En pleno centro

Papelón de un policía federal en un hotel

  • Se trata de un cabo bonaerense que llegó a la ciudad como custodio de una jueza. Esta madrugada, alcoholizado y con su pistola en la cintura, acusó al conserje de robarle la billetera. Luego, pudo comprobar que se le había caído en el piso de su propio auto.

Joaquín Fidalgo

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El conserje de un hotel céntrico sufrió esta madrugada uno de los peores sustos de su vida, cuando fue violentamente increpado por un policía federal que lo acusaba de un delito que -luego se comprobó- no había existido.

Todo ocurrió esta madrugada, en calle Belgrano, frente a la estación terminal de ómnibus General Manuel Belgrano.

El uniformado en cuestión, un cabo de 40 años y domiciliado en el partido de La Matanza (provincia de Buenos Aires) estaba alojado en el lugar. Aparentemente, llegó a la ciudad como personal de custodia de una jueza.

Anoche, el policía salió a comer y regresó a su habitación pasadas las 4 de la madrugada, evidentemente alcoholizado. No conforme con lo consumido afuera, llamó al conserje para pedir “un par” de cervezas más. El empleado le acercó la bebida y recibió a cambio un billete de 100 pesos.

El pasajero le agradeció, le permitió quedarse con el vuelto y lo invitó a tomar unos tragos. Ante la insistencia del policía, el conserje bebió un sorbo y luego se retiró.

Minutos más tarde, el trabajador del hotel escuchó ruidos en la pieza del federal, que había vomitado sobre su cama. Gentilmente se ofreció a cambiar el juego de sábanas, pero cuando las estaba retirando, el policía notó que no tenía la billetera en el bolsillo de su pantalón.

Comenzó entonces a acusar violentamente al conserje: “Vos me la robaste. Devolvemelá”.

El empleado se negó y decidió retirarse, con el juego de cama en estado lamentable.

Fue entonces que el cabo se calzó su pistola reglamentaria, marca Bersa y calibre 9 mm, en el cinto del pantalón y siguió al supuesto “ladrón”.

En el hall, siguieron las amenazas, a los gritos. Cada tanto, el federal llevaba una mano a la culata de su arma.

El conserje decidió entonces pedir auxilio afuera. Es que justo enfrente había un control municipal de alcoholemia. Los policías allí apostados pidieron colaboración del Cuerpo Guardia de Infantería, que tomó el caso en sus manos.

El pasajero se dio cuenta del papelón que acababa de hacer cuando los uniformados santafesinos encontraron la billetera en el piso de su propio auto. Se le había caído a él mismo, en un descuido.

Todavía alcoholizado, pero ahora también avergonzado, el policía federal -que se desempeña en la Sección Seguridad del Consejo de la Magistratura de la Nación- fue detenido y trasladado a la Comisaría 1a. Este mediodía, en mejor estado, fue dejado en libertad.