Esta noche

Toreando las tormentas

Experimento Negro, el proyecto musical de Rodrigo “Negro” González, presentará su primer disco en Tribus Bar & Arte.

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“No desmerezco para nada mi pasado, fueron etapas, pero ahora tengo libertad total para hacer lo que se me antoje, y un grupo de amigos muy copados que me siguen en todas las locuras”, dice el cantante.

Foto: Gentileza Fabián Hernández

 

Ignacio Andrés Amarillo

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Experimento Negro presentará finalmente “Yo”, su disco debut. Será esta noche desde las 21.30 en Tribus Bar & Arte (Pedro Vittori 3523). Para adentrarse en las particularidades del disco y el concierto, El Litoral conversó con Rodrigo “Negro” González, generador de este proyecto.

—Llegó la hora de presentar un disco que tiene unos añitos. ¿Cómo se siente? ¿Por qué ahora se pudo? Sos un tipo “salado”...

—Cuando era chico, en La Cruda, decía: “mago sol hechizó, atroz ser sal”. Así me consideraba. Soy un poquitito salado, capaz que es un karma o algo que yo mismo me pongo. Los resultados siempre son buenos igual: todo para mí tiene un reniegue extra, con condimentos increíbles, insólitos, fuera de libreto.

El disco llega ahora detrás de un montón de tropezones, después de aquella edición del EP adelanto que fue una estafa, ideada por una productora que me lo iba a editar y que se iba a hacer cargo de eso. Yo lo quería sacar a fines del 2010, y estos “fantasmas” me dijeron: “Dejá, hace un adelanto y 2011 lo laburamos con todo”. A días de aquel recital de la Estación Belgrano...

—Que se llovió todo...

—Estaba todo para suspenderse, porque entraba agua por todos lados. Ellos se borraron, sacar un disco de cinco canciones me salía lo mismo que entero, tuve que pagarlo yo. Después nunca volví a juntar la guita: tenemos un sistema en el que tratamos que por show cada uno tenga su dinero, por lo tanto no había mucho poder de ahorro.

Tras varios palos en la rueda, con las vueltas de la vida y de la Argentina pude sacarlo a fines del 2013, muy contento de haber parido este disco.

Identidad

—Se llama “Yo”, está tu foto de niño en la tapa. Es como decir “esto soy yo”, grabé casi todo solo...

—Seguramente se va a interpretar primero así. La tapa iba a ser como el afiche, con una foto de Curro Palacios Taberner, un fotógrafo excelente español, amigo del diseñador, Mariano Yoraillh. El disco está muy ligado a la infancia, cada canción por dentro lo había planeado que tenga que ver con los cuentitos que leía, que los conservo como los cuadernos de primer grado y preescolar.

Mientras le estaba mostrando lo que tenía amontonado, descubrieron esa página del cuaderno de primer grado que tenía mi fotito, decía “escritura”, era el día que te enseñaban a escribir “yo” y tu nombre. En la otra hoja estaba la cartulina escrita por la maestra en imprenta y cursiva.

Me pareció súper acertado, espontáneo, este disco tiene mucho que ver con esa palabra, porque está casi enteramente grabado por mí, salvo los teclados, el violocello y el saxo. Es un disco de canciones mías, producido por mí. Y me sacó el cargo de tener que elegir un nombre para el disco: que se llame “Yo” y la tapa sea ésa, con mi foto de Carlitos Balá (risas).

—Esto de “lo grabo yo” fue porque arrancó antes de que haya banda, con los primeros músicos, como Fabio (Pis Alonso, guitarrista).

—Totalmente. Fabio es el único músico actual que participó del proyecto. Igual estuvieron Guille Ronco (saxo) y Flor Di Rito (cello). Lo arranqué con Fabio y después se mostraba a las personas que fueron formando parte de la banda.

—Flor estuvo en aquel primer show en el Living 33.

—Queridísima, estuvo en el primer show, en marzo de 2008: Experimento Negro arrancó como un desahogo electroacústico, donde no sabía qué hacer, terminé tocando la batería. Tocaron mi hermano, el “Pema” (Martínez, ex bajista de Linternas). Después fue mutando hasta lo que es hoy, la banda de mis sueños.

—¿Sentís que estás haciendo la música que querés hacer?

—Absolutamente. No desmerezco para nada mi pasado, fueron etapas, pero ahora tengo libertad total para hacer lo que se me antoje, y un grupo de amigos muy copados que me siguen en todas las locuras.

Canciones

—Son temas que venís tocando, tu público lo ha escuchado en vivo. Además hubo tres cortes: “Héroe del naufragio” que apareció en Jungla TV, y los videos de “8 sueños” y “Evidentemente”. ¿Está pensado un nuevo corte?

—Me encantaría que el próximo corte sea “Uno es lo que hay”, que es el segundo tema del disco, me gusta muchísimo porque condensa todo lo que pretende ser el disco. Es muy cortito, tiene una entrada armoniosa, de violoncellos lindos con coros, y de golpe te pone una trompada en la cabeza, con un doble bombo furioso. Y la letra es un desahogo preciso y sincero.

—“Yo soy esto”.

—“Uno es lo que hay”, ni más ni menos: no esperes más de este Negro croto (risas).

—¿Cómo viviste que “Brillame” entre al compilado virtual de Música Sin Fines de Lucro, de Lisandro Aristimuño?

—Increíble, fue gracias a los hermanos Pis Alonso. Lisandro hacía una convocatoria, encima eligió dos temas. Primero seleccionó “Diez” y casi me muero, el compilado es hermoso, con los músicos independientes desparramados por el país y el mundo que citó. Fue un guiño muy lindo en los momentos previos a la salida del disco, en que estábamos renegando mucho. En la siguiente convocatoria, mandamos “Brillame”, como para que lo escuche, y lo eligió. Fue muy festejado, viniendo de él, un músico talentosísimo y muy solidario.

Al vivo

—En este show, también hubo complicaciones...

—Quisiera saber cuál era el dibujito animado que andaba con una nubecita que le llovía sólo a él. A último momento, al guitarrista nuevo, Brunito Leurino, le agarró una tendinitis en las dos muñecas, por lo cual tuvo que parar. Pero de alguna manera me hizo ver que Experimento es una familia, con los músicos que han pasado: volvimos a citarlo a Ariel Echarren, que tocó un par de años con nosotros y se sabe todos los temas.

Y a una semana tuvimos una nueva complicación con Guidito Grazzini, nuestro baterista amado, que gracias a Dios ya está muy bien, internado, pero no puede tocar. Así que tuvimos que hacer un plan de salvataje y llamarlo a Dami Gómez (que también fue baterista de Experimento un par de años largos): recién llegaba a Buenos Aires y se tuvo que volver. Yo quería suspender todo, pero ni Guido ni Bruno me dejaron, estaban convencidos de que teníamos que seguir para adelante.

Suena perfecto igual, ésa es la magia de la desesperación. Seguiré “toreando las tormentas”, como dice la canción. Viene Juanjo Burgos, un sonidista tremendo que nos acompañó desde los primeros momentos con La Cruda, y para mí es el mejor sonidista de la Argentina.