El poder por fuera del peronismo

Binner en busca de la masa crítica

  • Es uno de los referentes de la oposición “progresista”. Tiene un diagnóstico definido. Despunta una oferta que busca consistencia con pretensión de alternancia.
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foto: Luis Cetraro

 

De la redacción de El Litoral

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“Hay hombres y mujeres sin trabajo, hay embarazos a los 10 ó 12 años. Vivimos con una descomposición de una parte de la sociedad. La informalidad es una situación en la que vive el 33 % de la población trabajadora que no tiene obra social ni vacaciones”.

Hermes Binner tiene una evaluación crítica del país. “Si queremos una Argentina con narcotráfico, con violación de derechos, ya sabemos a quién votar”, adelanta. Mientras tanto posterga definiciones sobre el inminente acuerdo electoral hacia 2015 con la UCR y otros sectores del “progresismo”.

El diputado nacional socialista le dijo a El Litoral que “queremos una Argentina normal, donde funcionen las instituciones tanto en lo público como en lo privado, esto va a generar una Argentina mejor. Y por eso si hay algo que nos une al progresismo es la idea del cambio, de superar los problemas graves como inflación, inseguridad, crisis energética, la brecha social que hoy tenemos. Sabemos qué es lo que hay que hacer y eso nos permite tener confianza en el futuro”.

—El diagnóstico es conocido. Ha empezado a brotar en el debate público una acusación puntual a la oposición de no hacer masa crítica consistente para encarnar las respuestas.

—La propia realidad nos está conduciendo a la necesidad de conformar esta masa crítica que permita abordar un tema complejo como el de la gobernabilidad.

—Los presidenciables peronistas se rodean de los Lavagna, los Redrado, los Bein, gente con buena imagen en economía. ¿Uds. tienen un equipo consistente?

—Lo hemos presentado en Buenos Aires y estamos confiados en que los resultados obtenidos en el gobierno de la provincia de Santa Fe son méritos suficientes para abordar los temas vinculados a la macroeconomía. Caso particular el del doctor Ángel Sciara, que está al frente del Ministerio de Economía de la provincia.

—Me refería a un espectro que supera las fronteras propias del socialismo.

—Bueno, en este espacio lo que abundan son economistas que están trabajando en la macroeconomía.

—¿Y pueden interpretar una misma partitura?

—En realidad cuando nos introducimos en los temas macro, todos tienen caminos que se han transitado. Y de allí sacamos la experiencia alrededor de la necesidad de construir una partitura, de apretar las teclas para la melodía. Esto es lo que está ocurriendo con esta construcción del grupo de economía.

—Si me pongo en la piel ciudadana de barrio, lo inminente es la inflación. ¿Qué se le puede decir a un argentino desde la mirada opositora?

—La inflación la vive la gente de ingresos fijos. Ve que cada vez puede comprar menos; se perjudica a los sectores de la producción y del trabajo. ¿Quién invierte cuando se desconocen las cifras de la marcha de la economía, cuando no hay seguridad en el Indec? Las están suavizando pero no abordan los problemas de fondo que tienen que ver con la inclusión social. No hay seguridad con estos niveles grandes de marginalidad social, sin trabajo ni educación, sin salud o vivienda, sin las cuestiones básicas que hacen a la pertinencia de la sociedad. Aquí está el problema, abordar la pobreza.

—Para que haya trabajo tiene que haber inversión y estabilidad macroeconómica. Por ejemplo tenemos que tener moneda.

—Ahora hay un veranito de San Juan: la devaluación lleva a un nivel bueno para la exportación. Es la aspirina para bajar la fiebre; pero sabemos que estas medidas en el corto plazo se contestan con otra inflación que agrava el problema, porque se pretende resolver todo emitiendo más. La emisión aumenta los precios, es un círculo vicioso que hace mella en la sociedad.

—Los relatores oficialistas dirían que eso es ortodoxia monetarista. Para el gobierno la emisión no causa la inflación.

—¿Eso se lo puede explicar a quién..? La emisión para cerrar la brecha fiscal...

—¿Por dónde se puede ajustar esa brecha fiscal sin afectar la necesidad social? ¿Es posible?

—Sí es posible. Yo estoy viviendo en Buenos Aires y allí los impuestos son la mitad de lo que pago en Rosario. ¿Por qué sucede esto?, por los subsidios que generan un problema muy serio. La nafta cuesta fuera de Buenos Aires un peso más cara, las contribuciones en las tarifas del gas son más altas en Buenos Aires. Y eso atenta contra un principio que deberíamos preservar, que es el de la territorialidad. Los censos muestran que el problema de la concentración se agrava y los subsidios son una gran injusticia.

—¿Creen que hay especuladores que atentan contra la economía oficial?

—Especuladores ha habido siempre pero el gobierno tiene las herramientas para combatir la inflación. Si el gobierno quiere bajar la inflación y comenzamos la reducción del déficit fiscal y la no emisión monetaria para cerrar la brecha, financiamos proyectos y pagamos las jubilaciones que corresponden... los jubilados no se van a ir a Miami a comprar ropa, la compran aquí y aumenta el IVA. La economía se mueve con confianza en la gente.


Pelota, poli y droga

—¿Compraría una entrada para una popular en el fútbol de hoy en la Argentina?

—He ido siempre a la popular pero ya no voy al fútbol. Me ha generado muchos conflictos.

—Es uno de los epicentros visibles de la inseguridad, la droga y el poder político.

—El problema se redujo enormemente con la prohibición de entradas visitantes...

—Los locales se pelean entre sí.

—El problema es la alta agresividad en la población por falta de seguridad. Y hay alta agresividad por la situación económica grave. Hay gente que no come, que no manda todos los días a sus hijos a la escuela porque no tiene para comprarles zapatillas.

—Se lo preguntaba por los barrabravas, los vínculos con los punteros políticos, con la distribución de droga e infiltración en organismos de seguridad. Es una organización para delinquir.

—¿Quién lo fomenta, quién lo permite?

—Dígamelo Ud.

—Acá hay una política en contra de la política social que debe tener el país. La inflación se comió el ingreso universal por hijo, anunciaron a los jubilados un aumento que en cinco meses se lo comió la inflación. Son agresiones a la sociedad, importa un rábano lo que padece la sociedad. La discriminación, la pobreza están en marcha; la inflación es una máquina de pobres, retrocedemos en la escala humana y se nos hace cada vez más lejana la salida.

—Mientras eso demanda políticas de largo plazo, tenemos una policía infiltrada por la droga.

—El fenómeno no es nuevo. Estévez Boero lo denunciaba: la droga no está de paso, cuando pasa se queda, es la historia del mundo. Los mismos que hoy nos acusan de narcosocialismo nos decían que era moralina. Estamos trabajando en el tema del abordaje de la pobreza y la inclusión social, porque si no, no va a haber paz. El observatorio social de la Iglesia lo apunta claramente. Tenemos un tercio de la población que vive en necesidad.

Hormigón y plata

“¿Usted cree que en Europa se hace rápido un hospital?”. Binner reacciona con sensibilidad cuando se le apunta que Santa Fe ciudad tiene dos estructuras de hormigón (Cemafe y Nuevo Iturraspe) y ningún hospital nuevo funcionando desde la administración socialista en la provincia.

“Son cosas distintas”, aclara. “El Cemafe no es un hospital, es un centro de atención médica ambulatoria de alta complejidad y rápida resolución, que toma un modelo de Israel y que supone alta complejidad de atención y baja incidencia en el presupuesto público”.

“Es medicina barata pero efectiva, porque en la alta complejidad hay recuperación rápida y no necesita internación. Y el Iturraspe nuevo es por un hospital que no da más. Se van a terminar”.

Sin embargo, Binner no omite el problema de los financiamientos en materia de tiempos para hacer las obras. “No tenemos créditos, porque el gobierno nacional no los autoriza aunque se los ofrecen a la provincia. Santa Fe puede tomarlos, y no es lógico que un hospital se pague en una sola gestión de gobierno.

“Vivimos -dijo- en un país federal, pero tenemos un federalismo invertido; el gobierno central se queda con la recaudación y nosotros con los hospitales y las escuelas”.

Binner no acredita una acción inmediata en el Congreso de los distritos provinciales para recuperar la coparticipación (“no se cumple la Constitución”, asegura). El gobierno provincial propone una nueva tasa vial, como la de De la Sota en Córdoba, mientras Cristina no manda la plata que corresponde.