Personal Fest Día 2, anoche en Buenos Aires
Personal Fest Día 2, anoche en Buenos Aires
Entre indies y alternativos
El capitán: Mathew James Bellamy, al frente de Muse, dio un show con variedad de pasajes y una gran puesta visual. Foto: Gentileza Prensa Personal Fest
Ignacio Andrés Amarillo
Las palabras que están en el título suelen referir a ciertas constelaciones sonoras que transitan por fusiones de sonidos de diferentes épocas o cierta vocación por abordar caminos no del todo explorados.
La segunda jornada arrancó con propuestas de la escena nacional (otros años a media tarde podían verse bandas extranjeras por descubrir). En el lote se destacó Zero Kill, el proyecto liderado por Benito Cerati, con un electrorock en mid tempos, cantado en inglés.
Entre los que se acercaron a mirar, con sus calzas metalizadas, estuvo Lolo Fuentes, guitarrista de Miranda!, antes de subirse a las tablas junto a Ale Sergi, Juliana Gattas (despechugada) y compañía, apelando a los juegos de voces sutiles, sonidos electrónicos, samples y algunos anclajes guitarrísticos. Presentaron un show bastante escénico dentro de la jornada (los pasaron a un escenario grande en vez de cerrar el tercero, buen regalo de cumpleaños para el bajista Monoto), con vaquitas bailarinas, una ronda en el público en “Don”.
Cancioneros
Atrás salieron los Mistery Jets, raro quinteto ligero, entre folk, indie y vintage, y las voces cruzadas de Blaine Harrison y William Rees. Minutos después arrancó Kashmir en simultáneo, cuarteto danés con pinta de marineros nórdicos, basados en guitarras rasposas, batería machacona y teclados vintage, pero en plan “canción moderna”.
Pero de ahí había que correr para ver al guitarrista “medio argentino” de los Strokes, Albert Hammond Jr., en plan solista, con un estilo cercano al de su banda pero con matices en las canciones, salidas de sus tres materiales en solitario, el último salido hace uno par de días: el EP “AHJ” (sus iniciales).
Con pocos guiños, logró que las chicas coreen su nombre entre tema y tema y hasta provocó algún llanto histérico.
Maestro de ceremonias
Jane’s Addiction hizo su primera apuesta al show desde la escenografía, con dos mujeres desnudas, junto a otras dos de carne y hueso casi vestidas, colgadas y envueltas en telas, que después transitarían la estética “sadomaso” con cintas y bastones y franelearían al propio Perry Farrell (una de ellas es su pareja, se vería después). Porque de él hay que hablar: un verdadero frontman, ágil e histriónico, y bastante conversador entre tema y tema, mientras manipulaba los controles de sus efectos de voz y samples y le pegaba algún trago a una botella que parecía de vodka.
Con su look de pañuelo al cuello y chaleco encabezó la formación que comparte con el guitarrista Dave Navarro (como siempre de sombrero, y por supuesto tardó dos temas en estar con el torso desnudo), el lucido baterista Stephen Perkins y el bajista Chris Chaney. Unos problemas sonoros iniciales no amedrentaron a la formación, que mostró su sonido característico, asociable a la alternativa americana de los 90 pero con mucho groove, por momentos funky.
El momento cumbre de la “Juanas Adicción” (sic) fue cuando dos artistas aéreas se colgaron de arneses enganchadas de su propia piel, con Farrell cantando sobre una base de percusión a cargo del resto de la banda. Al cierre, una canción acústica, con Perkins en bongó y steel drum.
Sobrevivientes
Para el cierre de la jornada, Muse preparó otro plato fuerte, por otro camino. Desde el vamos, con una música grandilocuente y voces de noticieros, los británicos encabezados por Mathew James Bellamy apostaron a un show de gran puesta visual, a través de videos especialmente realizados, una excelente edición en vivo de las tomas de varias cámaras (con mezclas y yuxtaposiciones), luces robóticas, lásers, explosiones de humo y hasta el chiche de unos anteojos que pasan la letra de la canción en los cristales.
Pero la cosa también pasó por el sonido, obviamente: la formación que suma además de a Bellamy (guitarra, voz líder, piano), Christopher Wolstenholme (bajo, voces y otras cositas), Dominic Howard (batería y percusión) junto a Morgan Nicholls (teclados, guitarras rítmicas, percusiones y coros) se anima a distintos pasajes: desde instancias súper rockeras, con una de las guitarras más saturadas de ganancia del rock actual (muy fuerte todo, en serio) hasta momentos electrónicos, donde Bellamy aprovecha para dedicarse a cantar y darse algún que otro baño de masas (también lo bañaron con agua cuando fue a saludar y sacarse fotos a la valla).
Tampoco desaprovechó la pasarela en los pasajes instrumentales o cantando directamente allí, y poniendo manos a un piano de teclas luminosas (Wolstenholme abusó de bajos con leds en los trastes) en un par de canciones, para hacer lo propio con “Survival”, el tema que los coronó en los últimos Juegos Olímpicos.
Así terminó una nueva edición de uno de los festivales más variados del mercado, con la esperanza renovada de una próxima cita musical.
Rock para todos y todas
Es el caso de los Utopians, que enfrentaron al rayo del sol con su indie rock bien directo, encabezados por Bárbara Recanati, con el juvenil talento de Silvana Colagiovanni (ex Decenadores y Botafogo) en carácter de baterista reemplazante. También fueron parte los Detonantes, con canciones de estructura pop y guitarras afiladas.
Los santafesinos de Moen, con su sonido noventoso, oscuro y potente, calentaron el cuarto escenario para Cirse, injustamente relegados a ese espacio, al igual que la Connor Questa (la banda de Marilina Bertoldi), que por un retraso terminó eclipsada por los shows simultáneos de Band of Skulls y Buckcherry, mientras que Juanse se subió a las tablas grandes (el año pasado había estado en el tercero) con los mismos temas paranoicos de siempre como “Sucia estrella” y “Sigue girando” (y cada vez más parecido a Pomelo).
De todos modos los Cirse pudieron mostrar un set corto pero conciso, basado en su new rock acelerado “a la Paramore” y el despliegue escénico de Luli Segovia; presentando canciones de “Rompiente”, su tercera placa, y con formación renovada.
El ex Menudo Roby Draco Rosa sorprendió con su propuesta densa y progresiva, al frente de La Santa Orquesta Phantom-Box, integrando guitarras, teclados, cello y contrabajo eléctricos, percusión y poderosa batería, mientras tiraba unos pasos a lo James Brown. Cerró con una versión deformada y oscura de “De música ligera”.
Otra agradable sorpresa para varios (antes de los dos números centrales) fue Band of Skulls, con su rock alternativo británico a medio camino entre Franz Ferdinand y The White Stripes, con el juego de voces entre el guitarrista Russell Marsden y la bajista Emma Richardson (completa la alineación el baterista Matt Hayward).
El dato
El reemplazante
Muse: Setlist
1. The 2nd Law: Unsustainable
2. Supremacy
3. Map of the Problematique (0305030 riff outro)
4. Hysteria (Star-Spangled Banner / AC/DC’s Back in Black)
5. Panic Station
6. Resistance
7. Plug In Baby
8. Monty Jam
9. United States of Eurasia
10. Follow Me
11. Liquid State
12. Madness
13. Time Is Runing Out
14. Stockholm Syndrome (Rage Against the Machine’s outro)
The 2nd Law: Isolated System
15. Uprising
16. Starlight
17. Survival
18. Knights of Cydonia (Ennio Morricone’s Man whith a Harmonica)