SEÑAL DE AJUSTE

Tiras que vienen, tiras que se van

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“Solamente vos”, con Natalia Oreiro y Adrián Suar, está en sus últimos capítulos al aire. Ya llegó “Mis amigos de siempre”, protagonizada por Nicolás Cabré, Nicolás Vázquez y Gonzalo Heredia. Fotos: Gentileza El Trece

 

Roberto Maurer

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Quienes disfrutan de Natalia Oreiro deben aprovechar los últimos capítulos de “Solamente vos”, cuyo final está muy cerca. O si no ver a Natalia Oreiro en el cine, ya que declaró que por largo tiempo no hará televisión con el propósito de filmar películas. Otra alternativa para el fan puede consistir en viajar a Rusia antes de fin de mes, adonde Natalira Oreiro se anima a cantar y es más popular que los activistas de Greenpeace.

“Solamente vos”, un tratado sobre el divorcio y los hijos, fue el programa más visto del año y se alzó con los más importantes Tato (1), un premio creado en 2009 por la Cámara Argentina de Productores Independientes, y que este año pisó fuerte para disputarle la exclusividad al Martín Fierro. En la ceremonia se enfatizó que esta votación es “transparente y democrática”, ya que eligen unos dos mil trabajadores de la industria, dando a entender lo que todos saben o suponen y, además, lo dicen, que el Martín Fierro es obra de una secta cuyos miembros son pocos y no encandilan con su juego limpio.

En lugar de ofrecer algo distinto, los Tato replicaron hasta la exactitud la ceremonia del Martín Fierro de hace unos meses. Como si no existieran otras salas, la gala del Tato también se hizo en el Teatro Colón. Eso significa que la televisión ha logrado meterse en uno de los mejores teatros líricos del mundo. Y cuando nos demos cuenta, ya será tarde: el “Bailando por un sueño” de Tinelli se transmitirá desde el Colón.

Si las reglas de la etiqueta aconsejan que no es de buen gusto quedarse hasta el final de una fiesta, y menos debajo de una mesa, nuestra farándula entiende lo contrario: vaciaron la sala antes de tiempo, se fugaron casi todos, como si el Colón se hubiera prendido fuego.

Con ese grado de educación, sería bueno volver a los viejos tiempos, la entrega del premio Nobel no es un buen modelo para nuestra colonia artística, sino la gran comilona y bien regada. Los televidentes quieren ver a sus artistas favoritos tambaleándose entre las mesas, completamente borrachos, saludando a los colegas. Ellos mismos lo prefieren. No están hechos para el Teatro Colón. Los discursos cursis o insultantes, o los breteles que se deslizan, la cocaína en los sanitarios y los escotes hasta el ombligo son más naturales en una partuza, donde ellos se sienten a sus anchas.

EFECTO MORTADELA

En la cancha, cuando se produce un cambio, sale un jugador y entra otro. En la tele, por lo contrario, se demora la salida del que se va, cuando su reemplazante ya está en la cancha. El Trece estrenó “Mis amigos de siempre”, introduciéndolo como una feta de mortadela entre los últimos capítulos de “Solamente vos” y “Farsantes”. El fiambre fue una forma de adelantarse y sacarle ventaja a la competencia iniciando la temporada 2014.

La nueva tira empezó en cuanto aún no se había disipado la angustia provocada por los últimos instantes de “Solamente vos”, con una Natalia Oreiro secuestrada y amordazada por el loquito de su ex novio, cuando viajaba rumbo a la boda tan esperada.

Sin transición, nos instalaron “Mis amigos de siempre”, un giro brutal de género, de la tira romántica a la ficción “costumbrista”. Como se sabe, el “costumbrismo” de Polka es una creación de Suar. Cuando ya se habían terminado los oficios de barrio, el “costumbrismo” fue agonizando, pero como la pantalla chica es el río del eterno retorno, vuelve. Ya detectamos un repartidor y un colectivero.

Honrando a una tradición de todos los primeros capítulos, siempre, algunos personajes se conocen en un accidente callejero, generalmente de alguien que conduce un auto y se lleva por delante a una chica que camina o va en bicicleta. No falla, y aquí hubo accidente, en esta novela que describe el reencuentro de tres treinta y pico que fueron amigos de la niñez, en un club, y protagonizaron la leyenda negra de la institución: una final de campeonato que perdieron en el ‘98.

TRES AMIGOS

Ahora, el club está en bancarrota y algunos piensan que, de no ser por el tiro en el palo en aquella final, otro habría sido el destino de la institución. La tesorera (Claribel Medina) anuncia una deuda espantosa, y su amiga Inés (Soledad Silveyra), hija de un fundador, convoca. Hay un torneo con un premio importante que podrá salvar a la entidad, y se vuelven a cruzar los caminos de aquella clase ‘98 que perdió la final: Simón (Nicolás Cabré), Julián (Gonzalo Heredia) (2) y Manuel (Nicolás Vázquez).

Julián juega en Grecia, viene roto, es mujeriego y se enamora de Bárbara (Emilia Attías), integrante del equipo de fútbol femenino, quienes se besan no bien se conocen y a metros del novio de ella. Simón vive una crisis matrimonial con Rocío (Agustina Cherry) y está peleado con su padre (Osvaldo Laport), un colectivero que paga por un pasado de tarambana. Y Manuel tiene un bar y quedó anclado en los viejos tiempos, que ahora puede revivir con sus dos amigos de la infancia.

La recuperación del club del barrio se ha convertido en una gesta popular de la “batalla cultural”, desde el film “Luna de Avellaneda”. Es un club imaginario. En el primer capítulo no quedó claro si se trata de un club de fútbol amateur, es decir, una ilusión de algo que ya no existe. Y si es fútbol profesional, constituye una organización delictiva que no coincide con el ambiente de inocentes vecinos de la tira. El personaje idealista de Soledad Silveyra, el alma mater del club, ya habría sido fusilada por los barras.

(1) Adrián Suar ganó como “mejor comediante”. Esa noche, el sueño eterno de Cary Grant y Osvaldo Miranda fue perturbado.

(2) Hace unos meses hizo de ex novio de N. Oreiro en “Solamente vos”. Ahora volvió a la misma franja, pero en otra novela.

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