Augurios bajo tierra

La industria nacional de semillas entró en la tercera edad con el aniversario número 65 de la Asociación de Semilleros Argentinos. Ya sean empresas familiares como multinacionales, son los artífices del superávit alimentario del país.

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Las semillas son el insumo básico y el primer eslabón de la cadena agroindustrial, constituyendo un punto estratégico para la producción agropecuaria y la economía argentina.

El pasado 22 de enero la Asociación de Semilleros Argentinos cumplió 65 años. La entidad hoy representa a 83 empresas familiares, instituciones oficiales, compañías nacionales y multinacionales, involucradas en todas las etapas de investigación, producción, multiplicación, tratamiento, importación, exportación y comercialización de semillas.

A raíz del aniversario explicaron que actualmente más del 90% de la semilla sembrada de maíz, girasol, soja y trigo en la Argentina es provista por las empresas e instituciones asociadas a ASA. “Desde la semilla de cebadilla criolla hasta la semilla híbrida de maíz, desde la caña de azúcar hasta las mezclas varietales de alfalfa, todas las especies de cultivo están comprendidas en ASA”, se regocijaron los también llamados “obtentores”.

Para trazar un balance institucional, destacaron que en casi 7 décadas de existencia han trabajado a favor del desarrollo de una industria semillera innovadora, creativa y con proyección internacional, velando por el cumplimiento de las distintas normativas jurídicas vigentes e impulsando la competitividad de la producción agrícola, dentro de un esquema de agricultura sustentable y preservación del medio ambiente.

Los directivos aprovecharon el aniversario para saludar a aquellos “visionarios” que en 1949 entendieron la necesidad del vínculo asociativo para alcanzar objetivos compartidos, y asumieron el compromiso de afrontar el gran desafío que se plantea la comunidad agroindustrial manteniendo vigentes aquellos principios fundacionales.

Desde Campolitoral acompañamos el rumbo y celebramos las conquistas de los hacedores de un oficio noble como es el de desarrollar las mejores genéticas que luego serán materias primas para alimentar mucho más que un país, ya que gracias a los materiales modernos Argentina produce alimentos para 400 millones de personas. Que siga así.