ENTREVISTA A ROBERTO VON SPRECHER

Del conocimiento al currículum

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Investigador, docente y escritor, Von Sprecher tiene una extensa trayectoria en diferentes universidades del país.

Foto: ARCHIVO

 

Estanislao Giménez Corte

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Abogado, licenciado y doctor en Ciencias de la Comunicación, Roberto Von Sprecher ostenta una aquilatada trayectoria en diversas universidades del país, y ha desarrollado muy diferentes trabajos en temáticas como la Sociología de la Comunicación, la literatura y la historieta. En el marco de una serie de conferencias que se vienen realizando en la Universidad Católica de Santa Fe, a propósito de los 25 años de la carrera de Licenciatura en Ciencias de la Comunicación, Von Sprecher visitará la ciudad para presentar su conferencia “Dispersión en los estudios sobre Comunicación: Del Capital conocimiento al Capital curriculum”. Ésta tendrá lugar el próximo miércoles 9 de octubre a las 15, en el aula 4.51 de la UCSF Echagüe 7151 (con entrada libre y gratuita). Vía correo electrónico, desde Córdoba, el docente e investigador respondió algunas consultas. Aquí una síntesis.

UN DESLIZAMIENTO

—¿Cómo se podría sintetizar la tesis central de la exposición: ¿en qué cosas se manifestaría ese deslizamiento del “capital conocimiento” al “capital curriculum”? ¿se trata de una suerte de desviación de cierto tipo de estudios académicos que pierden el objeto central de la investigación -el conocimiento, digamos- para entenderse como una necesidad de carrera, esto es de publicar, concursar, etc. con el único objeto del engrosamiento del currículum vitae?

—Los dos temas se relacionan en cuanto la dispersión de los estudios coincide con el proyecto institucional que promueve el paso de la predominancia del Capital Conocimiento al Capital Currículum. Brevemente, el sistema de incentivos para docentes-investigadores, que se inventa en el gobierno de Carlos Menem para dar un aumento que no se incorpore al básico, promueve un crecimiento extraordinario de las investigaciones en la universidades nacionales (con repercusión en el resto), de calidad tremendamente variada, y de temática igualmente variada en todos los campos y en particular en uno, de por sí, tan ambiguo como el de la comunicación (que en realidad se puede definir, siendo breves, sólo por el objeto y sólo relativamente ya que el objeto es omnipresente con relación a lo social y lo cultural).

El invento del menemismo tenía detrás algo que llevaría a profundos cambios: incorporar normas promovidas desde Estados Unidos -que desde hace un tiempo vienen sufriendo los países europeos- cuantitativamente predominantes en medición de la producción y, consecuentemente, en la jerarquización de los docentes (en concursos, sistema de categorización, por ejemplo). Ya no importa tanto cuánto sabe el docente -su capital conocimiento- sino cuánto ha publicado o presentado en congresos, si son nacionales o internacionales, si ha existido referato o no -la construcción del capital currículum. La producción no se evalúa cualitativamente, salvo casos muy excepcionales.

Los evaluadores atosigados por la carga docente de ponderar (que se suma a los innumerables trabajos extras -las famosas “cargas docentes”-, obligatorios pero gratuitos) se limitan a contar siguiendo parámetros como los expresados anteriormente.

Por otra parte, la dispersión de los estudios de comunicación no la estoy planteando como una cuestión negativa sino como algo lógico que resulta del avance de la comprensión del objeto y su omnipresencia en toda situación socio-cultural, como ya decía. Claro que el tema da para extenderse. Lo que no haré ahora.

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—Además de tus cátedras, ¿en qué estás trabajando actualmente, en el plano investigativo? ¿qué nos podésdecir del capítulo sobre el libro a propósito de Stuart Hall?

—El trabajo sobre Stuart Hall -una reconstrucción de la errática incorporación de Hall como bibliografía o marco de los estudios de comunicación en Córdoba, que ha sido similar en el resto del país- es un trabajo específico y tiene que ver con la falta de traducción de los artículos del autor hasta hace un par de años (en Colombia y Perú). Fue solicitado para un libro a partir de la entrevista que realizara -teleconferencia mediante- en la primera parte del año al investigador jamaiquino. De cualquier manera, es una influencia importante en el equipo de investigación que dirijo (Estudio y Crítica de la Historieta Argentina) en especial en el inédito trabajo que se encuentra realizando Sebastián Gago -becario del Conicet- sobre consumo de historietas, centrado en “El Eternauta” primera parte, por distintas cohortes desde su aparición en 1957 hasta la actualidad.

OTROS DATOS

Von Sprecher ha trabajado en distintas revistas y en publicaciones especializadas sobre historieta en las décadas del ‘80 y el ‘90. Ahondamos en esos trabajos en una entrevista anterior publicada en noviembre de 2012, bajo el título “Un Truffaut de la viñeta”. En aquella ocasión aludíamos a la reciente publicación de dos libros de nuestro entrevistado: el primero de ellos, “Ani”, que contó con ilustraciones de Lauri Fernández; el segundo, “Ruta 22”, con dibujos de Nacha Vollenweider. Ambos trabajos han tenido una importante repercusión en los círculos de especialistas en la materia. A su turno, en el prólogo a “Ruta 22”, escrito por Max Aguirre y Federico Reggiani, se lee: “Von Sprecher es un (...) hombre que ha dado sobradas muestras de ser uno de los teóricos que más sabe sobre historieta. Hoy cruza otra vez la frontera (...) se mete de lleno en la práctica y, como si fuera nuestro Truffaut, demuestra que en el terreno sabe tanto o más sobre el asunto”.