Ángel Macín, nuevo obispo de Reconquista

“Me comprometo a dar la vida por la diócesis que me dio todo”

El religioso fue ordenado obispo de Reconquista. En su primer discurso dijo que la orden episcopal “lejos de ser un privilegio, es un llamado a servir”. Ante miles de fieles, se consagró a la Virgen de Itatí. Es el sexto prelado que regirá los destinos de la sede eclesiástica norteña.

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Macín fue ordenado obispo de Reconquista, oficio para el que fue designado por el Papa Francisco, el pasado 12 de octubre. Foto: Agencia Reconquista

 

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Ante la presencia de innumerables fieles, en la catedral de la Inmaculada Concepción de Reconquista, el presbítero Ángel José Macín fue ordenado obispo de Reconquista, oficio para el que fue designado por el Papa Francisco el pasado 12 de octubre. En la misma celebración asumió el gobierno pastoral como sexto obispo de Reconquista, con la presencia del nuncio apostólico, monseñor Emil Paul Tscherrig, y los arzobispos Fabriciano Sigampa, Ramón Dus y Arancedo, éste último presidente de la Conferencia Episcopal Argentina.

Asimismo, centenares de laicos se sumaron para acompañar al hasta entonces administrador diocesano en este gran acontecimiento, que también contó con la presencia de quince obispos llegados de distintas diócesis, entre ellos dos que fueron anteriormente obispos de Reconquista: monseñor Juan Rubén Martínez, actualmente obispo de Posadas, y monseñor Andrés Stanovnik, hoy arzobispo de Corrientes.

Al dirigir sus primeras palabras como obispo, monseñor Macín dijo reconocerse débil, pero desde la fuerza del espíritu pidió el acompañamiento de sus hermanos sacerdotes, los religiosos y los laicos, fundamentalmente los jóvenes, para juntos poder hacer presente el evangelio de Jesús, especialmente ante los más necesitados. Luego enfatizó: “Los quiero mucho, les pido que me acompañen con la oración y me comprometo a dar la vida por esta diócesis que me dio todo lo que soy”.

El prelado se dirigió a “hermanos y amigos” para hacer explícito su agradecimiento a Dios por “haberme asociado al grupo de los apóstoles para servir a todos con alegría, siguiendo la huella de quien fuera nuestro primer obispo diocesano, monseñor Juan José Iriarte, una figura que crece y se hace más luminosa a medida que pasa el tiempo”.

Enseguida, reflexionó: “El episcopado, lejos de ser un privilegio, es un llamado a una mayor intimidad con Jesús, a ser más discípulo, para servir con mayor dedicación a nuestros hermanos”.

Agradecimientos

Macín celebró poder sentir “que hoy Jesús pasó nuevamente cerca de mí. Estaba arreglando las redes en la barca, me miró fijamente a los ojos y me dijo: ‘Sígueme, te haré pescador de hombres’. Definitivamente Jesús, quiero dejarlo todo y seguirte”.

Acto seguido, retomó la senda de las gracias “a la Iglesia, al querido Papa Francisco, quien ha confiado en mí y con este gesto, confirma la vida y el camino pastoral recorrido por nuestra diócesis. Agradezco a su representante, el señor nuncio apostólico aquí presente, por acompañarme con sabiduría y afecto en este tiempo. Y por asegurarme su cercanía, en la nueva etapa que estamos comenzando como diócesis”.

Luego, se enfocó en destacar el gesto de monseñor Ramón Dus (predecesor en el cargo) que “me confirió el orden episcopal”, recordó su ordenación sacerdotal a manos de monseñor Sigampa, “quien siendo obispo de Reconquista encendió en mí la pasión por la palabra de Dios”, valoró el acompañamiento de monseñor José María Arancedo, quien estuvo cerca en este tiempo que me tocó como administrador diocesano, “pudiendo descubrir en usted a una gran persona y un gran pastor de nuestra patria”, nombró especialmente a monseñor Juan Rubén Martínez, por haber sido “mi formador durante siete años en Resistencia, y tercer obispo de esta diócesis”. Reconoció a monseñor Andrés Stanovnik, cuarto obispo, quien con su testimonio y su ministerio “fue ayudándome a madurar mi entrega sacerdotal”.

Antes de dedicar un párrafo especial al seminario interdiocesano La Encarnación, corazón de la Iglesia regional, donde fue formado para “esta misión que el Señor hoy me encomienda, donde fui madurando mi vocación y mi amor por la Iglesia”, el flamante obispo brindó un cálido “agradecimiento a todos los sacerdotes, religiosas y religiosos y a los laicos que hay venido de diferentes lugares, especialmente de la región del noreste argentino, de nuestro querido NEA, para compartir esta alegría que siento es de todos”. Adelantó que continuará recorriendo el camino de diálogo y fraternidad con los hermanos de otras confesiones cristianas.

Sacerdotes y laicos

  • Pensando ya en su ministerio, el obispo Macín habló a los sacerdotes, compañeros de camino: “Los necesito más que nunca, no podría ser obispo sin ustedes”, sostuvo; y a los religiosos y religiosas: “Su presencia nos enriquece y nos interpela. No podríamos caminar sin ustedes en la diócesis”.

“Y a todos ustedes, queridos hermanos laicos, nuestra Iglesia nació con una impronta laical, a la luz del Concilio Vaticano II, hoy más que ayer son indispensables para la vida de la Iglesia y la evangelización, como protagonistas en la tarea pastoral y como testigos entusiastas del reino en los diferentes ambientes”, los alentó.

“Decía monseñor Arancedo pocos meses atrás: “Ustedes son la Iglesia y el mundo los necesita.” Confío en ustedes, especialmente en los jóvenes. Queridos chicos y chicas, la diócesis necesita de su presencia, de su alegría, de su entusiasmo. La diócesis necesita que hagan lío, un lío que nos movilice para un renovado anuncio del Evangelio”, completó.

A la Virgen

  • “Soy consciente de mi debilidad, pero confío profundamente en la gracia de Aquel que me llamó para poder vivir en el servicio y en la entrega generosa, cuidando especialmente a los más desprotegidos y a los más pobres”, pronunció Macín. De inmediato, se consagró a María Santísima la Inmaculada, la pura y limpia Madre de Itatí, que “ella desde su santuario a orillas del Paraná, nos cuide y nos proteja a todos”.

“Queridos hermanos y amigos, sólo les pido una cosa: no me dejen solo. Con ustedes, con su oración, con su protagonismo, con su corresponsabilidad, estoy dispuesto a dar la vida por la Iglesia particular de Reconquista, la que me dio todo lo que tengo y lo que soy”, finalizó.