al margen de la crónica

Ídolos de barro

El Papa Francisco volvió hoy a arremeter contra “el poder, el lujo y el dinero que se convierten en ídolos” y que impiden la “distribución justa de las riquezas” e invitó a los católicos a la sobriedad y a compartir.

Así se lee en el mensaje del Pontífice para la Cuaresma, el período anterior a la Semana Santa, que fue presentado por el Vaticano y cuyo tema principal es la pobreza material y espiritual.

“Cuando el poder, el lujo y el dinero se convierten en ídolos, se anteponen a la exigencia de una distribución justa de las riquezas. Por tanto, es necesario que las conciencias se conviertan a la justicia, a la igualdad, a la sobriedad y al compartir”.

Asimismo, Francisco expresó su preocupación por la que llamó miseria moral, y que “consiste en convertirse en esclavos del vicio y del pecado”.

Francisco también denunció que tantas personas “se ven obligadas a vivir esta miseria por condiciones sociales injustas, por falta de un trabajo, lo cual les priva de la dignidad que da llevar el pan a casa, por falta de igualdad respecto a los derechos a la educación y la salud”.

“En estos casos la miseria moral bien podría llamarse casi suicidio incipiente. Esta forma de miseria, que también es causa de ruina económica, siempre va unida a la miseria espiritual, que nos golpea cuando nos alejamos de Dios y rechazamos su amor‘.

El Papa concluyó que “el Evangelio es el verdadero antídoto contra la miseria espiritual” e instó a los católicos a ‘seguir e imitar a Jesús, que fue en busca de los pobres y los pecadores como el pastor con la oveja perdida, y lo hizo lleno de amor”.

Para el Papa, la Cuaresma es adecuada para “preguntarnos de qué podemos privarnos a fin de ayudar y enriquecer a otros con nuestra pobreza”.

Sin embargo, destacó que “la verdadera pobreza duele” y que “no es válido un despojo sin esta dimensión penitencial. Desconfío de la limosna que no cuesta y no duele”, aseveró.