Enfermedad emergente

El biólogo molecular y la garrapata

La clave de una bacteria que afecta a los humanos está en la garrapata. Técnicas moleculares permiten detectarla y determinar la dinámica de las poblaciones de ese microorganismo.

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Dr. Lucas Monje, biólogo molecular en el ICI Vet Litoral (UNL/Conicet),

muestra una trampa para roedores. Foto: Gentileza Lic. P. Pochettino

 

(C) ICI Vet Litoral (UNL/Conicet) - Conicet Santa Fe - El Litoral

Lucas Monje es doctor en Ciencias Biológicas e investigador del Conicet en el Laboratorio de Ecología de Enfermedades del Instituto de Ciencias Veterinarias del Litoral (ICI Vet Litoral, Conicet-UNL), con sede en Esperanza. “Investigo en ecoepidemiología de Rickettsia parkeri, una enfermedad infecciosa emergente”, explica. El objetivo de la investigación es encontrar factores determinantes de la ecología de la R. parkeri, detectar variables que pueden afectar su abundancia, hospedadores y densidad de población. Por ello, la investigación de un biólogo molecular requiere, además del trabajo en el laboratorio, salir a campo, buscar y recolectar muestras, contactar a los lugareños y aprender a esperar, con lluvia y con frío. O sea, un científico “todoterreno”.

Una aguja en un pajar

En 2008, en el Delta del Paraná se detectó y reportó la presencia de R. parkeri, una bacteria muy pequeña y ancestral que necesita obligadamente parasitar en una célula para reproducirse. El organismo es el causante de una enfermedad infecciosa en los seres humanos, rickettsiosis, que se transmite mediante las mordeduras de garrapatas.

R. parkeri tiene forma de bacilo, algo así como una pequeña barra que mide de 3 a 4 micrómetros (Ám) de largo, es decir, 3 ó 4 milésimas partes de un mm. Por ello, para avanzar en el conocimiento de esta enfermedad, es imprescindible el estudio a nivel molecular.

“Este parásito es una alfaproteobacteria, una bacteria muy chiquitita, y su detección sería muy difícil si no tuviéramos una técnica como la reacción en cadena de la polimerasa (PCR, por su sigla en inglés) en tiempo real, que permite amplificar un sector de un gen. Por ejemplo, si tengo una garrapata infectada con una bacteria, cuando hago la extracción del ADN voy a obtener una muestra compleja. Buscar la bacteria sería como buscar una aguja en 100 pajares. Lo que hacemos con la PCR es amplificar un fragmento, el que se empieza a copiar de forma exponencial, y al final, en vez de tener una aguja tengo un camión lleno de agujas, lo que facilita la búsqueda”, agrega.

La rickettsiosis forma parte de las “enfermedades infecciosas emergentes”, ya sea porque han aparecido recientemente, han aumentado su frecuencia o su alcance geográfico, y porque siempre amenazan la salud pública. “Al ser una enfermedad nueva, uno de los mayores problemas es el desconocimiento. Por ello, estamos desarrollando una prueba serológica para detectar si roedores y bovinos estuvieron expuestos a esta enfermedad, y confirmar los casos sospechosos de rickettsiosis humana”, amplía. Aunque la R. parkeri no es mortal para los humanos, genera cuadros de fiebre alta, dolores de cabeza, debilidad, entre otros síntomas.

Campañas y “pesca” de garrapatas

Entre 2010 y 2012, Lucas y el equipo de investigación realizaron 22 campañas de muestreos de garrapatas y roedores, y extrajeron sangre de bovinos de la zona para detectar rastros de la enfermedad. “Son viajes al Delta donde permanecemos 4 días, con trampeos nocturnos de 220 trampas por noche, en grupos de 4 a 5 personas por campaña, durante 2 años y medio. Recién allí se comienzan a analizar las muestras y obtener resultados”, concluye.

Por la Lic. Paula Pochettino (ÁCS/Conicet Santa Fe).