Soy doula

La doula es una persona experimentada en la ayuda del nacimiento que brinda un apoyo emocional y físico a las mujeres embarazadas durante las distintas fases del proceso. Maria Laura Pelegri nos cuenta sobre esta ancestral tradición entre mujeres que fortalece el vínculo de conexión entre la mamá y el bebé.

TEXTO. CINTIA LORENA DÍAZ.

 

“Te acompañaré con amor durante el embarazo, el parto y el post parto”.

A lo largo de la historia las mujeres se acompañaron entre ellas en el momento del parto. La costumbre era acudir a una comadrona (partera) que, gracias a sus conocimientos y su experiencia, podía asistir a la mamá y al bebé. Antiguamente las mujeres parían solas, en posición de cuclillas, sostenida y acompañada por su madre, una hermana o amigas capaces de contenerla afectiva y emocionalmente.

A partir de Luis XV de Francia esta tradición, que respetaba la posición y los procesos naturales del cuerpo, se modificó y se generó una desconexión. El rey (en función entre los años 1715 y 1774) quiso ver el nacimiento de sus hijos y decidió que los partos debían ser en camas; de ese modo podía ver el momento del alumbramiento.

Por otra parte, la vida moderna y sus exigencias llevaron a que las extensas familias dejasen de convivir y consecuentemente la mujer perdió ese entorno femenino facilitador del parto y la crianza.

Actualmente la doula aparece como un modo de recuperar esta figura femenina que sostenía en silencio, aportando lo que se le pedía.

“La palabra doula deriva del griego antiguo y significa ‘mujer que sirve’, explica Maria Laura Pelegri, una doula santafesina que nos abrió las puertas de su casa para contarnos sobre esta labor. “Es una mujer que se pone al servicio de otra mujer que va a parir para acompañarla durante el embarazo, el trabajo de parto, puerperio e incluso en la etapa del post parto. Su atención esta enfocada exclusivamente en el aspecto emocional, en su bienestar general y en sus necesidades”, explica Maria Laura.

En muchos países del mundo la figura de la doula se ha ido introduciendo y aceptando, porque se han podido valorar los beneficios que su presencia aporta en los partos. De ninguna manera interfiere en las decisiones que toma el equipo médico ni está facultada para evaluar el progreso del parto ni detectar patología. Ella concentra su cuidado en la mamá, intentando compenetrarse con sus sensaciones, con sus emociones y con sus necesidades personales.

“Nuestra misión es informar positivamente sobre la experiencia de traer un niño al mundo y la maternidad, tanto a la embarazada como a su familia. Es imprescindible que la mujer en este estado aprenda a respetarse y a hacerse respetar en su entorno. El parto no debe tratarse como un acto médico sino como un acto fisiológico. El cuerpo de la mujer esta preparado para dar a luz. Haciendo referencia a casos donde todo resulta con normalidad y fluidez, hay obstetras más abiertos que respetan las horas de parto que la embarazada necesite tener, sin inducir con drogas, sin apurar a la mamá; es más, sin necesidad de cortar, respetando los tiempos de dilatación del organismo. El bebé va a nacer si o si.”, enfatiza la doula.

ACOMPAÑAMIENTO

Cada mujer elige el momento del embarazo en el que inicia el proceso. Maria Laura acostumbra a realizar encuentros semanales donde grupos de mujeres que atraviesan distintos momentos de la maternidad vuelcan sus inquietudes, sus miedos; exteriorizando y escuchando las vivencias compartidas buscan sanar para mejorar la calidad de la experiencia.

“Lo más importante es sostener a la persona en la vulnerabilidad que genera este estado; que tiene que ver con miedos, incertidumbres e inseguridades. Lo que hacemos es enseñarle a reconocer la conexión con su cuerpo y con sus emociones, y de ser posibles sanarlas. Además les ofrecemos toda la información sobre el derecho a tener un parto respetado, un nacimiento digno y una crianza con apego. Las mujeres desde siempre sabemos parir y nuestro cuerpo está preparado para ello”.

“A la mamá que lo requiera, también la asistimos el día de la llegada del bebé al mundo. Desde la primera contracción en la casa, durante la internación e incluso cuando regresa a casa con el recién nacido.

“Y como soy mamá del corazón -aclara María Laura, quien es madre adoptiva- puedo ser doula de los papás que hayan tomado la decisión de adoptar un hijo, porque este proceso también requiere una preparación previa. Aunque no tengamos la posibilidad de gestar, es importante sanarnos como hijos para poder ser padres saludables”.

SANACIÓN FEMENINA

Durante la entrevista María Laura destacó la importancia de abordar nuestros miedos, las inseguridades y la escasa comunicación que tenemos con nosotras mismas. Empoderarnos como mujeres implica volver a posicionarnos en nuestro rol dentro la familia y de la sociedad, y tomar esa energía femenina con la que hemos perdido contacto.

“El tema más crítico en las mujeres es la desconexión de lo que somos con el ser mujer -señala la doula-. En esta carrera loca de ser exitosas y estar a la par de los hombres, necesaria en cierta etapa de la evolución, nos masculinizamos. Creímos que nuestro poder tenia que ver con ser igual a ellos y desconectamos de lo que nos da poder como mujer”.

“Lo mágico de esto es que cuando las mujeres nos convocamos, nos miramos y nos escuchamos desde otro lugar, la sanación fluye sola. Por medio de la palabra, la meditación guiada, y ejercicios de autodescubrimiento contactamos con las heridas de todo nuestro linaje. Es increíble ver cómo nos vemos en nuestros ancestros, como repetimos miedos, vivencias y condicionamientos. Hacemos continuamente el ejercicio de ir para adentro, registrar eso que siento y que duele. Y al tomar contacto con esos traumas emocionales, al poder hablarlos, luego reflexionar al respecto y comprenderlos, los liberamos. Conocernos nos habilita y nos libera”, resalta María Laura.

El embarazo es el momento ideal para descubrir todo el poder femenino porque en este estado la mujer está extremadamente sensible y conectada a su interior, donde ahora laten dos corazones.

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en muchos paises del mundo se fue aceptando la figura de la doula.