En la esquina de San Jerónimo

Golpe nocturno en pleno bulevar

23-A-P1080973.jpg23-B-P1080974.jpg23-B-P1080974.jpg23-C-P1080976.jpg

Uno de los delincuentes pasó detrás del mostrador, revisó los estantes y se llevó la caja registradora completa.

Fotos: Capturas de cámaras de seguridad

Un grupo de delincuentes le dio un nuevo golpe al local de la panificadora Santa Catalina ubicado en la esquina noreste del cruce de bulevar Pellegrini y calle San Jerónimo. “Es el tercer robo que sufrimos en este lugar, en menos de 20 días. Esto ya no da para más. Nunca se acercó ninguna autoridad para interesarse u ofrecer ayuda. Estamos totalmente abandonados por el Estado. A la hora de cobrar impuestos, hay una presión tremenda, pero al momento de defendernos, no pasa nada”, se lamentó esta mañana Hernán Grimaldi, el propietario.

Anoche, unos pocos minutos después de las 12, se acercaron entre cuatro y cinco sujetos al negocio. Llovía mucho en ese momento, por lo que había poca gente en la vía pública. Al menos tres de los ladrones ingresaron por la ventana de la cocina. Las cámaras de seguridad registraron todo. Uno de los malvivientes se arrastró por el piso, pasó detrás del mostrador y revisó los estantes. Luego, tomó un celular y la caja registradora completa.

Finalmente, ante las señas de sus cómplices que habían quedado en la vereda, los ladrones escaparon a la carrera por bulevar.

“Me avisaron desde la empresa de seguridad que contraté que se había activado la alarma. Llegué rápido y miré las imágenes. Le di los datos a la policía y luego salí a buscar a los responsables yo mismo. Encontré a uno en la esquina de 9 de Julio, justo cuando subía a un colectivo de la Línea 15. Atravesé mi auto delante del micro, para que no se vaya y avisé al Comando Radioeléctrico. Los uniformados llegaron y apresaron al sospechoso. No tengo dudas de que era uno de los autores, porque tenía una remera poco común”.

Fuentes policiales informaron que en total son dos los detenidos por el caso, un menor de 17 años y un joven de 19.

“Son muchos los hechos que sufrimos ya. Una franquicia ya cerró, la que tuvo el primer golpe fuerte con la chica que golpearon salvajemente en Monseñor Zazpe y Saavedra. Luego se produjeron allí otros dos asaltos y los dueños decidieron dar un paso al costado. No es fácil abrir un negocio, pero es mucho más difícil cerrarlo. En los ocho locales que tenemos, ya sufrimos 12 robos en aproximadamente cuatro meses. De la policía no puedo decir mucho, porque actúa, pero los delincuentes entran por una puerta y salen por la otra. Eso es así. Y de esta forma no se puede avanzar”, concluyó Grimaldi.