Al margen de la crónica

Santa sobriedad

Cada año, al acercarse las fechas navideñas, una marabunta de Papás Noeles inunda los bares de Nueva York en un encuentro conocido como “SantaCon”, una tradición que provocó quejas entre los vecinos y llevó a la policía de la ciudad a pedir por escrito a los locales que no les sirvan alcohol.

Los miles de ciudadanos ataviados con gorro rojo y barba blanca que participan en el evento “han aumentado tanto que invaden las aceras y los espacios públicos”, indicó el teniente John Cocchi de la policía neoyorquina.

“SantaCon”, que se celebra en otras ciudades del mundo, fue pensado originalmente para denunciar el espíritu comercial de las Navidades.

Sin embargo, la policía de Nueva York se opone a una fiesta masiva que lleva consigo “miles de fiesteros deambulando intoxicados por las calles, orinando, ensuciando, vomitando y causando actos vandálicos”, algo que, según Cocchi, ya “no será tolerado”.

La edición de este año está prevista para el 14 de diciembre y los organizadores del evento se defendieron reivindicando la faceta caritativa de la fiesta, en la que se propone a los participantes una donación de diez dólares para el banco de alimentos de la ciudad, y recordando el código de conducta que se les pide a los Santa Claus.

Además, también se recomendó a los participantes seguir las cuatro reglas básicas de “SantaCon”: “No molestar a los niños, no molestar a los policías, no molestar al personal de los bares y no molestar a la ciudad de Nueva York”.

Algunos bares ya respondieron que seguirán las indicaciones de la policía y no servirán alcohol a ningún Papá Noel que se acerque a sus locales, mientras las autoridades insisten en que cualquier beneficio por las ventas de ese día será largamente superado por los perjuicios del impacto a largo plazo.