Preludio de tango

“Malena”

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Manuel Adet

“Malena” es un tango escrito por Homero Manzi en 1941, al que Lucio Demare le puso música y el cantante Osvaldo Miranda lo interpretó al año siguiente por primera vez en la boite Novelty, para luego ser la canción emblemática del “Viejo Hucha”, film mediocre -dirigido por Lucas Demare con guión de Manzi y Ulyses Petit de Murat- y justificado por los críticos debido a haber sido el anticipo de la “Guerra Gaucha”.

“Malena” fue luego grabado por la orquesta de Aníbal Troilo y la voz de Francisco Fiorentino para el sello RCA Víctor, versión considerada por muchos tangueros como la más lograda, afirmación que debería relativizarse, ya que más adelante “Malena” fue interpretado, entre otros, por Roberto Goyeneche con la orquesta de Raúl Garello, Edmundo Rivero y la orquesta de Mario de Marco, Roberto Rufino con Osvaldo Requena o Héctor de Rosas con Astor Piazzolla.

La música de “Malena” se escribió después del poema y, según su autor, lo hizo en el bar El Gran Guindado, ubicado en Acevedo y avenida Libertador, casi al frente del actual zoológico. Según el propio Demare, Manzi le exigió que escribiera la letra con la mayor rapidez posible, tarea que según afirma- realizó en quince minutos, una probable exageración, salvo que la escritura se hiciera sobre la base como dicen algunos- de otro tema musical de origen mexicano.

El poema es un hermoso auspicio de lo que significará la década del cuarenta en materia de creatividad artística. El personaje es una mujer que responde al nombre de Malena y que Manzi la describe con metáforas e imágenes muy bien elaboradas. “Malena” sería uno más de los tantos poemas dedicados a una mujer si en el estribillo Manzi no modificara el punto de vista y confesara el amor por esa mujer, una confesión que no sólo altera la estrofa inicial, sino que le otorga otro significado. La otra novedad del poema es el tratamiento que hace de la mujer, quien en este caso no es la mala de la película, la que destroza corazones o traiciona con perversidad, sino que “al compás de tus tangos Malena, te siento más buena, más buena que yo”.

La referencia del tango a una mujer con nombre propio y la confesión del enamoramiento del autor, han dado lugar a un inagotable debate acerca de la identidad de esta misteriosa mujer que enamoró a Manzi. Las versiones al respecto son múltiples y algunas más disparatadas que otras. El relato oficial dice que Malena es la cancionista Elena Tortolero, cuyo nombre artístico precisamente es Malena del Toledo, casada con el cantante mexicano de boleros Jenaro Salinas. Una versión clásica dice que Malena cantaba en un cabaret de Sao Pablo, aunque otros aseguran que el cabaret funcionaba en Porto Alegre y no faltan los que afirman que la historia ocurrió en Río de Janeiro. Continuando esta versión, Manzi llega a Brasil, vía México y fue en esas circunstancias que escribe este poema supuestamente impresionado por la sugestiva belleza de esa mujer y su manera de cantar los tangos.

De Malena del Toledo se sabe que pudo haber nacido en 1916 -algunos dicen que en Chile, otros aseguran que en la provincia de Santa Fe- y que como cantante recorrió los escenarios de Argentina, Brasil y Uruguay. Malena murió en Montevideo a principios de los años sesenta y sus restos descansan con los de su marido en el cementerio de Chacarita. Alguna vez, Malena vivió en Buenos Aires en la calle Maipú 746 y, siempre en sintonía con la leyenda, los últimos años de su vida, dejó de cantar cuando se enteró de que había sido la inspiradora del tango.

La única noticia que contradice esta versión es que Manzi recién viajará a Brasil en 1946, una afirmación que habría que controlar porque están los que afirman lo contrario, es decir, que efectivamente Manzi estuvo en Brasil en 1941 probablemente acompañado por Discépolo a quien acompañó en su gira por México.

Desde otra perspectiva, están los que afirman que bajo ningún punto de vista, Malena del Toledo es la Malena del tango, porque, entre otras cosas, no era tan bella, ni fue un amor de Manzi y, por sobre todas las cosas, porque era una cantante mediocre. Es verdad que la poesía puede embellecer lo imposible, pero admitamos de todos modos que la hipótesis que desestima a la señora de Salinas como la inspiradora del tango y de los consecuentes amores de Manzi, es atendible.

Hay otras versiones que contradicen a la oficial, porque una verdadera multitud de mujeres se atribuyen ser las destinatarias de los amores de Manzi. Nelly Omar es la más conocida, sobre todo porque en los últimos tiempos no ha tenido empacho en decir que este poema, como otros de Manzi, se los dedicó exclusivamente porque estaba perdidamente enamorado de ella. Los críticos admiten que es muy probable que “Ninguna” esté dedicado a Omar, pero lo mismo no se puede decir de Malena, por la sencilla razón de que ella lo conoció a Manzi cinco años después de que éste escribiera ese poema.

Otras versiones le atribuyen el honor a Azucena Maizani, a Tita Merello y no falta la que sostenga que la musa inspiradora fue la modista de su esposa Casilda. Por su parte, el hijo de Manzi, Acho, asegura que la destinataria del poema es Mercedes Simone, con lo cual está permitido arribar a la conclusión que “Malena” pueden ser todas las mujeres que conoció Manzi en su vida, que dicho sea de paso, no fueron pocas.

¿A quién creerle entonces? Homero Manzi no ha dicho expresamente quién es esa mujer, en todo caso ha lanzado algunas sugerencias, la mayoría de ellas contradictorias, como si él mismo estuviera interesado en borrar sus propias huellas o en sembrar confusión. Recordemos que Manzi era muy enamoradizo, pero nunca renunció a su condición de casado. Esto significa que en sus poemas alteraba deliberadamente los datos reales de sus romances para evitar problemas con su esposa que lo vigilaba de cerca. Asimismo, se sabe que para avanzar en sus conquistas el hombre no tenía escrúpulos en decirle a cada una de las damas que caían rendidas a sus brazos que ellas habían sido las inspiradoras de sus poemas.

Habría que decir, por último, que los errores acerca de la identidad real de Malena provienen del afán obsesivo de querer reducir la creación poética a elementales actos biográficos. Por el contrario, y prestando atención a tantas versiones contradictorias, es legítimo postular que como todo hecho creativo, “Malena” puede ser la síntesis poética de varias mujeres y diferentes amores, incluso algunos reales y otros ideales. Esto significa plantear que “Malena”, tal como la conocemos en el poema, no existió, conclusión que no debería desanimarnos porque lo que existe realmente es una subjetividad poética que recurre a las más diversas e imaginativas experiencias para reducirlas a un exclusivo acto creador.