Regreso monstruoso
La criatura que incursionó en el cine por primera vez en los años ‘50 desde Japón tendrá una nueva versión que llegará en mayo a la pantalla grande.
Roland Emmerich dirigió en 1998 su propia versión del clásico japonés de culto de 1954. Aunque el monstruo fue auténticamente inmenso, la película no funcionó. Habrá que esperar la nueva versión. Foto: Archivo El Litoral
Juan Ignacio Novak
En los ‘50, la sensación de indefensión por el riesgo nuclear era real, consistente, casi palpable después del desastre de Hiroshima: las tensiones entre Estados Unidos y la Unión Soviética mantenían a la Guerra Fría en su apogeo y en las masas el temor pervivía. Y el cine no se mantuvo ajeno al fenómeno: varias vertientes, sobre todo dentro de la ciencia ficción, se hicieron eco.
Esto dio origen (entre muchas otras que reflejaron distintas aristas de un mismo miedo) a películas en las que temibles criaturas modificadas, casi siempre agrandadas por efectos de la radioactividad, acechan a los humanos. “Tarántula”, “El monstruo de la laguna Negra”, “La humanidad en peligro”, “La bestia de un millón de ojos”, “El ataque de los cangrejos gigantes”, son algunos títulos de la época. Y, por supuesto, la japonesa “Godzilla” (1954).
En la inolvidable cinta dirigida por Ishiro Honda (que luego tendrá a varias secuelas) un lagarto mutante que se trueca en un gigantesco monstruo que se prepara para atacar las principales ciudades del Japón. El impacto que tuvo esta película en la cultura popular es difícilmente medible, pero se puede equiparar con toda posibilidad con el que tuvieron personajes como “King Kong”, “Alien” ó “Hulk”. De hecho, es unas de las referencias más importantes del cine de ciencia ficción de origen japonés, y fue capaz de generar con el paso del tiempo millones de fanáticos acérrimos por todo el mundo.
Cuestionada
Más de cuatro décadas después de su llegada al cine, en 1998, se rodó la remake norteamericana de Godzilla. El director elegido fue Roland Emmerich, quien venía de arrasar en las taquillas de todo el planeta con “Día de la Independencia” (1996). Experto en efectos especiales, el también creador de “El patriota” y “El día después de mañana” se empeñó en crear un monstruo que sorprendiese e intimidase, pero la película falló en casi todas sus aspiraciones y fue arduamente criticada por aquellos que valoraban a la original película japonesa como un trabajo de culto.
En la versión norteamericana, que introduce las habituales marcas del director que incluyen -incluso- algunos toques de humor bizarro, Godzilla ataca nada menos que la ciudad de Nueva York y busca reproducirse armando su nido ¡en el Madison Square Garden! El reparto no estuvo formado por estrellas, en una decisión que intentó dar más protagonismo al monstruo. Así, Mathew Broderick, Jean Reno, María Pitillo y Hank Azaria encabezaron los créditos. Con resultados muy pobres, incluida una nominación al premio Razzie (el anti Oscar que se entrega en Estados Unidos) por peor actriz secundaria para Pitillo.
Renacimiento
En el mes de mayo, está prevista la llegada de una nueva entrega de la popular franquicia de “Godzilla”, que según se adelanta se erige como un proyecto que busca diferenciarse de las producciones anteriores y que no tiene relación con la versión filmada quince años atrás. El director en este caso es Gareth Edwards, responsable de trabajos como “In the Shadow of the moon” (2007) y “Monsters” (2010), quien trabajó sobre un guión de Max Borenstein, Dave Callaham y el versátil Frank Darabont sobre un argumento de David S. Goyer.
En este caso, el reparto incluye nombres como Aaron Johnson, Ken Watanabe, Elizabeth Olsen, Juliette Binoche y David Strathairn. Las imágenes vistas hasta ahora anticipan una atmósfera mucho más angustiante, grandiosos efectos y un personaje central que se intuye gigantesco. El espectáculo parece servido.
El dato
Cámara en mano
En 2008 el versátil y visionario Matt Reeves rodó una película impresionante llamada “Cloverfield”, una mezcla entre “El proyecto Blair Witch” y “Godzilla”. Un grupo de amigos de Nueva York organiza una fiesta en el corazón de Manhattan, cuando un monstruo de tamaño de un rascacielos invade la ciudad. Narrada (meritoriamente) desde el punto de vista de la cámara de video que utiliza uno de los personajes, el filme se erige entre los más grandes hitos del cine de terror de los últimos años, con efectos visuales insuperables, un guión inteligentísimo y una hábil estrategia de marketing vía Internet que atrajo masivamente a los jóvenes a las salas.
