Y la banda siguió tocando

Y la banda siguió tocando
 

La Banda de Música Don Bosco cumple 70 años de vida. Un paseo por la historia, los hacedores, los recuerdos y las anécdotas de este grupo de músicos que a lo largo del tiempo engalanó miles de actos en escuelas, municipios y pueblos, y que hoy hace sonar las trompetas para celebrar su propia historia.

TEXTOS. NATALIA PANDOLFO ([email protected]). FOTOS. GENTILEZA BANDA DON BOSCO.

El 17 de octubre de 1943, por primera vez los sonidos dejaron de ser intentos sueltos para convertirse en melodía. Fue en el patio del colegio Don Bosco, de Estanislao Zeballos y Facundo Zuviría. Desde entonces, la banda siguió tocando: animó fiestas, festivales, actos escolares y encuentros culturales a lo largo de los últimos 70 años.

En realidad, la historia se remonta un poco más atrás: en 1940, el 9 de mayo, el padre Mario Mondatti iniciaba la obra argentina de los Exploradores de Don Bosco en Santa Fe. Concretaba así el sueño de la creación del Batallón, que llevaría el número 40 y sería bautizado luego con el nombre de “Embajador Dr. Rodolfo Freyre”, en honor a los beneficios recibidos de las familias Iriondo y Freyre.

El batallón contaba entonces con una banda de apenas algunos tambores y clarines. Fue Clorinda Iriondo de Freyre quien dio el empujón, al donar dinero para la compra de instrumentos para formar una fanfarria. El Dr. Manuel del Sastre y un aporte provincial terminarían de darle forma al sueño. El 7 de junio de 1943 se hacía cargo de la banda Blas Maurici: el primer director. Cuatro meses después, las partituras se volvían canción.

LOS PRIMEROS SONIDOS

Livio Gon tiene 71 años y hace 63 que está en la banda. Estaba en segundo grado, en medio de una clase, cuando ingresó al aula el padre Juan Brambilla y señaló a dos o tres con el dedo. “Vos vas a tocar el clarín”, le dijo. Él, que sabía nada de música y mucho de entusiasmo, siguió la fila que comandaba el cura cual Flautista de Hamelin. A su compañero le había tocado el tambor; a otro, de labios gruesos, el trombón.

Era el año 1950: la banda era todavía joven. Debajo de los pinos que todavía hoy dan sombra a los pibes del colegio salesiano, en la canchita de fútbol, un chico de sexto grado le enseñó a arrancarle los primeros sonidos al instrumento.

Luego llegaría el pistón y, más tarde, la trompeta. Livio tocaba de memoria, o bien con numeritos que señalaban cuál pieza tenía que apretar en cada momento. Sus nociones musicales eran nulas: todo era pasión. Hasta que llegó el padre Manuel Ostertag -director entre 1957 y 1961, a cargo también del colegio y Capellán del Batallón 40- y lo sentenció: “No podés tocar si no sabés música”. Livio tenía 16 años: ese día volvió llorando a casa.

Sus padres decidieron entonces enviarlo a estudiar con el Prof. Santiago Paz, quien le enseñó los contenidos elementales. Con el tiempo llegó el primer trabajo y, con él, las renuncias. “No podía seguir estudiando música porque tenía que trabajar en la fábrica, donde hacíamos tres turnos”, explica. El imponente edificio de la Bahco, en Facundo Zuviría, le dio su primer uniforme después del guardapolvo marrón. Las clases cesaron pero la historia en la banda no: nunca, en 63 años, pensó en dejar.

El recuerdo del padre Ostertag es muy fuerte: “Una personalidad tremenda, le dio jerarquía a la banda -define el trompetista-. En esa época tuvimos muchas actuaciones en los pueblos: él se hacía respetar”. Livio comenzó por entonces a tocar en otros grupos, como los recordados TNT y Boston Jazz.

MÚSICA Y RÍO

“Fue un tiempo inaugural, cargado de motivaciones, de fervor y realizaciones”, definen hoy los miembros de la banda, que actualmente dirige Francisco Servidio.

Y como en toda evocación, la lista de nombres empieza su danza: Talladita, Francisco Tosti, los sacerdotes Juan Brambilla, Antonio Malarzuk, don Pedro Belgrame, Juan Rolando.

También las anécdotas. En el libro de recuerdos está subrayada en rojo aquella participación en la película “Los inundados”, de Fernando Birri. Allí el grupo formó parte de la escena “El día del inundado”, junto al Cuerpo de los Exploradores. Era 1961: en la cinta, la banda toca mientras se reparten las donaciones a los afectados por el río.

“Las salidas a los pueblos eran un verdadero premio para los músicos de esos años. Se trataba de una gran experiencia, que traía mucha alegría a sus integrantes”, rememoran los músicos actuales.

Hoy integran la banda: Ana Martínez (pícolo); Santiago Filippa, Priscila González y Betiana Stepaniuk (flautas); Griselda Ayala, Julio Carballo, Matías Forni, Gustavo Martínez, Alfonso Muhgerli y Emilio Petrucci (clarinetes); Matías Forni (clarinete bajo); José García, Darío Gómez y Lucila Pagura (saxos alto); Lucrecia Barbotti (saxo tenor); María Paula Freyre, Livio Gon, Daniel Fernández, Germán Martínez, Enzo Rearte y Nicolás Serrano (trompetas); Ramón Altamirano, Gerardo Ayala, Nely Bravo y Silvana Garnica (bombardinos); Flavio Guilli, Martín Morel y Juan Villalba (trombones); Pilmayquén Belgradi y Sebastián Ferreira (tuba); Francisco Campos, Alberto De Beasi y Daniel Sánchez (percusión), con la coordinación general de Jorge Reimondo.

MEMORIA QUE SUENA

Hay dos instituciones que dejaron marcado su sello en la banda: el Regimiento 12 de Infantería General Arenales y el Liceo Militar General Belgrano. Ambas aportaron logística, enseñanza y músicos.

Desde 2001 la Banda de Música está a cargo del Centro de Exploradores Veteranos del Batallón 40. Es una continuidad de aquella fundada en 1943. “Tratando de mantener viva la llama musical, en 2002 hemos jerarquizado la formación con el nombre de “Padre Manuel Ostertag”, cuentan: se trata de un homenaje al cura que marcó una época.

“Si hay alguien en la memoria colectiva que queremos recuperar del pasado, que ha ennoblecido y convertido en simpleza, en verdad y justicia, es él. Sembró las bases éticas de nuestra banda, le dio gran impulso y conocimiento a la misma y a sus integrantes de aquellos años”, definen. También destacan al padre Rolando: todavía permanece fresca su imagen desfilando al frente de la banda y de los exploradores en los años 90, mientras tocaba la trompeta.

A lo largo de estos 70 años el grupo se presentó en infinidad de actos patrios, parroquiales, privados, municipales, provinciales, en numerosas escuelas y pueblos de la provincia, Córdoba, Entre Ríos y Buenos Aires. En Santa Fe, en estos últimos años se presentó en el Teatro Municipal, Centro Cultural Provincial y Sala Garay del Colegio Inmaculada.

Mientras Don Bosco fue colegio de varones, la banda no abrió sus puertas a mujeres. Sólo con la apertura de la matrícula, hace unos años, las chicas empezaron a incorporarse a la formación. El repertorio hoy es muy amplio: incluye desde música latinoamericana hasta litoraleña, popular, militar, pasodobles. Los días de ensayo son los miércoles, en el salón de teatro del colegio, y tienen un padrino, Frigorífico San Justo, que ayuda a solventar gastos.

“Esto es mi pasión -dice Livio-. Siempre les agradecí que me hubieran dad o el lugar para hacer lo que me gusta. Al final, el cura Brambilla no estaba tan errado con el casting”, se ríe.

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La primera formación, en 1943.

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FIESTA

Para celebrar sus 70 años, la banda ofreció un concierto recientemente en el hall de la Legislatura Provincial. En esa oportunidad interpretaron, entre otras obras: “Piemontesina bella” (vals), “España Cañi” (pasodoble), “Norma de Guadalajara” (mambo), “A mi manera” (canción), “Cambalache” y “El choclo” (tangos), y un popurrís de chamamés.

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En el Concierto Ecuménico, una de sus últimas presentaciones.

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Livio Gon empezó a tocar en la banda cuando estaba en segundo grado. Pasaron más de sesenta años: mucha música bajo el puente.

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Formación de la banda en 1963.