El western que marcó el camino

El western que marcó el camino
 

Un grupo de personajes muy diferentes deben convivir durante un peligroso viaje. Cowboys, indios y tiroteos en una de las grandes películas del Oeste.

Hoy se cumplen 75 años del estreno de “La diligencia”. Este clásico del cine fue dirigido por John Ford. Le dio a John Wayne el papel que lo convirtió en estrella. Y marcó una serie de parámetros para el género. El recuerdo de una película irrepetible.

TEXTO. JUAN IGNACIO NOVAK ([email protected]).

A partir de “La diligencia”, la grandiosa película de John Ford protagonizada por John Wayne, que se estrenó el 15 de febrero de 1939, hace 75 años, ocurrieron varias cosas trascendentes. Comenzó una instancia de colaboración entre Ford y Wayne, que aunque turbulenta y tumultuosa, generó algunas de las mejores películas del cine norteamericano. El actor se consolidó como la figura icónica del cowboy. El western como género cobró renovado brío y arrancó una etapa gloriosa que continuaría hasta los ‘70 cuando cineastas como Arthur Penn (“Pequeño gran hombre”) y Robert Altman (“Del mismo barro”) comenzarían a transgredir sus códigos. Y los majestuosos paisajes de Monumental Valley, tras la filmación realizada por Ford, se convirtieron en escenario habitual para las películas del Oeste.

La premisa de la película, una dura travesía por áridos paisajes en el reducido e incómodo espacio de una diligencia, que involucra a personajes llenos de grises, con diferentes conflictos y provenientes de ámbitos muy diversos, funciona a la perfección. Entre ellos aparecen un fuera de la ley en busca de venganza, una prostituta a la que echaron del pueblo, un jugador de dudosa moral, un viejo médico alcohólico, una mujer embarazada de un militar, un sheriff y un banquero deshonesto. Es en la sugestiva interacción que se produce entre ellos durante las muchas dificultades que tiñen el viaje, donde la historia alcanza sus grandes momentos, algunos inclusive con ciertos rasgos de mullida crítica social.

Pero la gran sabiduría y sentido de la puesta en escena del director, aparecen de manifiesto en dos momentos puntuales que forman parte de la antología del western, junto con el duelo final entre Alan Ladd y Jack Palance en “Shane, el desconocido”, Gary Cooper sólo ante el peligro de tre s asesinos en “A la hora señalada” y Clint Eastwood frente a frente con Gian Maria Volonté en “Por un puñado de dólares”, por citar solo algunos y en forma aleatoria. El primero, es la aparición en la película del personaje de Ringo Kid (John Wayne) y el segundo es el ataque de los indios, que fue muy imitado en otros westerns, hasta que llegó la desmitificadora “Danza con lobos”, dirigida por Kevin Costner en 1990.

ESTILO Y OFICIO

Todo indica que al sumarse a “La diligencia”, Wayne intuyó la posibilidad de convertirse en una estrella y la aferró con fuerza. Aunque probablemente no previó que su interpretación, se convertiría en un ícono. En “La diligencia”, el “Duque” está flanqueado por un impresionante elenco de secundarios, que incluye a Claire Trevor, Thomas Mitchell, Andy Devine, George Bancroft, Donald Meek, Louise Platt, John Carradine, Berton Churchill, Tom Tyler y Tim Holt. Mitchell, uno de los grandes actores de reparto de los ‘30 y los ‘40 se llevó por su interpretación uno de los dos Oscar que recibió la película. A la vez, el Círculo de Críticos de Nueva York premió al director.

Tras “La diligencia”, Ford dirigió a Wayne en más de una decena de filmes. La lista, en orden cronológico, es la siguiente: “Hombres del mar” (1940), “Fuimos los sacrificados”, (1945), “Tres hijos del Diablo” (1948), “La legión invencible” (1949), “Sangre de héroes” (1948), “Río Grande” (1950), “El hombre tranquilo” (1952), “Más corazón que odio” (1956), “Alas de águila” (1957), “Marcha de valientes” (1959), “La conquista del Oeste” (1962), que fue dirigida por Ford con Henry Hathaway, George Marshall y Richard Thorpe, la legendaria “Un tiro en la noche” (1962) y “Aventurero del Pacífico” (1963).

Por la gravitación de sus actores, por la influencia del estilo y el oficio del director, tras la huella de “La diligencia” se enfilaron muchos de los clásicos del género. Que son tan deudores del mítico filme de Ford, como las comedias lo son de cineastas como Frank Capra. Más de siete décadas pasaron desde su estreno, pero todavía conserva su vigencia y su capacidad de entretener, impecable demostración de la genialidad fordiana.