Una Fiesta con mayúscula

Córdoba y un festival de teatro ejemplar

Se realizó el Festival Internacional de Teatro Mercosur 2013. Con su enorme diversidad de espectáculos, convocó a 90.000 espectadores.

Córdoba y un festival de teatro ejemplar

Todo el instinto teatral en “BarrancAbajo”, de Florencio Sánchez, en la magnífica versión del santafesino Edgardo Dib a cargo de la Comedia Cordobesa.

Fotos: Gentileza Agencia Córdoba Cultura Ángela Carioni-Sebastián del Carril

y Alberto Silva.

 

Roberto Schneider

Durante el transcurso de diez días, el Festival Internacional de Teatro Mercosur 2013 organizado por la Agencia Córdoba Cultura reunió en la ciudad mediterránea a 90.000 personas que disfrutaron de las propuestas llegadas desde diversos lugares del mundo, algunos cercanos, otros lejanos, unidos para ofrecer lo que mejor saben hacer: teatro. El Festival golpeó la puerta de la vecina, irrumpió en la rutina laboral de fábricas, cambió el espíritu de los recreos en escuelas y les contagió otra realidad a los internos de complejos carcelarios. También doblegó su apuesta en toda la provincia y en cada uno de los escenarios donde este ritual pudo representarse. El Teatro eligió recorrer todos los caminos posibles, sorprendiendo, interactuando, emocionando y compartiendo ese momento único e intransferible. La calidad en las propuestas fue la nota distintiva. Elencos de España, Canadá, Italia, Chile, Finlandia, Costa Rica, Brasil, México y la Argentina, por citar sólo algunos casos, permitieron recordar la época de oro de los primeros Festivales Latinoamericanos de la década del ‘80. Espectáculos atravesados por la poesía, la política o la ternura que no son iguales a lo visto en los últimos años con nuevas modas de dramaturgias alejadas del espectador. Se apeló más al público como receptor, a los espectadores que quieren ensoñarse con algunas poéticas despegadas de signos confusos o herméticos. Este Festival ha sido precisamente eso: más festivo. Y contundente.

Se armonizó más lo social y lo político, enganchados más con estéticas más pulidas y definidas que en otros momentos, eludiendo lo panfletario. Este es otro momento histórico y los cruces de lenguajes y de distintas formaciones ofrecieron la posibilidad de apreciar espectáculos de nivel.

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Todo el ritmo de la cantante Vivi Pozzebón en la fábrica Ananda.

Territorios internos

Debemos reforzar un concepto esencial a la hora de escribir estas palabras. Este Festival se transformó en una Fiesta. Así, con mayúsculas.

Resuenan entonces con fuerza las palabras de Raúl Sansica, el director del encuentro, cuando sostiene que “explorar los territorios de la cultura, territorios externos e internos, en una permanente expansión y búsqueda. Este fue el anhelo de esta nueva edición del Festival Internacional de Teatro Mercosur Córdoba”.

“Con sus nueve ediciones, la exploración del lenguaje teatral ha llevado a esta fiesta de la cultura local por distintos caminos, caminos llenos de lenguajes de diversos universos que confluyen en un momento de encuentro. Desde hace un tiempo, estos caminos nos llevan a recorrer nuestro territorio más concreto y no por eso menos complejo: el territorio de nuestra provincia.

“Con sus características propias, cada poblado, ciudad, barrio, cárcel, fábrica, escuela, plaza, teatro va constituyendo una fisonomía que delimita nuestra identidad. Ir en la búsqueda de esos territorios internos es ir delimitando un proyecto que nos integre y amplifique, a partir de la posibilidad de acceso a los bienes culturales generados desde lo público, poniéndolos al servicio de toda la comunidad que nos comprende.

“El Festival Internacional del Mercosur se debe a la comunidad que posibilita su existencia, y esa comunidad está conformada por quienes día a día sostienen desde el lugar que les toque su continuidad. Por eso teatreros, público y habitantes de toda la provincia deben tener el acceso garantizado. Años de maduración han posibilitado crear un formato itinerante que ubique este bien cultural, cercano a la mayor cantidad de ciudadanos que sea posible. Acceder y pertenecer son casi parte de lo mismo, por eso un territorio no es sólo una entidad geográfica sino un espacio de pertenencia y de posibilidad”.

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El dolor de los niños metidos en una guerra en la excelente “El ruido de los huesos que crujen”, de Canadá.

La excelencia

En la tarde del viernes 4, en Laguna Larga se vivió una fiesta en el fantástico auditorio municipal. Allí los peruanos del grupo Kimba Fá ofrecieron un musical titulado “La ciudad suena”, en el que combinaron excelencia musical con destrezas coreográficas, ovacionadas por el público que llenó la sala. Por la noche, en el Paseo del Buen Pastor ubicado en el centro de la capital, la celebración de apertura se realizó con “Latinoamérica, madre mestiza” un montaje musical con la fantástica cantante cordobesa Vivi Pozzebón y los Hermanos Ballumbrosio. Todo el mundo a escuchar y todo el mundo también a bailar. Los aplausos no se hicieron esperar.

Después, toda la excelencia sobre un escenario.

Los clásicos están ahí, servidos en bandeja. El tema esencial es que hay que tener talento para llevarlos a escena. Es el que desborda el santafesino Edgardo Dib con “BarrancAbajo”, el espectáculo de la Comedia Cordobesa perteneciente al Plan Federal de Coparticipación del Teatro Nacional Cervantes, que abrió oficialmente este festival en el bellísimo y cuidado Teatro Real. Venciendo el mito de que hay autores con mito, Dib acrecienta su enorme instinto teatral con este trabajo. En el original encontramos una tendencia al naturalismo que va a ser salvada por un realismo de base. Si no fuese así, si todo estuviese enfocado como las descripciones de Robustiana (la tisis, la sangre que escupe, lo enfermo, lo tenebroso de la miseria física, lo sombrío del mundo) estaríamos frente a una pieza naturalista. Pero lo naturalista en Sánchez se confunde con su necesidad de realismo. Al dramaturgo -y obviamente a Dib también- lo que le interesa es el individuo social. Por eso la propuesta dibiana reactualiza un texto estrenado en 1905, porque su trabajo es también un juicio crítico sobre una situación socioeconómica. La crítica de Sánchez a su tiempo es tácita (el suicidio): no puede impedir la transformación rural argentina a comienzos del siglo pasado, pero en la dolorosa destrucción del “nido” de don Zoilo quedan ejemplificados sus alcances de opresión social.

Dib enaltece su puesta en escena centrándola en una meticulosa lectura del texto, para hacer aflorar todas sus riquezas: una estructura dramática muy bien concebida, un cuidadoso trazado de los perfiles psicológicos, el peso de lo social en las sucesivas pérdidas (de tierras, de afectos, de raíces) que sufrirá don Zoilo y la batalla de los sexos plantada en pleno paisaje rural. Una maravilla.

El mismo elenco entra y saca cajones de madera. No hay rancho, no hay campo y hay tonos ocres, preanunciando la tragedia. Y ese elenco suma aciertos. Oscar Mercado es el perfecto don Zoilo. Aparece en escena y demuestra el porqué asumió su rol como el gran desafío que significa en la obra. Tiene el tipo físico de ese hombre que se desliza barranca abajo, a partir de una cuidadosa interpretación. Adriana Quevedo es Dolores, la madre, en una labor comprometida, de la que sale airosa. Carolina Godoy estremece en su rol de Robustiana a partir de un trabajo minucioso, de entrega conmovedora. Pablo Tolosa, Silvia Pastorino, Celia Román Ross y Raúl Sánchez concretan trabajos de indudable jerarquía. Es preciosista y eje estructurante el diseño de iluminación de Leandra Rodríguez, que subraya secuencias de hondo dramatismo.

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“Women’s” fue el magnífico espectáculo del Grupo Teatral Experiencia Subterránea, de Brasil.

El horror de la guerra

Otra sorpresa de notable jerarquía artística fue la presentación de “El ruido de los huesos que crujen”, de la Compañía Le Carrousel de Canadá, obra de la inteligente dramaturga Suzanne Lebeau, también directora de la exquisita puesta en escena. Sorpresa porque hay en un trabajo de bella plasmación estética una recuperación del texto o, mejor, un ritual del texto. Porque hubo un minimalismo en la puesta, con un muy buen aprovechamiento del espacio -el escenario de Ciudad de las Artes-; y una estupenda responsabilidad de los actores (una maravillosa Luisa Carlota Huertas Davalos, con una voz prodigiosa; más las intensas interpretaciones de Emilie Dionne y Sébastien René a quienes se debe agradecer el estudio del castellano para hacer más claro el texto). Esta propuesta estableció cómo hay también una tendencia a la revalorización de lo textual y la ratificación del dolor provocado por una guerra -innecesaria como todas- y niños puestos a luchar por cuestiones que ni siquiera entienden.

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Toda la gracia y el encanto en “La noche despechada”, de Córdoba.

Lo mejor, también en la calle

La sorpresa más hermosa de este festival fue, sin duda alguna, la Compañía El Cuarteto del Amor, ofreciendo su espectáculo del mismo nombre en Colonia Lola, una popular barriada cordobesa. Los jóvenes músicos, cantantes y actores Rodrigo Sandoval, Leandro Tangenti, Nash Coll y Jorge “El Rioja” recorrieron una tarde primaveral (con un aceitado mecanismo de producción del Festival) diez domicilios en los que invitaban a determinadas mujeres, hombre y parejas para disfrutar de una serenata de amor. Así de sencillo, así de bello, así de entrañable. Con jugosas coreografías, cada uno de ellos en perfecta sincronía interpretaba los mensajes amorosos a una chica que celebraba sus 15 años ese mismo día, a una abuela de 82 años que no paraba de llorar y los bendecía y a un matrimonio de 46 años de vida juntos. La teatralidad estaba presente en las reacciones de la gente protagonista, los vecinos, de todos los que integrábamos la dulce caravana del amor; en las lágrimas, en las sonrisas, en la ternura y en las carcajadas. Una delicia.

Y en la cárcel

En la cárcel hubo también fuertes dosis de teatralidad con “La noche despechada”, un sólido grupo de cantantes-actrices integrado por Flor Coli, Sole San Martín, Luza Osorno, Sabri Lescano y Ceci Ruiz, todas cantándole al despecho con desenfado, con inteligencia, con recursos genuinos para atrapar a quienes disfrutamos de la propuesta. El humor se hizo presente a partir de una entrega sin disimulos, en la que las intérpretes se adueñaron del espacio y deleitaron con las temáticas, mientras encantaban a todos por igual. Una vez más, la organización acertó en la elección de las propuestas que se trasladan a esos espacios tan significativos.

Inteligencia

Una de las propuestas más espectaculares del Festival fue la de la Compañía Rey Marciali Producciones, de Córdoba, dirigida por David Picotto, a partir de una soberbia versión de “Las tres hermanas”, de Anton Chejov, que encuentra a sus personajes en un mundo atravesado por el cine. El director combinó teatro y cine y logró dibujar un fino límite entre ambos géneros por el que hizo transitar a sus intérpretes en forma delicada. Así el pasaje entre uno y otro se dio con naturalidad, sin ruidosos quiebres.

La memoria, el recuerdo y las evocaciones son los puntos en común de estas tres mujeres. Siempre están recordando y añorando viajar a Moscú. En esos trozos de pasado aparecen retazos de vidas marcadas por el aburrimiento. La adaptación tiene un tono dulzón, pero no meloso ni excesivamente melancólico, detalle que imprime a la puesta un aire fresco que es bienvenido.

Es delicioso ver a estas señoras inmersas en tres momentos maravillosos de la historia del cine, a partir de un juego en el que sobresale un mecanismo preciso. Estefanía Moyano, Analía Juan, Alicia Vissani, Diego Haas, Nelson Balmaceda y Luciana Sgró Ruata otorgan a sus personajes la necesaria cuota de entrega.

El trabajo de disposición escénica, el exquisito vestuario, la musicalización y la iluminación apoyan de manera fundamental la idea de puesta de Picotto, ya que conforman un conjunto sólidamente compacto de sensaciones fuertes, marcadas por las sonrisas. La totalidad es excelente, de gran producción, y permite recuperar la mirada del espectador, que no es sólo una mirada expectante, sino una mirada que transita y elige planos, lugares y espacios desde donde abordar el relato de lo que está pasando.

La reflexión

El 9º Festival Internacional de Teatro del Mercosur tuvo así un enorme abanico de propuestas que abarca distintas líneas con respecto al abordaje del teatro, no sólo del latinoamericano sino también del mundo. Para, definitivamente, reflexionar sobre la producción teatral y acerca de las distintas líneas de tratamiento de otros mapas teatrales del mundo a la luz de un perfil propio, como por ejemplo qué pasa con las nuevas poéticas que se elaboran desde otros ámbitos.

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La Compañía Titizina Teatro de España y su versión del mejor teatro de texto en “Exitus”.

Una mirada atrapante

En la enorme e intensa actividad pedagógica desplegada, cabe señalar el Taller de Crítica dictado por el Círculo de Críticos de las Artes Escénicas de la Argentina, Critea. En su desarrollo se analizaron obras incluidas en la programación y sobresalió de manera contundente -en la mirada de los talleristas- la excelencia de “La mirada en el agua”, de Jorge Ricci, interpretada por el Equipo Teatro Llanura, invitado para celebrar asimismo sus 40 años de trayectoria en el panorama de las artes escénicas argentinas. Se destacaron la solidez de la dramaturgia, las comprometidas actuaciones -Ricci, Teresa Istillarte y Eduardo Fessia- y la excelencia en la dirección del montaje, de Sandra Franzen.

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Todo el talento del actor Daniel Fanego y su estupendo homenaje a Discépolo, un estallido de teatralidad.

Un equipo aceitado

  • Se realizaron más de 200 funciones en distintos escenarios de Córdoba Capital e Interior, reuniendo un total de 500 artistas. Dieciséis países: Bolivia, Costa Rica, Nicaragua, Perú, Colombia, Italia, España, Canadá, Brasil, Chile, Uruguay, Finlandia, México, Sudáfrica y Ecuador se cruzaron con más de 50 propuestas de nuestro país: de Buenos Aires, Caba, Santa Fe, Mendoza, Salta, Río Negro y Córdoba.

Más de 70 funciones se concretaron programadas a través de 9 Corredores Teatrales.

La Extensión en Cárceles llegó al interior provincial (Villa Dolores) que se sumó a grilla de funciones programadas en el Complejo Penitenciario de Bower y el Penal de San Martín. En la Extensión en los Barrios, se realizaron 15 funciones a cargo de Las Despechadas y El Cuarteto del Amor. Ellas, actrices y cantantes despechadas hacen catarsis junto a otras mujeres en distintos Centros Vecinales de la ciudad. Ellos reivindican el amor por lo que simplemente es, dedicando serenatas en los patios y veredas de casas de familia.

Para ordenar este panorama se requiere trabajo. Mucho trabajo. Con Raúl Sansica al tope, un equipo de trabajo que trabajó. Y le agregó pasión. Merecen consignarse los nombres de María Victoria Gómez, Andrea Musso, Mariela Román, Verónica Lerda, Rocío Ponce, Gabriel Abrile, Julia Barrandeguy, Elena Di Lollo, Valeria Mariano, Alejandro Sánchez y Lucas Vera. A todos, gracias.

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Teatro político del mejor nivel en “Operativo Pindapoy”, de Córdoba, con el sólido trabajo interpretativo de Rubén Gattino dirigido por Jorge Villegas.