¿Dónde nos encontramos? ¡En el cyberespacio!

¿Dónde nos encontramos? ¡En el cyberespacio!

El interés principal que encuentran los más chicos en las redes sociales es el de vincularse, estar en contacto y entretenerse. En la nota les contamos qué deben tener en cuenta los padres ante esta situación y cuáles son los signos para estar alertas.

TEXTOS. LIC. GISELA HOLC.

 

De los viejos encuentros de adolescentes en las esquinas típicas sólo quedan los relatos y recuerdos. Los adolescentes hoy se encuentran en un espacio diferente: el espacio virtual. Allí suceden citas, encuentros, desencuentros y, finalmente, los lugares de las fiestas o salidas se acuerdan.

Este primer lugar de encuentro hoy, altamente concurrido, es el espacio tecnológico, las redes sociales en sus diferentes formatos son los que nuclean a la gente joven y no tanto. Cabe señalar que cada vez son más pequeños los chicos que allí se encuentran y cada vez son más los grandes que también lo hacen.

ESTAR EN CONTACTO

El interés principal que encuentran los más chicos en estas redes es de socializar, vincularse, estar en contacto, entretenerse. Ellos buscan encontrarse y chatear con gente conocida, amigos, amigos de amigos, buscan compartir fotos, música, videos, no sólo se escriben sino que también se hablan y se ven.

La constitución de esta nueva forma de realidad, que no sólo es el presente sino también el futuro. Como padres debemos conocerla y aceptarla, aprender a convivir con ella, pues como herramienta general tiene muchas ventajas y con los riesgos o desventajas que ésta acarrea hay que aprender a reconocer, resolver y prevenir.

Ya durante el año escolar detectamos que el uso de Internet puede ser adictivo para sus usuarios, mucho más ahora en verano para los adolescentes, quienes al haber finalizado su ciclo escolar (que les organiza el día, el tiempo) ahora están más relajados, sin presiones ni obligaciones. Todos los días son como fin de semana. Se convierte en un terreno fértil para sembrar o profundizar la adicción a las tecnologías.

El insomnio tecnológico es uno de los síntomas más frecuentes en nuestros jóvenes. El uso abusivo de las pantallas es contraproducente para conciliar el sueño. Mientras la televisión los mantenía en un rol más pasivo, de observadores; las computadoras, Ipods o smartphones los mantienen en una actitud interactiva y en estado de alerta y contacto. Por ende, están menos relajados a la hora de conciliar el sueño ya que los mantiene activados cognitiva, emocional y fisiológicamente.

VACACIONES

Si bien es importante poder flexibilizar el horario en el que los chicos se acuestan durante las vacaciones, también lo es que haya cierto límite. Se podrá negociar con ellos la hora, pero es bueno que exista un máximo para dormirse y también de despertarse. Esto permitirá dar cierto orden a la vida y dinámica familiar.

Es bueno que los chicos puedan dormir todo lo que necesiten, después de un año de estrés, tensión escolar, desgaste y cansancio. Dormir es reparador del cansancio físico y emocional, también permite recuperar energía, dar lugar al descanso, al ocio, a la nada y a la dispersión; todas ellas son importantes en su justa medida.

Si bien los más jóvenes se encuentran en el espacio cibernético es importante también que puedan mantener encuentros físicos concretos con sus pares. Si un padre observa que su hijo se aísla, se encierra en su habitación o su computadora o está absorto con su celular, y no se ve con otros chicos de su edad, en primer lugar debe estimularlo a que lo haga.

Si se rehúsa, puede estar quedando en evidencia cierta dificultad para relacionarse, sea por timidez, o motivos más serios como fobia social, ansiedad, o depresión. En el verano, al no tener que ir a la escuela y tener la vida organizada de manera estructurada, pueden quedar en evidencia situaciones que la estructura escolar puede enmascarar.

LA NECESIDAD DEL CONTACTO REAL

Por otro lado, hay chicos que no pueden dejar de conectarse, están hiperpendientes de su smartphone convirtiéndolo casi en una extensión de sí mismos. Chicos que hasta van al baño con sus teléfonos y no logran hacer nada sin estar conectados por temor a quedar excluidos de cierta información o por la ansiedad que les genera esta desconexión pueden presentar síntomas de adicción a la tecnología, encubriendo dificultades para transitar y elaborar situaciones emocionalmente significativas.

Aunque sean adolescentes y ellos se sientan grandes e independientes y que en algunos aspectos ya lo sean, aún necesitan de nuestra guía como padres. El sutil equilibrio entre no ser permisivo sin ser autoritario sigue siendo un desafío. Es necesario evolucionar, informarse y saber qué mirar para ayudarlos a crecer con contención y coherencia, transmitiéndoles valores y sentido.

EDUCAR CON EL EJEMPLO

No seamos un amigo más de nuestros hijos en la lista de sus contactos. Tengamos presente también, los padres usuarios de las redes sociales, que nuestros hijos nos miran y aprenden de nosotros más por lo que hacemos que por lo que decimos. Registremos, sin juzgar, nuestros propios comportamientos y luego reflexionemos qué modelos de identificación estamos ofreciendo a nuestros chicos.

Si algo nos preocupa, animémonos a afrontarlo. ¿Cuáles pueden ser los motivos que lo llevan a aislarse? ¿Cuáles son las emociones presentes cuando no puede relacionarse personalmente con sus pares? ¿Cuál es su sensación cuando no puede dormir? ¿Por qué no puede desconectarse de su teléfono móvil, qué necesidades emocionales busca satisfacer? ¿Hay ansiedad, temor a la exclusión, a quedarse afuera de lo importante?

Observemos sin minimizar ni naturalizar situaciones, así como sin exagerar ni alarmarse. Son necesarios ojos bien abiertos para detectar a tiempo situaciones de riesgo y poder intervenir adecuadamente para educar a nuestros hijos.

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