Riesgos de tatuajes y piercings

47656_3.JPG
 

Por una apuesta, para conmemorar un acontecimiento importante o simplemente por estética. Son diversas las razones que llevan a algunas personas a hacerse un tatuaje o un piercing, una decisión que los expertos recomiendan sopesar detenidamente ya que pueden entrañar riesgos.

TEXTO. PURIFICACIÓN LEÓN. FOTOS. EFE REPORTAJES.

“La moda va cambiando pero los tatuajes son para toda la vida”, advierte Luis Pastor, jefe de la Unidad de Dermatología del Hospital Ruber Internacional de Madrid. El motivo por el cual alguien se tatúa puede cambiar y plantearle problemas en el futuro como ocurre, por ejemplo, con quienes deciden grabar en la piel el nombre de su pareja.

Por ello, el profesional recomienda “pensar bien antes de decidirse a hacerlo, ya que más del 25% de las personas desean eliminar el tatuaje antes de que hayan pasado diez años”.

Pero si la decisión ya está tomada, el dermatólogo aconseja elegir un local que cumpla con todos los certificados de sanidad, exigir que abran el precinto de la aguja o del piercing donde podamos verlo y en un medio estéril, que el local esté limpio y que el profesional utilice guantes estériles.

En este sentido, la Academia Americana de Dermatología recomienda a los más jóvenes que pidan consejo al dermatólogo a la hora de elegir un sitio seguro donde tatuarse o hacerse un piercing.

“Jamás intentes hacerte un piercing o un tatuaje tú mismo ni pidas a un amigo que te lo haga. Ya es suficientemente arriesgado si lo hace un experto y, por lo tanto, resulta mucho más peligroso si lo realiza alguien que no sabe cómo hacerlo de una manera segura”, advierte esta institución.

“Uno de los contratiempos más habituales de los tatuajes es que la localización, el tamaño o el resultado no coincidan con lo que se demandaba”, comenta Pastor.

Asimismo, el especialista señala que la aparición de eccemas debido a la tinta del tatuaje resulta frecuente. “A veces surgen tras la exposición del tatuaje al sol, sobre todo los de color rojo”, precisa.

Por su parte, José Carlos Moreno, presidente de la Academia Española de Dermatología y Venereología (AEDV), indica que algunos pigmentos, especialmente los rojos, azules y verdes, pueden contener metales que lleven a la producción de alergias por contacto. “Son casos de difícil solución, ya que es complicado eliminar estos pigmentos de la piel”, expresa.

En el caso de los piercings, “aumenta la frecuencia de alergia a los metales y, por lo tanto, a la bijouterie y a las joyas”, señala el doctor Pastor.

Además, el dermatólogo explica que pueden aparecer infecciones locales debido a la punción, a la manipulación del piercing o a los cuidados posteriores.

EL PROBLEMA DE LA LENGUA

Sin embargo, lo más importante son las infecciones sistémicas. Así, el facultativo subraya que se han detectado casos en los que se han transmitido enfermedades como la hepatitis B o C, sida, lepra, tuberculosis, neumonía o sepsis. También se han producido “reacciones de sensibilización tardías en forma de granulomas o sarcoidosis”, precisa.

Los granulomas son bultos pequeños, mientras que la sarcoidosis es una enfermedad de origen desconocido que se caracteriza por la presencia de granulomas en los órganos afectados.

“Igualmente, pueden formarse queloides o cicatrices rojas, muy abultadas que pueden llegar a ser dolorosas y que resultan antiestéticas”, comenta el especialista, quien también destaca que los queloides son frecuentes en los lóbulos de las orejas.

Además, “en el caso concreto de los piercings en los labios y en la lengua, pueden romperse los dientes”, añade.

La lengua es una de las áreas más peligrosas a la hora de hacerse un piercing. De hecho, según indica el doctor Pastor, “las zonas más problemáticas para ubicar tatuajes o piercings son aquellas de peor acceso, como la lengua o los genitales, y las de piel más fina, como las caras internas de brazos o muslos y la cara anterior del cuello”.

Por su parte, los tatuajes en la zona lumbar pueden impedir la aplicación de anestesia epidural durante el parto, ya que muchos anestesistas se niegan a inyectarla por el riesgo que puede suponer que se introduzcan partículas de pigmento hacia la médula espinal.

Otro de los problemas de los tatuajes es lo difícil que resulta borrarlos. “Se puede eliminar la pigmentación de la mayoría de los tatuajes, sobre todo los negros y azules oscuros, pero resulta más complicado quitar otros colores”, detalla Pastor. “Aun así, lo habitual es que se elimine la tinta pero permanezca el dibujo como falta de color en la piel”, expone.

El láser de CO2 ultrapulsado y la tecnología Q switched son los dispositivos más utilizados para eliminar tatuajes. En este sentido, el dermatólogo precisa que, “en el mejor de los casos, deshacerse de un tatuaje requiere muchas sesiones con este tipo de láseres específicos”.

47656_4.JPG