al margen de la crónica

Las curvas de la vida

Michael Schumacher cumple un mes en coma artificial en un hospital de Grenoble mientras los médicos dejan entrever su pesimismo sobre la posible recuperación del heptacampeón de F1.

“Es muy poco probable que el Schumacher que conocíamos antes del accidente regrese”, afirmó el que fuera jefe médico de la Fórmula Uno, Gary Harstein, sobre la salud del ex piloto.

El médico estadounidense prepara el terreno ante un hipotético despertar de El Káiser y avisa que “habrá que considerar un triunfo de la resistencia humana el hecho de que Schumacher sea aún capaz de caminar, de alimentarse, de vestirse y conservar ciertos aspectos positivos de su personalidad”.

Y agrega que el 50 % de los pacientes con un traumatismo como el de Schumacher que pasan un mes en estado vegetativo y despiertan sufren “deterioros neurológicos significativos”.

Los médicos han señalado que el alemán sufre “lesiones craneales difusas y serias”, y desde su caída ha sido sometido a dos operaciones y se le ha retirado un hematoma situado en el hemisferio izquierdo del cerebro, que en el caso de un diestro, como Schumacher, es el encargado del lenguaje, la lectura y la escritura.

Pero presentaba aún numerosas hemorragias y su estado era “crítico y frágil”. Los doctores lo mantienen en coma inducido, para reducir la presión intracraneal y oxigenar el cerebro, y nada hace pensar que vayan a despertarlo inmediatamente.

“Cada día que pasa disminuyen las posibilidades de ver mejorar la situación”, comenta Jean-Marc Orgogozo, experto en neurología del hospital de Burdeos, en línea con Philippe Decq, neurocirujano del hospital de Beaujon, quien considera que si transcurridas tres semanas de un traumatismo craneal grave el paciente “no abre los ojos, es un signo de que las cosas son muy graves”.

Mientras el pesimismo gana terreno entre los expertos, Schumacher sigue recibiendo el apoyo de sus seguidores, que le han enviado su aliento en un millar de mensajes.