EL ARTE DEL MOVIMIENTO

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Patricia Pieragostini

Es bailarina, coreógrafa y arquitecta, docente e investigadora. Con una sólida formación y una extensa trayectoria, se desempeñó como subsecretaria de Programación e Industrias Culturales hasta que, recientemente, asumió la Secretaría de Cultura de la ciudad.

Textos. Marina Zavala. Foto. Mauricio Garín.

EL mundo de la danza. “Nací en Rafaela, me vine a vivir a Santa Fe cuando empecé a estudiar arquitectura, a los 18 años. Bailo desde muy chiquita, cuando tenía 6 años, digamos que toda mi primera formación en danza la hice allá; inclusive todo el recorrido en academias, profesorados y demás. Cuando me vine para acá, en los primeros años de la facultad seguía con actividad en danza, pero después me dediqué a terminar la carrera. Retomé cuando me recibí. En Rafaela hacía danza clásica y jazz, fundamentalmente el clásico en esta cuestión más metódica que tiene. Hice todo el recorrido de formación académica y además, compartía un espacio muy hermoso en el Comercial, mi escuela secundaria. Teníamos una profesora de educación física, que tenía formación en danza y además era pianista. Trabajábamos en este espacio y desde ahí hacíamos puestas, participábamos en certámenes y viajábamos a Buenos Aires o al interior. Así que realmente todo mi recorrido de la escuela secundaria estuvo ligado al mundo de la danza, desde la academia y desde lo que generó esta profesora”.

OTRAS FORMAS DE EXPLORACIÓN. “En Santa Fe, el vínculo con la danza estuvo fuertemente ligado a Mario Giromini Droz, con él es con quien aprendí en un principio todo lo que tenía que ver con el mundo del arte contemporáneo y la expresión corporal. Ese encuentro fue clave para mi, por un lado, para comenzar a investigar en todo lo que es la danza contemporánea; por otro, por el perfil que tenía Mario para abordar la danza, que estaba fuertemente cruzado con lo teatral, con sus estructuras narrativas, con la dramaturgia del teatro. Él se posicionaba en ese cruce de los lenguajes y a mi también siempre me gustaron esos espacios. Esta experiencia fue una especie de hito para hacer después mis elecciones en todo lo que es la investigación en las artes del movimiento. Más adelante, otra persona que fue importantísima en lo que a mi me interesaba de la danza y la danza teatro, fue la rosarina Gabi Morales. Durante años trabajamos con ella en otra línea, que tenía que ver con el contact, la nueva danza; toda otra corriente respecto de la anatomía, de la funcionalidad del movimiento, de la organicidad del movimiento. Para mi fue abrirme a otras formas de exploración”.

UN ESPACIO ENTRAÑABLE. “Si pienso cuáles son los lugares que más habité, desde lo profesional, desde lo artístico, sin dudas ese lugar es la docencia. En el ámbito de la arquitectura, se inició ya siendo alumna; en quinto año de la facultad ya participaba en pasantías, ayudantías y nunca más abandoné ese espacio, que para mi es entrañable. Inicié el recorrido cuando tenía 21 años y después, a través de concursos y especializaciones, viví toda una profesionalización de la carrera docente. En la danza, a partir de la primera obra de la que fui coreógrafa y directora, ‘Estado cinco al cubo’, me invitaron a trabajar en un taller de danza contemporánea y de composición en el Centro Cultural Provincial, en el año ‘94. En ese momento puse en práctica la formación que tenía y fue un camino que nunca abandoné. Luego vino la creación de mi propio estudio, Tabula Rasa, también para investigar en las artes del movimiento. La docencia en danza tuvo continuidad hasta el 2008 que asumí en la gestión municipal y allí delegué todo a otros docentes que trabajaban conmigo. Paralelamente, producimos obras de danza teatro, trabajamos obras en el espacio del taller con más de 30 personas. Con Recua, un grupo que se formó primero como taller, en el año 2000 estrenamos “El hilo de Molly” y nos terminamos de consolidar, con ellos hemos hecho experiencias muy interesantes en investigación en danza teatro”.

FICCIONES Y PROYECTOS. “A mi me interesó siempre, y esta es una característica de los docentes de la Fadu (Facultad de Arquitectura, Diseño y Urbanismo), trabajar en docencia, extensión e investigación. Son tres actividades sustantivas que se desarrollan desde la universidad y que se nutren mutuamente. En nuestro caso -hablo en plural porque se trata de todo un equipo- trabajamos en el Taller de Proyecto Arquitectónico I y en el Taller de Diseño Básico. Una de las especializaciones que hice tienen que ver con la puesta en escena y la escenoarquitectura, que obviamente está ligada a toda la acción cultural, a la danza, la danza teatro, escenografías e instalaciones. La otra especialización, y ahora maestría, es en didáctica del proyecto. Cuando hablo de proyecto, hablo del pensamiento que nos permite anticiparnos, ficcionar y a su vez, poner en práctica todos los instrumentos y herramientas de las que hay que apropiarse, que hay que compartir con el otro. En la facultad enseñamos estrategias para ficcionar lo que no existe, en respuesta a todo lo que tiene que ver con lo que hace posible la habitabilidad en el mundo. El diseño y la arquitectura trabajan fundamentalmente con las formas del habitar, con las formas de ser y estar en el mundo. Aparece entonces una problemática apasionante, que está fuertemente ligada a esta tensión que existe entre el rigor del método y el laberinto de la subjetividad, ahí es donde se ubica el proyecto. La didáctica del proyecto investiga los métodos, los modos, las operaciones, las formas, las actividades, las estrategias que nos podemos dar para ficcionar mundos que todavía no están presentes. Esto esta muy ligado a todo lo que tiene que ver con el hacer cultural y artístico; y, en lo personal, me nutre muchisimo para la gestión cultural”.

GESTIÓN CULTURAL. “Este nuevo rol de secretaria de Cultura es una tarea enorme. Pero realmente, el recorrido que hemos hecho hasta ahora junto a Damián (Rodrígues Kees) y a todo el equipo, fue intenso e implicó asumir ya enormes responsabilidades, pensando siempre en un proyecto colectivo que es una gestión cultural. Para mi es una necesidad estar en un estado de alerta respecto de cómo van cambiando sensiblemente los posicionamientos, los deseos, las necesidades, de ese colectivo con el cual nosotros trabajamos. Otra vez aparece el desafío entre el rigor del método que te impone de alguna manera todo lo que es gestión, el cómo lo hacemos y mediante qué estrategias; y el estar muy permeables a todo lo que es ese mundo sensible, ese laberinto de emociones, sensaciones y experiencias diversas que es una comunidad. Es todo un desafío que creo se puede alcanzar en la medida en que sigamos trabajado con propuestas donde abramos la escucha a las diferentes inquietudes de la comunidad artística y la comunidad en general. Se trata de plantearnos nuevas formas de estar con el otro, de estar juntos, y realmente entender que la experiencia cultural es muy intensa y abre otras posibilidades para ampliar horizontes, para pensarnos como ciudad”.

DESAFÍO. “Creo que la estrategia de trabajo conjunto y articulado siempre con los grupos independientes, con los privados, con otros organismos gubernamentales, es lo que nos va a permitir seguir en esta dirección. Esto tiene que ver con uno de los ejes que queremos profundizar, que es el fortalecimiento de los trabajos colaborativos, lo que posibilita pensarnos en tramas, armar redes y circuitos, generar estrategias para la gestión y la circulación de bienes culturales. Es algo que está sucediendo a nivel de todas las instituciones en Santa Fe, estamos viviendo en este sentido un momento muy enriquecedor. La gente participa de nuestras propuestas y se apropia de los espacios que hemos generado; evidentemente las estrategias y acciones que estamos llevando a cabo están dando muy buenos resultados. En esto de la apropiación y de los cruces, pienso en la arquitectura, la gestión cultural y en el espacio publico como la calle, la plaza, los parques, los paseos. Pero también pienso en esto de ser social, un ser y un estar en el mundo que es con otros, en nuestros mundos simbólicos, en nuestras historias urbanas, en nuestros relatos, en nuestras narraciones colectivas. Creo que en la medida que nos pensemos desde este lugar y trabajemos para que esto siga creciendo, estaríamos dentro de lo que nosotros soñamos para la ciudad de Santa Fe; que es en realidad lo que uno desea cuando vive como sujeto social, compartiendo con otros”.

DOS PASIONES

“La danza siempre fue para mi un lenguaje que experimenté desde muy chiquitita, entonces siempre lo viví de una manera muy natural. El decir con el cuerpo es algo que tengo muy incorporado. En cambio, la arquitectura me resulta un universo a explorar todo el tiempo, al haberlo descubierto cuando tenía 18 años, me implica permanentemente una reubicación. Siempre es un espacio de mayor incertidumbre y que está disponible para ayudar a ubicarme de acuerdo a la problemática y a los desafíos que tengo enfrente. Creo que te aporta muchísimo como una manera de entender el mundo, una forma de encontrar claves para la lectura de lo que te rodea. Cuando asumí la gestión, primero como subsecretaria de Programación e Industrias Culturales y ahora como secretaria de Cultura, la arquitectura me ubicó para comprender la ciudad desde otros lugares”.

así soy yo