellos estaban muy tranquilos y fue ahí cuando Sergio se dio cuenta de que venían a todo. El hombre sacó el arma de la cabeza de mi hija y encañonó a mi marido en el estómago. Creo que Sergio pensó que no importaba que le pasara algo a él, con tal de que no dañaran a mi hija. Forcejeó con el delincuente, logrando sacarla de la línea de fuego. Entonces el delincuente disparó contra mi marido, perforándole la aorta abdominal”.

“Mi hija subió las escaleras desesperada, llorando mientras me decía: ‘¡Le dieron a papá, le dieron a papá!’. Llamé al 911 y cuando bajé mi hijo estaba auxiliando a mi marido que se desangraba y le pedía que lo llevara Cullen. Sergio entró a cirugía, donde finalmente falleció...”.

“Se manejan con papelitos”

La policía encontró en el almacén algunas balas de los delincuentes. Estaban “marcadas”, una práctica que busca lograr mayor daño en el disparo. Pocos recaudos se tomaron para conservar la integridad de las pruebas. De todos modos, no hubiese sido de ayuda. “En Santa Fe, no hay un registro digital de huellas. Sólo se manejan con papelitos. El gobierno nunca ha invertido en un banco de datos, con lo que ha crecido la delincuencia”, lamenta Graciela.

Al lunes siguiente abrieron el local.

Cuando perdemos brutalmente a un ser querido, lo que fuimos hasta ese momento se quiebra. Y lo que permanece dentro nuestro, comienza a librar una batalla por la supervivencia. La propia y también la ajena. El no dejarse caer, y el necesitar que nuestra pérdida no haya sido en vano.

Graciela convirtió su dolor en su mayor fortaleza y lo puso al servicio de su comunidad. Lejos de encerrarse en sí misma a transitar su duelo, habló con funcionarios, se empapó de la situación de la Comisaría 3ra., juntó firmas, organizó marchas. Se puso al hombro el reclamo de una sociedad que teme sufrir lo que sufrió esta familia.

De pie en el mismo sitio en donde su marido le fue arrebatado, asegura: “Antes, yo, como la mayoría, escuchaba sobre estos casos en los medios. Me indignaba, insultaba a los políticos que no nos protegen, pero sinceramente nunca llegué a involucrarme. Por eso le digo a la gente -a partir de mi experiencia- que no esperemos a que nos ocurra algo y exijamos a los políticos que cumplan con sus funciones”.

La causa marcha lentamente. Graciela sabe que ya nada le devolverá a su marido, pero continúa peleando para que ninguno de nosotros viva lo que ella vivió. “Salgamos a la calle a reclamar, a hacer lío como dice el Papa Francisco. Somos nosotros lo que nos tenemos que involucrar, porque si esperamos a que los políticos actúen, nos van a matar a todos”.

La inseguridad lidera las preocupaciones de los vecinos.

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  • Por esta razón, la vecinal lleva una estadística propia “para mostrar que no es una sensación”, explicó Elsa Combes, quien la preside.

En la nómina de reclamos, se suman la falta de iluminación en algunas calles; reclamos por baches, aguas servidas por desbordes cloacales y por semáforos mal colocados: cuando las calles cambiaron de sentido, sólo los dieron vuelta “y cruzar en algunas esquinas es un peligro”.

Si bien las construcciones en altura son una de las preocupaciones históricas del barrio, “se tiene que encontrar un punto de equilibrio entre lo que es el avance, el progreso de una ciudad y el bienestar y la calidad de vida de los vecinos del barrio”, agregó la vecinalista.

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casos inseguridad en barrio Candioti Sur en lo que va del 2013.

  • En la estadística de casos que lleva la vecinal se destacan “hechos muy graves y arrebatos muy violentos”, según sus dirigentes.

“Conozca a su vecino”

La campaña fue una de las iniciativas realizadas por la vecinal como alternativa a la inseguridad.

  • Fue presentada en marzo, a partir del cambio de fisonomía del barrio por las nuevas edificaciones y las caras nuevas que las habitan. Desde allí, la campaña apuntaba a reconocer un amigo en el vecino y a reconstruir los lazos con quienes viven, al menos, en las dos viviendas lindantes a la propia.

“A partir de mi experiencia le digo a la gente que no esperemos a que nos ocurra algo y exijamos a los políticos que cumplan con sus funciones”.

Graciela,

Viuda de Sergio Carande

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