Todo un pueblo festeja el primer año de los trillizos

María Teresa Fleytas y Emanuel Zabala celebran el cumpleaños de sus tres hijos, Lautaro, Francisco y Bautista, con una fiesta comunal en Galisteo. La historia de esta sacrificada familia que trabaja en el campo y cría cinco chicos.

TEXTOS. AGUSTINA MAI ([email protected]). FOTO. GENTILEZA DOMINGO BONGIANINO.

Todo un pueblo festeja el  primer año de los trillizos
 

¡Feliz cumple! (De izq. a der.) Francisco, Bautista y Lautaro Zabala cumplieron un año el 13 de diciembre pasado.

El 13 de diciembre de 2012, la familia Zabala-Fleytas se agrandó de golpe: los papás Emanuel y María Teresa, junto a sus hijos María Agustina (8 años) y Gonzalo Emanuel (4) recibieron con emoción la llegada de los trillizos Lautaro, Francisco y Bautista.

Hoy, en Galisteo -un pueblo cercano a Ataliva-, se hará una gran fiesta popular para festejar el primer año de vida de los “trilli”, como los conocen los lugareños. “Todo el pueblo está pendiente de ellos, los vieron crecer y quieren festejar. Por eso hicimos esta fiesta en el salón comunal de Galisteo, con cena-show para los grandes y juegos para los chicos. El presidente comunal, Fabio Sánchez, que además es nuestro patrón en el campo, nos regaló la vaquillona, así que habrá asado con cuero”, contó con alegría María Teresa, unos días antes del festejo, en una entrevista telefónica con Nosotros.

SACRIFICIOS Y DEDICACIÓN

La vida en el campo no es fácil; y menos con cinco hijos tan chiquitos. María Teresa se levanta a las dos de la madrugada: les da de comer a los trillizos, los cambia y los deja durmiendo, mientras ella y su marido comienzan la jornada laboral en el tambo. “Está a pocos metros de casa, así que voy y vengo a cada rato para ver que estén bien y dormidos”, contó la mujer.

Para las 5:30 termina de ordeñar las vacas y un rato más tarde despierta a los chicos. “Agustina terminó tercer grado y Gonzalo está en la salita de cuatro. Van a una escuela rural, que queda a 4 km de casa. Los subo a todos al auto -a los trillizos también- y los llevo a la escuela. Vuelvo a casa y me reparto entre el cuidado del ganado y los trillizos. A veces viene una chica a darme una mano, pero me la paso todo el día de un lugar para el otro: repartida entre la casa, el campo y el cuidado de los chicos”, relató la joven mamá.

Al mediodía, su marido Emanuel busca a Agustina y Gonzalo que salen de la escuela y almuerzan todos en familia. Por la tarde, María Teresa continúa con las tareas de madre y ama de casa.

A esto se suman los controles pediátricos que los trillizos cumplen a rajatabla: una vez por mes son atendidos en el dispensario de Ataliva, cada 15 días concurren a estimulación motriz y cada 3 meses viajan a Santa Fe para hacerse los controles en el hospital Iturraspe, por haber nacido prematuros. “Están perfectos”, resumió su mamá y agregó: “A incentivación motriz no van porque ellos tengan la necesidad, sino para ayudarme a mí a enseñarles a sentarse, a gatear o a pararse. A través de los juegos, voy aprendiendo cómo ayudarlos de la mejor manera”.

Para esta mujer hay una palabra que vale oro: ORGANIZACIÓN. “Si no, es imposible. Por eso trato de organizarme lo más que puedo y cumplir con una rutina. Más allá de que me agote, es muy bueno lo que vivimos. Con mi marido siempre recuperamos lo positivo: llevamos diez años de matrimonio peleándola juntos y, si bien la rutina es cansadora -la del campo y los bebés-, siempre hicimos las cosas con el sueño de tener una casa propia; un sueño que por ahora está frenado por el gasto que nos representan los bebés”, dijo María Teresa.

Consultada sobre qué necesitaban, la mujer sólo respondió: “No queremos pedir ayuda. Somos gente joven, tenemos trabajo y hacemos milagros para que nos alcance para darles a nuestros hijos todo lo que necesitan. De todas formas la gente nos ayuda igual. Hasta ahora los trillizos se vistieron con toda ropita que nos regalaron. Aunque sea un pañal, eso para nosotros es mucho. ¡Imaginate que un paquete de 30 pañales nos dura un día y medio! Me hace feliz saber que todavía existe gente solidaria que ayuda aunque uno no lo pida”.

CONTACTO

Quienes quieran contactarse con María Teresa pueden llamar al (03492) 628713.

¡SON TRES!

Cuando a los tres meses de embarazo María Teresa se hizo una ecografía, lo primero que quiso saber fue el sexo de su bebé; su hija Agustina estaba ansiosa por tener una hermanita. “¿Qué es?”, le preguntó al médico, quien le retrucó: “¿Qué son? ¡Porque son mellizos!”. La mujer no alcanzaba a salir de su asombro, cuando en medio de la pantalla vieron aparecer la manito de un tercer bebé: ¡eran trillizos!

En la familia ya tenían antecedentes: los abuelos de Emanuel y los bisabuelos de María Teresa fueron mellizos, pero esa fue la primera vez que nacieron trillizos en la familia y, por lo que recuerda la madre, en el pueblo. “Creo que son los primeros de Galisteo, hasta ahora nadie dijo lo contrario”, le comentó a Nosotros.

A las 33 semanas de gestación y derivada del hospital de Rafaela, María Teresa se estaba haciendo un control en el hospital Iturraspe, cuando uno de los bebés rompió bolsa, por lo que le hicieron la cesárea. Así, el 13 de diciembre de 2012, nacieron Lautaro (1,6 kg), Francisco (2,2 kg) y Bautista (2 kg).