Técnicas para la colocación de hijos

Técnicas para la colocación de hijos
 

Las vacaciones ansiadas son para muchos, en unos minutos nomás, una cruel revelación: los chicos, tus adoradas criaturas, la carne de tu carne, están en tu casa todos los días, todo el tiempo, anulada la agencia de colocación calificada que era y es la escuela. Déjenme decirles algo que me sale de adentro: ¡ahhhhhhhhhh!

TEXTOS. Néstor Fenoglio ([email protected]).

DIBUJO. LUIS DLUGOSZEWSKI ([email protected]).

La gente descubre cosas que ni sabía de sus hijos, pero en general no está demasiado preparada o dispuesta a la experiencia de conocer realmente a esa personas que, familiarmente, los confianzudos, nos llaman papi y mami. Así que la prioridad es ubicarlos convenientemente por un número importante de horas. Y, si no se puede alcanzar la carga horaria redentora de la escuela (que nos organiza la agenda a todos, nos ordena pero sobre todo “entre y tiene” a nuestros pequeños por al menos cinco gloriosas horas), al menos hay que lograr sacarlos del hogar por unas horitas.

El primer supletorio interesante es la colonia de vacaciones. Por algunos pesos, nos aseguramos que nuestros niñitos estarán contenidos, en un ámbito relativamente más distendido que la escuela, encima haciendo deportes y moviéndose, con lo cual no sólo nos los sacamos de encima por cuatro o cinco horas, sino que además llegan fundidos y se duermen rápido: nuevas horas de gracia.

El problema es que en algunos casos, las colonias tienen la cretinidad absoluta de no comenzar ni bien terminan las clases sino una o dos semanas más tarde. Y eso es demasiado tiempo compartido con tus hijos: inaceptable. Y otro problema es que en algún momento tu hijo te dice que no quiere ir nada a la colonia, que no le gusta y que quiere estar tranquilo en su/tu casa. Complicaciones a la vista, sedición, asonada, rebelión en la granja: vos vas a hacer lo que papá y mamá dicen, porque la colonia de vacaciones te hace bien y contribuye a tu formación integral como persona. Carajo.

La segunda opción es la abuela (tu mamá) o tu suegra (la mamá de ella), que de golpe no malcrían nada a tus hijos, sino que son la contención amorosa necesaria para que tus chicos crezcan sanos y salvos. Además, tenés que ver -decimos- cómo los chicos quieren estar con vos, cómo te extrañan y cómo me dijeron que querían ir a tu casa. Todos los días. Por varias horas.

Otra opción es el cumplimiento a rajatablas de los cumpleaños de los amiguitos en período de vacaciones. Los peloteros tienen turnos de dos horas y media o tres horas: allí van tus chicos emperifollados, con regalito y moño y todo, pásenla lindo, ¿a qué hora hay que buscarlos?

Otro tanto ocurre con la amiga, amigo, hermano, tío que se ofrece (suena como una inmolación, y uno no es quién para impedir que cualquiera cumpla su íntimo destino) a llevarlos al shopping, al cine, a la plaza o a la quinta. Dios les dé larga vida y salud a esas personas. Y también los inste a que reiteren la invitación porque, sabés, los chicos la pasaron tan bien, quedaron enloquecidos con vos, viste.

Tenemos las planificadoras, especie de expulsoras de niños (bueno: parir también es eso) que en asociación ilícita trabajan la figura de premeditación y alevosía: hay un grupo de madres que se organizaron para que a razón de una por día, asuma en su casa o donde fuera el cuidado de todos los chicos de la cofradía. Ese día, esa mañana o esa tarde, tenés a veintitrés en tu casa (incluyendo una sobrina o el primito de alguien, colados convenientemente) y te los bancás como una duquesita, sobre todo porque los otros cuatro días vas a estar sola: tus hijos y todos los hijos estarán en casa de la madre dos, de la madre tres y así sucesivamente.

Y nos vamos: ya vieron lo simpático que es esta semana el toco y me voy. Sobre todo la parte de me voy. Porque tengo que ubicar a mis dos hijas, envío contrareembolso, durante qué te digo...tres, cuatro horitas... Así que, Jime, van para allá. Y gracias.