Artes Visuales

“Ensamble”/“Lugares oscuros”

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Obra de María Inés Beaugé que integra la exposición que se puede ver en el MAC de la UNL.

Foto: Archivo El Litoral

 

Domingo Sahda

Las muestras pictóricas que se indican en el título de la presente nota están muy cercanas, geográficamente hablando, pero habitan polos opuestos plásticamente hablando. En efecto, la primera de las exhibiciones mencionadas se puede apreciar en el local de AG/Arte, Bv. Gálvez 1514, en tanto que la segunda de las aquí citadas puede apreciarse en las salas del Museo de Arte Contemporáneo -MAC- de Bv. Gálvez 1578. Ambas propuestas difieren, como es fácil constatar, tanto en el enunciado viso-conceptual vinculante cuanto en su realización matérica. Ambas suponen propósitos vinculantes en tanto se configuran como propuestas de lenguaje visual.

“Ensamble”, colección de acrílicos de factura directa cuasi gestual en la elaboración de texturas sobre el plano en el caso de un subgrupo expresivo, responde a la autoría de Iris Pantanalli, en tanto que la segunda de las muestras publicitadas, a saber la titulada “Lugares Oscuros -Relatos de mis sueños”- responde a la autoría de María Inés Beaugé y se sostiene en una hipótesis que bascula entre la subrealidad y la referencia elíptica, con gran despliegue cromático sumado al montaje, recortes y traslados en el muro que definen el espacio continente.

Iris Pantanalli centra su interés sobre dos temáticas, ambas de corte realista descriptivo y ajusta el tratamiento matérico según se trata el tema abordado. En un caso será la figura femenina joven, en la plenitud de su esplendor anatómico portadoras de una solapada sofisticación erótica, en tanto que la otra vertiente expresiva es tratada como emblema del potencial libertario como tema excluyente: el caballo. Ambos temas son tratados elípticamente como temas vitales con dispar acierto, tanto compositivo como cromático. Las convenciones figurativas recortan el potencial expresivo y cualitativo de los trabajos a la vista, que se plantean más como proposiciones volitivas que como logros plásticos autosostenidos. Obras de configuración cuasi naïf operan desde el concepto de resolución visual autosuficiente y de tono ornamental.

Por su parte, María Inés Beaugé, quien ocupa con sus trabajos las salas delanteras del MAC, despliega un encomiable empeño plástico autorreferenciado que invita al recorrido sin provocar conflictos de interpretación alternativa. Un cierto desprendimiento lírico cuasi ornamental se proyecta desde sus pinturas de limpia factura, sin yerros en el plano, con múltiples y aglutinados acentos que sugieren la multiplicidad y superposición de sueños como fugas, como juegos de ensoñaciones poéticas intangibles sin mayor conflicto. La plenitud cromato-gráfica sostiene ámbitos parcelados que oscilan entre el hermetismo y la belleza visual autosuficiente.

Se superponen y se continúan líneas, recorridos y abigarrados planos texturados que se apoyan entre sí en un propósito de crear ámbitos ambiguos donde todo está en movimiento, en fuga constante. Ninguna hipótesis de drama alienta esta muestra destinada en conjunto a crear un espacio de gratificante luminosidad que se recoge en su propia intimidad, de modo autosuficiente. En el plano todo puede ser fondo y/o forma a la vez.

Un juego ensimismado alienta el conjunto a la vista, con una fuerte proposición cerrada sobre sí misma, sin proyección de drama alguna ni convocatoria a otra cosa que sea la silenciosa aprobación de lo expuesto, dentro del marco del juego visual que propone, con manifiesta solvencia la expositora.