Emigración gallega a las Américas

Una nueva vida los esperaba del otro lado del océano, a pesar de que muchos siguieron añorando su tierra natal. Una muestra fotográfica cuenta historias de emigrantes de Galicia, España, que se radicaron en argentina, Cuba y Uruguay, principalmente.

TEXTOS. REVISTA NOSOTROS. FOTOS. GUILLERMO DI SALVATORE.

IMG_0235.JPG

Las fotos son expuestas en la Estación Belgrano, hasta el 7 de febrero, explicaron miembros del centro gallego.

 

Hacia la mitad del siglo XIX, miles de gallegos iniciaron el proceso de emigración con rumbo a América del Sur. Se arriesgaron a cruzar el océano hacia un mundo de esperanzas. Hombres y mujeres solos, jóvenes y familias enteras se embarcaron dejando casi deshabitados sus pueblos. Para muchos, el viaje rumbo a las Américas desde los puertos de La Coruña y Vigo no tuvo retorno. Fueron los comienzos de la emigración gallega.

Esta es la introducción de la muestra de fotografías “Emigración gallega a las Américas”, organizada por la Xunta de Galicia delegación Buenos Aires y que recibió gustoso el Centro Gallego de Santa Fe. Se expone en el hall central de la Estación Belgrano hasta el 7 de febrero.

Las imágenes que se exponen -continúa- reflejan la dureza de la emigración pero también la ilusión de quien iba en la búsqueda de un nuevo horizonte. Se trata de un recorrido gráfico que muestra diferentes momentos, distintas etapas del itinerario migratorio.

Las fotografías corresponden a actividades o lugares donde se afincaron los gallegos emigrados a Cuba, Uruguay y Argentina, destino de aquel viaje transoceánico donde, en aquel entonces, había poca mano de obra. Cabe destacar que nuestro país fue el iberoamericano, entre otros, que recibió el mayor número de emigrantes.

Algunas de esas fotos muestran imágenes de un “grupo de señoritas de la Casa de Galicia en Bahía Blanca, 1924; fiesta de la Sociedad Hijos de Mos, Buenos Aires, 1921; reunión de la Sociedad de Residentes de los Ayuntamientos de Vigo y Lavadores, 1921; Sidra El Gaitero, negocio de un gallego en La Habana, 1925; alumnos de clase nocturna del Centro Gallego en La Habana, 1925; almacén de propiedad gallega en La Habana, 1910”.

Blanca Dieguez, vocal de la institución santafesina, junto a otros miembros de la comisión directiva, dialogó con Nosotros sobre esta iniciativa. Según mencionó, “es una muestra de la inmigración que se realizó básicamente en la mitad del siglo XIX. La recibimos a través de la delegación en Buenos Aires de la Xunta de Galicia. Es una exposición itinerante, es decir que, una vez que finalice aquí el 7 de febrero, tenemos que embalarla y enviarla al siguiente destino, para que ellos la puedan exponer”.

Asimismo, agregó que “la historia de la emigración va más allá de los que hicieron fortuna (en Buenos Aires trabajaban en tiendas, mercerías, cafés, bazares o pensiones, antes de llegar a estar al frente de grandes negocios comerciales) y consiguieron regresar a su tierra natal. Muchos no pudieron hacer de nuevo sus valijas para volver a casa. Así y todo, aunque su viaje fuese sólo de ida, no olvidaron sus orígenes y dejaron profundas huellas de sus tradiciones y cultura en su nuevo destino”.

AÑORANZAS Y LOGROS

Por otra parte, planteó que “la inmigración en Galicia dejó marcada la gente, las costumbres, la idiosincrasia, el paisaje. Hubo pueblos que quedaron prácticamente vacíos. Hay un dato estadístico que me ha llamado sumamente la atención. Leyendo el libro ‘Finisterres a finisterres”, que refería a la inmigración de España desde el fin de la tierra de España (finisterre se lo llama en aquel país) hasta la Patagonia, el otro fin del mundo. El dato era el siguiente: decía que cuando la población gallega era de un 10% dentro del total de la población española, un 50% eran inmigrantes gallegos. Eso te da una idea de la cantidad de gallegos que salieron de España, además de las otras regiones”.

Consultada respecto al destino final de estas personas, aclaró que “Argentina, Cuba y Uruguay fueron los destinos fundamentalmente hasta la mitad del siglo XIX. Después comienza básicamente la inmigración a la Argentina y, en especial, a la ciudad de Buenos Aires, algo que no está representado en la muestra. En ésta se observa una foto de Buenos Aires y muchas de La Habana. Con esta ciudad hay una cuestión histórica porque Cuba fue una posesión española. Los emigrantes buscaban -supongo- la facilidad del lenguaje y los lazos históricos que los unían a esos países”.

Posteriormente -continuó- comienzan a llegar los inmigrantes a la Argentina. Se instalan en todo el país pero, fundamentalmente, en Buenos Aires, porque era la ciudad que ofrecía más posibilidades. Esto creó lo que -de forma especial- se llamaron las viudas, las mujeres que quedaron solas en los pueblos, cuyos esposos emigraron. Ellas quedaron a la espera de ser llamadas; algunas lo fueron y otras nunca. No eran viudas ni solteras ni casadas; era un estado civil un poco especial.

Por último, aclaró que “algunos (no sabemos cuántos) tuvieron la suerte de volver con fortuna, otros volvieron incluso sin fortuna por la añoranza de la tierra, sabiendo cómo era aquello. A pesar de que no triunfaron económicamente (no hicieron la América, como se dice vulgarmente) regresaron. El gallego se caracteriza mucho por esa añoranza por la tierra, ese ligamen por la tierra. Ha sido campesino fundamentalmente cuando pudo tener sus tierras: unos pedacitos que -para la extensión de la Argentina- son prácticamente insignificantes”.

Y concluyó explicando que “hoy en día, Galicia está bastante bien. Dicen que es una de las regiones españolas que está por lo menos más estabilizada, que ha superado con más holgura la crisis, y se ha hecho famoso el turismo rural gallego. Se hace en algunos pueblitos que no han quedado atrasados en el tiempo sino que han mejorado su infraestructura, generaron hoteles en los castros, en los castillos, en las casas señoriales. Tienen sus ferias gastronómicas, el festejo de sus santos, entre otros eventos, durante todo el año. Además, tienen el famoso Camino de Santiago, que es visitado por turistas de distintas partes de Europa, incluso desde América”.

IMG_0212.JPG

Una triste canción

“Una noche en la era del trigo” es una canción escrita por Manuel Curros Enriquez, que habla sobre la emigración gallega. A continuación, transcribimos algunas estrofas en gallego antiguo (no normalizado) y su traducción al castellano, realizada por Blanca Dieguez.

Unha noite na eira do trigo

(Una noche en la era del trigo)

ó refrexo do branco luar

(bajo la pálida luz de la luna,)

unha nena choraba sin trégolas

(una joven lloraba sin consuelo)

os desdés dun ingrato galán.

(el desdén de un ingrato galán.)

I a coitada entre queixas decia,

(Y la pobre entre quejas decía:)

“xa no mundo non teño ninguén,

(“Ya no tengo a nadie en el mundo,)

vou morrer e non ven os meus ollos

(moriré y mis ojos no verán)

os olliños do meu doce ben”.

(los ojitos de mi dulce bien”.)

Os seus ecos de malenconía

(Los ecos de su melancolía)

camiñaban nas alas do vento

(caminaban en las alas del viento,)

y el lamento se repetía:

(i o lamento repetía:)

“Vou morrer e non vén o meu ben!”.

(“Moriré y no viene mi bien”.)

Lonxe dela, de pé sobre a popa

(Lejos de ella, de pie sobre la popa)

dun aleve negreiro vapor

(de un rápido vapor negrero,)

emigrado, camiño de America

(emigrado, camino de América)

vai o pobre, infelís amador.

(va el pobre, infeliz enamorado.)

Si querés escuchar esta canción podés hacerlo a través de: http://www.youtube.com/watch?v=h5Nevd_hq-g.